La pregunta de la semana ¿Deberían ir más bomberos de San Antonio a apoyar la emergencia en el sur del país?
Si 65%
No
35%

35%
Viajando por las carreteras chilenas, es impresionante ver la cantidad de autos, camiones y personas que han querido ayudar a los damnificados. Esto muestra que los chilenos son muy solidarios y que no esperan nada de su Estado, lo contrario de lo que pasa en otros países, donde los ciudadanos están acostumbrados a que el gobierno debe resolver sus problemas.
Lo que es chocante es que las autoridades de un país bastante desarrollado y no pobre, como lo es Chile, no toman medidas contra uno de los problemas más graves y recurrentes del país.
Cada año hay incendios forestales en Chile, ejemplo de aquello es lo acaecido en Valparaíso y sus cerros.
Para una persona extranjera esto llama atención, porque no es normal en otros países que estas catástrofes se repitan con esta frecuencia y gravedad. Ya no son catástrofes, es una rutina, igual que los terremotos, o por ejemplo, el frío de 30 grados bajo 0 de temperatura en Rusia, que en otro lugar sería una catástrofe, pero si las infraestructuras están preparadas para eso, no representa un gran problema.
Entonces, Chile debe asumir la realidad de los incendios, igual que la de los terremotos. De esta manera el país debe estar preparado, prever escenarios futuros que con regularidad se están dando, tener una capacidad estratégica acorde a las amenazas y riesgos que vive la realidad nacional.
No es casualidad que naciones extranjeras presten ayuda en estas circunstancias, dado que, su planificación y estructura permite tener esta capacidad. El Estado chileno tiene que crear esta capacidad, con una visión a largo plazo, en torno a la Gestión de Riesgos y Desastres, donde los roles estén preestablecidos y se fortalezca a las instituciones vinculadas en este ámbito.
Este tipo de discusión, con altura de mira, beneficiará un accionar conjunto y dará una respuesta oportuna en beneficio de Chile y todos sus habitantes.
Roxana Viira
Analista política rusa
Círculo Acton Chile
Dorca Ester Nanco Gallardo es una de las vecinas que llegó a la población San Antonio las Bodegas cuando fue entregada a mediados de la década de los noventa en el sector de Bellavista.
Su casa ubicada al final del pasaje Puente de Mando contaba en esos momentos con una edificación de un piso y un pequeño antejardín. Con el paso de los años, el inmueble pudo ir creciendo, sumando un segundo piso que le entregó mayor comodidad a Dorca junto a su familia.
Actualmente una de las vecinas históricas de San Antonio las Bodegas vive tranquilamente junto a su marido y uno de sus nietos. Sin embargo, hay una situación que hace bastante tiempo tiene molesta a Dorca Nanco. Hace un buen tiempo que el pasaje Puente de Mando presenta un deterioro importante en su pavimentación.
"No es por exagerar pero creo que esos hoyos en la calle deben haber empezado hace ocho años. Lo malo que mi marido tiene camioneta, entonces se va dañando cuando baja por esta calle. La verdad que tuvimos que acostumbramos a que estuviera así de mala", reconoce la señora Dorca.
La mala pavimentación acarrea además otro problema para la vecina, ya que no es mucha la locomoción colectiva que accede a dejarla en su hogar producto de lo malo de los caminos.
"Los colectivos no llegan hasta acá porque no quieren echar a perder el auto. Así que pese a que podemos vivir en un sector que es tranquilo, el problema que más nos aqueja es el nulo mantenimiento que tienen las calles", afirma Dorca Nanco.
Magaly Salazar Romero, actual presidenta de la junta de vecinos Esmeralda número 5, recibe diariamente reclamos por el mal estado de las calles de su población.
Desde hace un año que asumió el cargo de presidenta, aunque ya llevaba tres años siendo parte de la anterior directiva de la junta de vecinos. "La anterior directiva renunció y yo tuve que hacer de presidenta, tesorera y secretaria durante dos años. Luego el pasado 24 de mayo fui electa como presidenta de la junta de vecinos, así que conozco bien los problemas que hemos tenido este último tiempo", dice Magaly.
En la población San Antonio las Bodegas vive una importante cantidad de adultos mayores, los que sufren diariamente con los inconvenientes en las calles. No han sido pocos los que han terminado en el suelo tras haber pisado mal o tratando de esquivar alguno de los hoyos existentes en el asfalto.
"Para poder bajar a la avenida Las Bodegas a tomar la micro o el colectivo algunas vecinas y vecinos tienen bastantes inconvenientes. Aparte que la entrada a la población está deteriorada y como presentación para la gente que viene para acá es bastante mala", agrega la dirigenta social.
La comerciante Mitzi Díaz lleva seis años a cargo del almacén "El Tata" que se ubica en el comienzo de calle Ancora.
Dice que si de ella dependiera, taparía los hoyos de forma inmediata. "Pero lamentablemente no tengo las herramientas para realizar una acción de esta magnitud", asegura de forma resignada.
