El día en que Lucho Jara declaró su amor por San Antonio: "Lo llevo en el corazón"
El animador de Mucho Gusto compartió ayer con las sanantoninas en el paseo Bellamar y se emocionó al saludar a sus familiares y al recordar parte de su historia íntima que lo liga con este puerto.
El reloj marca las 10.12 horas y en el sector de los tableros de ajedrez del paseo Bellamar unas 50 mujeres con tenida deportiva siguen las coreografías de Hugo Mambo, el instructor de zumba más famoso del puerto. Los ritmos de moda suenan fuerte y a pesar de la fría mañana, las féminas de todas las edades se mueven como si el mundo se fuera a acabar.
De pronto aparecen una van blanca y un Volvo rojo. En este último, sentado como copiloto, viene el hombre que todas esas mujeres están esperando. Es Luis Jara. Sí, Lucho Jara, el cantante y animador de Mucho Gusto, el matinal más visto de la televisión chilena.
Se ve mucho más delgado que en la tele. Pese a la gélida mañana, viene con tenida playera. Una polera negra con cuello, un short y un sombrero blanco y unas zapatillas Vans negras con un pequeño detalle: una lleva un cordón blanco y la otra uno negro.
Jara, el intérprete de "Un golpe de suerte", no viene a cantar al paseo Bellamar. Está ahí en su rol de animador del matinal. Se baja del auto rojo y varias mujeres maduras y otras no tanto se le tiran encima. Lo abrazan, lo besan con cariño y le piden una selfie para que les crean en la casa que estuvieron con uno de los rostros más populares del medio televisivo.
"¡Nunca había visto a Lucho Jara en vivo!", le dice la pequeña Antonella Saavedra a su madre, Daniela Rojas. Esta última justifica la alegría de su hija. "Es que somos fanáticas del Mucho Gusto. Lo vemos todos los días". ¡Luchooooo!, ¡Luchitoooo", le grita Daniela tratando de captar la atención del animador, que está siendo asediado por una decena de fans que le exigen una foto.
Daniela Rojas está maravillada. "¡Ay, qué emoción!", admite, y comenta que no es su primera vez con Luis Jara. "Lo fui a ver la otra vez al gimnasio Montemar, cuando cantó para el Día de la Madre".
Su familia
Un fornido instructor de zumba toma el micrófono y anuncia la llegada de "un primo que viene de Santiago". Jara se logra liberar por un instante de sus fanáticas y se ubica al centro del grupo de mujeres que sigue a Hugo Mambo. Empieza a mover su cuerpo como si fuera una más de las alumnas. "¡Se pasó pa' bailar bien el Luchito!", afirma una señora. Y una amiga le replica: "Pero si es cantante poh, tiene que saber bailar bien".
De pronto el animador queda mirando a una mujer que está sentada a varios metros. Camina hacia ella y la saluda con un abrazo y un beso afectuoso. Es María Cantillana, su prima hermana. "Siempre ha sido un buen primo, porque nunca nos ha dejado de lado", confiesa María, quien tiene una hija, Andrea, que pudo seguir los pasos del más famoso de la familia.
"Cuando chica mi hija cantó en los programas Éxito y el Festival de la Una. Cantaba muy lindo, pero ahora le da vergüenza cantar", asegura resignada María Cantillana.
Amor por san antonio
La voz de "Ámame" lleva 30 minutos en el Bellamar y fácilmente ha repartido unos 300 besos. Micrófono en mano se acerca a una mujer madura y le pregunta su edad. "69 años", le dice ella. "Quédese siempre ahí", le recomienda él con su habitual chispa a la hora de lanzar la talla.
Las fanáticas no le dan tregua ni un solo segundo. Entre tantos besos, abrazos y baile, pide un vaso de agua. A los pocos metros, hay una carpa que espera a los invitados de una ceremonia que no tiene nada que ver ni con el matinal ni con la zumba.
Alguien de la producción lo invita a la carpa. Las encargadas del cóctel le ofrecen el vaso de agua a cambio de varias fotos para el recuerdo. Lucho Jara accede a cada una de las peticiones, incluso a la de Diario El Líder, que le pide dos minutos de su tiempo para hablar de su relación con el puerto.
El artista se entusiasma, como si quisiera relatar la historia que lo une con San Antonio.
Ahí cuenta que Alba Rosa Cantillana, su fallecida madre (murió en mayo de 2013), nació en Canteras, casi frente a la caleta Pacheco Altamirano. Minutos después, al aire, diría a todo Chile que su querida mamá "salió virgen" de este puerto para casarse con su padre, con quien inició una nueva vida en Santiago.
"A San Antonio lo llevo en el corazón", confidencia Jara con evidente emoción. Y no es para menos. Gran parte de su niñez y juventud la pasó en este puerto, donde aún viven varios de sus familiares maternos.
"Desde que nací hasta los 18 años pasé los dos meses del verano aquí en San Antonio. Mi abuela tenía su casa en Centenario y desde ahí salíamos a todos lados. Tengo muy bonitos recuerdos de esta ciudad. Lo que no me gusta es este mall, que tapó toda la vista del mar cuando uno llega a San Antonio por calle Pedro Montt", asegura dando cuenta de su conocimiento de la comuna.
Una de las anécdotas que relató al aire ocurrió en el verano de 1983, un año antes de que muriera su abuela materna. Jara, su hermana menor y dos hijos de su tío Sergio Cantillana, el único hermano de su madre que sigue con vida, se fueron de carrete a una discoteca de El Tabo. Al regresar no encontraron micro y los cuatro primos decidieron hacer "dedo" hasta San Antonio. Les paró un Peugeot 504, con dos tipos pasados de revoluciones en su interior.
El chofer apretó el acelerador a fondo y emprendió rumbo hacia el puerto. Pero no llegaron a destino. En una curva el conductor perdió el control y terminaron volcados. "Para más remate yo y mi hermana quedamos impecables, en cambio mis primos tuvieron que ser hospitalizados".
Uno de los momentos más emotivos de su fugaz paso por San Antonio lo vivió cuando apareció en el Bellamar su tío Sergio Cantillana, de 80 años, en instantes en que el programa estaba al aire. Jara se veía contento, demasiado emocionado.
"Tío, ¿cuándo fue la última vez que nos vimos?".
El tío Sergio quedó en blanco. No se acordaba.
"En El Quisco poh tío", lo ayudó el animador, quien quería seguir ejercitando la memoria de don Sergio.
"Tío, ¿qué fue lo que le pasó a usted para mi matrimonio?". Esta vez don Sergio tenía la respuesta a flor de labios: "Me desmayé en la iglesia".
Katherine Salosny interrumpió la conversación y, al ver a su compañero de labores realmente emocionado, le consultó: "¿Qué significa para ti San Antonio y tu familia?".
Jara, tras un pequeño respiro, respondió: "Mucho. Mis 18 primeros veranos los pasé aquí, hasta que mi abuela se murió. Tengo una historia que construí aquí".