Chiquillas de la cárcel recibieron su regalito de Navidad por adelantado
Con un asado y la visita de la organización La Obra de San Alberto Hurtado, las internas del Centro de Cumplimiento Penitenciario sanantonino se llenaron del espíritu navideño.
Pena. Tristeza. Soledad. Son algunos de los sentimientos que por esta fecha del año se conjugan en muchas personas, sobre todo, en aquellas que están privadas de libertad.
Ayer, en el Centro de Cumplimiento Penitenciario de San Antonio, las reclusas recibieron una grata visita por parte de un grupo de personas que llevó el ambiente navideño hasta el recinto de calle La Marina.
Cindy González (37) es una de las internas que vive lo que se llama una "cana solitaria". A ella nadie la visita. No recibe encomiendas y peor aún no siente el cariño y el apoyo de ninguno de sus familiares.
Ella explicó a Diario El Líder que "yo igual vengo de una familia buena. Por lo mismo cuando supieron que había caído en la cárcel, me dejaron sola por vergüenza".
Cindy cumple una pena por microtráfico y robo con violencia. En total son 6 años y medio los que tiene que pasar dentro de la cárcel.
"Que vengan estas personas a verte, a hacer algo distinto por una se agradece mucho. Yo acá estoy sola. Nadie me viene a ver. Es triste, da mucha pena, porque estar aquí es difícil. Es primera vez que estoy en la cárcel. Ya llevo tres años y estas fechas para una son duras. Yo tengo tres hijos y me encantaría estar con ellos en esta Navidad", confesó con tristeza.
Actividades
Muy temprano hasta el recinto penitenciario llegó el filántropo Juan Recabarren, más conocido como "El Farkas de los Pobres".
Este sanantonino llegó hasta la cárcel para preparar un sabroso asado a las mujeres que cumplen sus respectivas condenas.
Más tarde recibieron la compañía de la agrupación provincial La Obra de San Alberto Hurtado. En la oportunidad, la directora de esta organización privada y sin fines de lucro, Laura González, manifestó que "de alguna forma, todas las personas vivimos una condena interna. Pero nosotras, las mujeres, tenemos esa capacidad luchadora para levantarnos y seguir adelante".
Dentro de la actividad, las reclusas escucharon el evangelio y además recibieron un presente por parte de esta organización.
"La misión de nosotros es estar con el Cristo pobre, con el desposeído, con el enfermo, con el recluido. Es preguntarse qué haría Jesús ante tal dolor. Así actuamos acompañando al que de alguna manera está solo", dijo Laura.
Cindy escuchaba atenta a la directora de la organización, apartada del resto de sus compañeras. Sola. Ensimismada. Triste por no pasar, una vez más, la Navidad sin su familia. "A veces es mejor no pensar y solo adorar a Dios", culmina.