Por eso, prefiere mirar al futuro y proyectar una mejor imagen para la población San Antonio las Bodegas. "Me gustaría que en el sector donde está la calle Trinquete, que es donde están remodelando, se pudiera hacer una renovación completa. Porque no pensar en una plaza con juegos y entretenimientos para los niños de la población que seguramente les ayudaría mucho para estar más contentos", comenta.
Mitzi Díaz cree que una de las cosas que más urgencia necesita "es la de poder limpiar el sector de ladera que queda entre Trinquete y la avenida Las Bodegas. A veces no es fácil convivir en estos sectores porque suceden cosas que rompen la tranquilidad, por eso que entre los vecinos siempre estamos tratando de ayudar con cosas positivas para que se destaque lo bueno".
Justamente es en la misma esquina del almacén "El Tata" donde se encuentran algunos de los más grande hoyos de calle Ancora. "Esto lo provocó el paso de un camión hace un tiempo atrás y nunca más se hizo algo para repararlo. Ojalá que exista la voluntad para que las calles estén en mejor estado", exclama Mitzi Díaz.
Magaly Salazar, presidenta de la junta de vecinos, reconoce que el año pasado tuvieron varias reuniones con el alcalde de San Antonio Omar Vera. En ellas la dirigenta le presentó todos los reclamos de los vecinos en cuanto al mal estado de la pavimentación.
"Nos gustaría que como una medida provisoria realicen el bacheo de las calles para que por lo menos estén parejas y los vehículos de los vecinos que salen a trabajar no sigan echándose a perder. Sería algo de emergencia mientras esperamos la pavimentación definitiva para el 2018 que se realizará gracias al proyecto Yo Quiero Mi Barrio", explica Magaly Salazar.
Además, para el mes de abril tendría que estar terminado otro proyecto que contempla la remodelación de una cacha de futbolito para que el deporte diga presente entre los más pequeños.
"Ojalá que pueda conseguirse la pavimentación de la mayoría de las calles de la población San Antonio las Bodegas, porque sería algo muy importante para nosotros los vecinos. La verdad que llevamos tanto tiempo viviendo acá que es difícil verse en otro lado", reconoce la vecina Dorca Ester Nanco Gallardo, quien con más de dos décadas viviendo en la población San Antonio las Bodegas, ha visto con sus propios ojos la evolución del sector enclavado entre los cerros de Bellavista.
Cuando niño y adolescente fui scout activo, también asistí a un liceo experimental y, como era un excelente establecimiento, aprendí a comprender en unas asignaturas lo que viví acampando. Unos años antes de egresar nos dividíamos en menciones, yo salí de la mención biología, por lo que aparte de los cursos habituales, tuve zoología, botánica y un novedosos curso de ecología. La profesora de este último era una recién egresada y que nos desmitificó muchos conocimientos absurdos sobre la ecología, nos puso al día en los recientes avances de esos temas y, lo mejor, nos hizo encariñarnos con el método científico. ¿Qué se nos enseñó? No se hablaba de cambio climático, pero se nos dijo que el desierto venía bajando hacia el sur aceleradamente, si antes se secó Copiapó y casi se extinguieron los tamarugos de la pampa, el desierto ya asolaba La Serena, quizás la aislaría hasta, inexorablemente, secarla.
El desierto se producía por falta de agua, mejor aún, por la interrupción del ciclo del agua en un lugar. Sin embargo, desde los sesenta del siglo anterior no hubo mayor preocupación, era frecuente decir que un accidente orográfico iba a detener ese fenómeno, por ejemplo, en Angostura, lo cual era un acto de fe gratuito e indicaba que se renunciaba a todo el norte. Aprendimos que el desierto paraba su avance si se lograba que no se desplazara el ciclo del agua. El scoutismo tenía entre sus actividades tratar de plantar lo que fuera, recuerdo que tratamos de aplicar una técnica -los liman- que se trajo de Israel y que se aplicaba en el desierto del Negev para tener vegetación. El liman es una construcción artificial que aprovecha al máximo la condensación de agua que se produce en la noche y el agua que se lleva para el regadío, calculado con mucha precisión; se plantaron árboles desértico, los eucaliptus, que en Chile se han plantado en zonas de clima templado y que no abonan la tierra, como los pinos radiata. El propósito del liman es, idealmente, tener un bosque, los eucaliptos y pinos en climas impropios forman plantaciones forestales, las que no sirven para la actividad scout, no consolidan el suelo, no aceptan fauna ni otros vegetales asociados y arden como lo que son: yesca. Plantar árboles en el desierto es algo que también hizo la Universidad del Norte hace, casi, cincuenta años.
El tema es el agua, para que sea posible cambiar un suelo desértico en uno con vegetación y para conservar la aptitud de una tierra fértil.
Rodrigo Larraín
Académico
U. Central