Las penas y alegrías del ex alcaide de la cárcel de San Antonio
El teniente coronel Jonny Avilés confesó que los momentos más duros de su administración estuvieron marcados por las muertes de dos reos que fueron apuñalados en riñas.
Ayer el alcaide del Centro Penitenciario de San Antonio, teniente coronel Jonny Avilés, se encontraba afinando los últimos detalles de su traslado a la cárcel de Colina I, una de las más complejas del país y que está ubicada en la Región Metropolitana.
Reconoce que se encontraba muy a gusto en San Antonio y que estos diez meses a cargo del recinto ubicado en calle La Marina fueron de mucho aprendizaje en su carrera profesional. "Esta destinación fue de mucho fortalecimiento. El balance es positivo y el trabajo cotidiano con el personal fue satisfactorio".
También es honesto en señalar que le faltó un año más en su administración ya que varios proyectos recién comenzaron a ver la luz en estos meses, pero que debido a su traslado no podrá verlos concretados. "Me faltó un segundo año para sellar los proyectos que estábamos sosteniendo en la unidad. Mi pretensión era consolidar una panadería con repostería, pero de igual forma estoy muy conforme con lo hecho en estos diez meses".
Recuerda que dentro de su administración hubo huelgas de hambre de internos que pedían modificar sus condenas, también se registraron seis casos de tuberculosis (TBC), los que, según él, se lograron superar gracias a todo su equipo de trabajo, al cual agradeció en todo momento. "Acá en San Antonio todo funciona. La relación con mi personal avala el trabajo que hemos hecho en estos diez meses".
Para él, el único punto que lamentar y que tiene relación con el personal que dirigió en estos meses, fue la detención de un gendarme acusado de tráfico de drogas al interior del recinto penal. "Ese fue un hecho aislado y que por nada del mundo debe manchar la honra de los funcionarios que aquí trabajan y que cumplen un rol importantísimo".
-¿Qué experiencia le deja San Antonio?
-Una muy positiva. Con la infraestructura que tiene es un penal bastante complejo. Además, que es un recinto que está dentro de la cota de inundación, de manera que tiene algo distinto en comparación de otros penales.
-Cuando llegó, ¿con qué situación se encontró?
-A mi llegada había un desdén de preocupación y eso es lo que uno veía desde afuera, de manera que había que hacer un trabajo de relación directa con los equipos y creo que eso se logró. Todo el año estuvimos en actividades cotidianas con el personal.
Momentos difíciles
En estos 24 años dentro de la institución, el oficial ha debido afrontar momentos muy importantes dentro de su carrera profesional, pero también de mucha complejidad, como tener que informar el fallecimiento de un interno a su familia.
Dentro de su administración en la cárcel de San Antonio, las muertes de los reos Davison Neira (29) y Rodolfo Vásquez (32) -ambos apuñalados en riñas- fueron instantes muy difíciles de afrontar para este padre de cuatro hijos.
"Por las circunstancias que rodearon la muerte de estos dos jóvenes, creo que esto ha sido una de las cosas que más ha marcado mi trayectoria", afirma.
"La familia de los internos te pide explicaciones y te hace responsable, lo que en algún grado tiene sentido porque estos jóvenes ingresaron de forma "normal" al recinto pero después su familia los recibe en un ataúd. Eso deja huellas", confiesa.
Para Avilés lo más importante en esos momentos es tener empatía con este familiar que recibe la noticia del deceso de un ser querido. "Es un momento tenso y complejo, donde las explicaciones sobran".
Otro hecho que marcó su trayectoria ocurrió en 1996 en la cárcel de Temuco, cuando dos menores fallecieron al interior del penal, producto de un incendio.
"El siniestro fue propiciado por los propios internos de la sección. Los reos adultos me responsabilizaron a mí de las muertes, pero finalmente nos exculparon de todo porque se comprobó que hicimos todo lo humano para salvar a estos jóvenes, pero no se pudo", dice, con tristeza.
Sobre las innumerables historias que ha conocido en estos años, prefiere no hacer mención, por respeto a quienes le confidenciaron sus alegrías y tristezas estando privados de libertad.
Dignidad
Desde que llegó a la comuna, el alcaide Avilés ha enfocado su trabajo tanto en la dignidad de quienes están privados de libertad como en los funcionarios y profesionales que trabajan bajo su administración.
"Las personas que están privadas de libertad cometieron un error, por algo están recluidas en este lugar, pero no por ello vamos a vulnerar sus derechos. Ellos acá tienen un espacio de dignidad, aunque en este recinto, donde hay claros problemas de hacinamiento, se hace aún más complejo".
Invitación
Antes de dejar el centro penitenciario local, el oficial realizó una invitación a todas las empresas de la zona para que conozcan el recinto y en especial a la población penal.
"Los invito a acercarse y conocer lo que realmente se está haciendo. Hay un equipo multidisciplinario que construye y modifica conductas de personas y eso lo he palpado dentro de este periodo", explica y luego añade que "se deben buscar alternativas de trabajo para los jóvenes que puedan dar beneficios económicos para que ellos puedan solventar sus gastos y por ende ayudar a su familia. Acá no sólo sufre el reo, toda la familia se comprime".
-¿Le gustaría regresar a San Antonio?
-Esa posibilidad siempre está presente y si el destino así lo dice... porque antes de mandar uno tiene que saber obedecer. Ahí está el sello de todo funcionario público.
-¿Es cierto que en este tiempo recibió mucho cariño de la gente?
-Estar alejado de la familia por mucho tiempo hace que las relaciones con tu grupo sean distintas, pero eso se sostiene con el cariño y afecto de la gente.
Agrega "el sanantonino es una persona muy cariñosa. Lo viví todo el año en las distintas actividades que participé. Por ejemplo, le tengo mucho afecto a mi peluquera. Ella para Navidad me entregó un pequeño obsequio y la verdad es que eso me descolocó porque jamás pensé que iba a ocurrir".