Mario Anabalón cambió los ajos, papas y cebollas por los quitasoles
Este cartagenino lleva 31 años arrendando sombrillas en la Playa Grande de Cartagena. "Varios se han ido sin pagar", confiesa.
Por la Playa Grande de Cartagena y cuando el sol comienza a pegar en los esculturales cuerpos de los miles de veraneantes que llegan al popular balneario, aparece un tipo moreno y simpático. Tiene la talla a flor de labio y un innegable parecido con el ex jugador de Colo Colo de los 80, el brasileño Severino Vasconcelos.
Con su pelo negro, rizado al viento, este vecino de la población José Arellano llega sagradamente, hace 31 años, a esta playa a arrendar sus quitasoles y sillas a los turistas que buscan combatir los rayos solares.
Mario Anabalón, de 59 primaveras, se autoproclama como el "Rey del quitasol". ¡Y cómo no!, si lleva más de la mitad de su vida arrendando estas sombrillas en Cartagena. "Partí por un familiar me trajo para acá a trabajar, y me gustó. De ahí que no he parado en 31 años".
Pese a que muchos pueden creer que es una pega fácil y tranquila, Mario confiesa que en varias ocasiones llegan turistas que se levantaron, literalmente, con el "pie izquierdo" en sus vacaciones.
"Uno acá tiene que soportar a todo tipo de veraneantes. Algunos son simpáticos, piolas, pero otros no. Ahí, uno tiene que echar a correr lo que sabe. Tiene que ser buena onda, tirarles una talla para que se alegren y se relajen. Si se ríen, es porque me van a arrendar el quitasol y si no, no pasa nada y continuamos trabajando", cuenta entre risas.
Cambio de rubro
Mientras Mario Anabalón relata que durante el resto del año se dedica a comercializar productos como cebollas, papas y ajos, entre otros, dos chiquillas lo llaman para que les instale un quitasol.
"Estos son los míos, los rojos. Los más grandes y los mejores", se cachiporrea antes de ir hasta donde se encuentran estas dos mujeres, que vienen de la capital a pasar unas merecidas vacaciones.
El arriendo vale 2 mil pesos por todo el día. Además los turistas pueden encontrar sillas a $1.500 y carpas con forma de medialuna a $3.000, ambas por toda la jornada.
"Uno no se puede quejar. Me va bien. A veces vienen buses y todas las personas me arriendan los quitasoles. Pero eso no es siempre", detalla este padre de tres hijos y abuelo de seis nietos.
-¿Usted se dedica en el año a la venta de alimentos?
-Claro. Soy vendedor ambulante y vendo papas, cebollas, ajos y todas esas cosas. Viajo a Santiago a buscar los productos y los vendo acá. Hay que ingeniárselas.
-¿Cuál pega le gusta más?
-La de los quitasoles es más entretenida. Pero a veces la gente se quiere pasar de lista.
-¿A qué se refiere?
-Varias veces me ha pasado, por confiado, que la gente se arranca y no paga o se roba los quitasoles. Una vez vino un matrimonio que se veía bien decente. Me dijo que me pagaban en un rato más y cuando los voy a ver para cobrarles, no estaban. Se habían ido. Así varios se han ido sin pagar. Ahora cobro altiro: pasando y pasando.
-¿Y qué hizo cuando le robaron el quitasol?
-No se puede hacer mucho, la playa es grande y uno no sabe para dónde arrancaron.
2.000 pesos cuesta el arriendo de los quitasoles en la Playa Grande de Cartagena.