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El triste testimonio del sicólogo que consoló a quienes perdieron todo con los incendios

Un equipo del hospital de San Antonio viajó hasta Santa Olga, en la región del Maule. Aún siguen recibiendo cooperaciones.
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Jesús Farías Silva

La devastación en el sur de Chile, donde voraces incendios forestales consumieron caseríos completos, no dejó indiferente a nadie. Tras conocerse la dimensión de la tragedia, distintas agrupaciones, amigos o compañeros de trabajo comenzaron a organizarse para ir en ayuda de quienes lamentablemente perdieron todo.

Los sanantoninos no fueron la excepción. Bomberos, militares, y decenas de equipos de emergencia salieron rumbo a la Sexta, Séptima y Octava regiones. Entre los voluntarios también iba una delegación de cinco funcionarios del hospital Claudio Vicuña de San Antonio, que asumieron "como una obligación ética" concurrir con asistencia humanitaria.

"El viernes 27 propuse y solicité autorización a la Dirección para organizar una campaña para las víctimas de los incendios forestales de Santa Olga y los alrededores en la región del Maule. (…) La razón que me movió es que sentía que mucho se hablaba en los pasillos del hospital o en las redes sociales, pero no veía acciones concretas y pensé que debíamos hacer algo al respecto", contó Luis Antonio Negrier, jefe de la Unidad de Capacitación y Selección del recinto asistencial.

"El lunes se sumó Mónica Valdés, presidenta del gremio Afutens de los Técnicos paramédicos, quien me ofreció que viajáramos a la zona afectada y nos quedáramos en la casa de sus padres, en San Javier, ciudad aledaña a la zona de la tragedia. Me propuso buscar voluntarios del hospital e ir a dejar lo que estábamos recolectando, para ver en terreno qué se necesitaba realmente y ponernos a disposición", agregó.

"Recolectamos agua, ropa, mercadería y artículos de aseo y los llevamos a los lugares afectados, donde los entregamos directamente a las familias. Nos contactamos con la persona encargada en la comuna de Empedrado y salimos con ellos mientras Mónica se hacía cargo de controlar a la gente hipertensa o con diabetes. Yo, en mi rol de sicólogo, hacía contención emocional a la gente más shockeada con la experiencia", detalló Negrier.

-¿Cómo fue la experiencia?

-Fue bastante intensa. El primer día nos pudimos dar cuenta que hasta entonces la ayuda del gobierno no se hacía presente y que tardaría en llegar; que la gente solo tenía lo que los particulares les llevaban, pero sin un control, vale decir, había gente que por vivir más hacia el campo aún no recibía nada, pues no había, aparentemente, una coordinación con los voluntarios que, como nosotros, queríamos aportar.

-Como sicólogo, ¿qué evaluación pudo hacer de la situación?

-Nos dimos cuenta que hay muchísima gente afectada emocionalmente, padeciendo lo que se llama "estrés postraumático", producto de haber sobrevivido a una situación tan fuerte como ver quemadas sus casas, terrenos, animales y, en algunos casos, ver morir a sus familiares, vecinos o amigos.

-¿Y cuál fue la reacción de sus compañeros?

-Como equipo coincidimos en que falta instalar dispositivos locales que coordinen este tipo de situaciones: tener grupos organizados en las comunas que asuman roles determinados, articulando redes para que, por ejemplo, la gente que quiera colaborar sepa dónde y cómo hacerlo, optimizando tiempos y recursos. Realmente era triste escuchar como nadie sabía cómo y dónde ir.

-¿Qué le decía la gente? Me imagino que hay situaciones bien dramáticas...

-Una situación que me tocó escuchar y que realmente fue emocionante fue el relato de una persona que me contaba que su hermano, quien es bastante frío en el modo de tratarla a ella y al resto de la familia, le había dicho por primera vez que la quería mucho. Para ella fue muy potente esto, porque de una situación tan terrible como la que vivieron, con el fuego quemándose a sus pies, el corazón de su hermano le permitió revelarle sus sentimientos y afectos, cosa que muchas veces no sucede. Nos guardamos lo que sentimos y cuando queremos manifestarlo, ya es tarde.

así quedó el pueblo de santa olga, en la comuna de constitución, región del maule, tras el paso del fuego.
donde el niño juega antes estaba lleno de casas
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Todavía es necesario seguir colaborando con los damnificados. "Lo que logramos captar como necesidades urgentes fue que no había utensilios de cocina, ya que las personas afectadas han recibido mercadería, pero no tienen dónde prepararla ni en qué servirla. Por ello, estaremos recolectando ollas, sartenes, teteras, juegos de cubiertos y juegos de loza para ir a dejarlos el próximo jueves", detalló Negrier. "También se necesita comprar mil metros de manguera para que tres familias puedan acceder a unos estanques y obtener agua, ya que estas resultaron quemadas. Como viven en la mitad de un cerro, se les dificulta transportar agua para su consumo y aseo. Por último, hay una escuela que necesita entregarle a sus 22 alumnos el uniforme del establecimiento, ya que los niños perdieron todo y necesitan estar en condiciones de iniciar su año escolar", continuó. Si alguien desea colaborar, estarán recibiendo las cooperaciones en la Unidad de Capacitación del hospital, en la terraza del segundo piso (por calle Carmen Guerrero) o llamando al +56982109728 o al fijo 352206255.

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