El lado más humano de la brigada Palma 11 de Conaf San Antonio
Hombres que por pasión se entregan a esta labor son los que forman parte de esta entidad. Ellos hablaron de sus motivaciones, de sus historias familiares y de cómo arriesgan la vida para salvar la de los demás.
La brigada Palma 11 de Conaf San Antonio está compuesta por 10 hombres que se han entregado de lleno a cumplir con la labor de apagar incendios forestales en la provincia de San Antonio. Así quedó testimoniado en las palabras de algunos de los brigadistas que conversaron ayer con Diario El Líder mientras trabajaban en la extinción total del siniestro que afectó al sector de Quebrada Honda, en Lo Zárate, Cartagena.
Patricio Balladares, jefe del Departamento de Incendios Forestales de Conaf San Antonio, explicó el lado humano que tiene esta tarea. "Lo que nos apena es la destrucción que se hace a nuestro medio ambiente y al ecosistema. Además es penoso ver las caras de las personas cuando los incendios se aproximan a sus viviendas y ellas, desesperadas, tratan de salvar sus cosas; los niños que quieren rescatar sus juguetes; la gente que está asustada. Eso es lo que nos motiva en Conaf a resguardar la vida de las personas y también la de los animalitos", dice.
Balladares admite que las condiciones climáticas de los últimos años han permitido que los incendios se expandan rápidamente, a lo que se suma la irresponsabilidad de quienes hacen un mal uso del fuego.
El más grave de los incendios de la presente temporada se inició el 1 de enero y consumió 5.000 hectáreas en Campo Alegre, Bucalemu, en la comuna de Santo Domingo.
Y aunque es la pega que él eligió, Patricio Balladares no esconde que trabajar apagando incendios forestales, sobre todo en temporada alta, tiene un alto impacto en su rutina familiar. "El costo personal es que durante el verano uno no cuenta casi con disponibilidad de disfrutar con la familia o salir un fin de semana para ir a la piscina o a la playa para descansar, la verdad es que como servidores públicos nos debemos a la comunidad. En los incendios forestales, los mismos muchachos de la brigada, cuando ha terminado su jornada laboral, sin dudarlo, continúan en el trabajo", agrega.
El gato
A Diego Cabrera (32) sus amigos lo llaman "El Gato". Es funcionario de Conaf desde hace ocho años y en 2016 asumió como jefe de la brigada Palma 11.
"La experiencia de trabajar en el control de incendios forestales es incomparable porque uno se enamora del trabajo, por eso cuando era temporal esperaba que llegara la temporada, dejando de lado otros trabajos en los que podía estar todo el año, pero esto nos gusta porque se puede ayudar a la gente", afirma Cabrera mientras dirige el trabajo en Lo Zárate.
Los brigadistas trabajan en condiciones extremas, especialmente este año en que les ha tocado asistir incluso hasta a 6 o 7 siniestros al día. "Estamos todo el día operativos, uno no trabaja tanto por la plata sino por darle apoyo a la gente que lo necesita", recalca Cabrera.
Ayer mismo, "El Gato" debía estar con su hija Rocío, que cumplía 10 años, pero él campeaba en la loma de un cerro haciendo la pega que tanto lo apasiona. Por la tarde compartiría esta fecha tan especial con su pequeña.
En su trayectoria en Conaf, Cabrera explica que ha vivido experiencias complicadas en el control de las llamas, aunque enfatiza que "gracias a la capacitación que uno adquiriendo con el tiempo, uno soluciona los problemas en forma exitosa". La misión de él como jefe de brigada es mantener la calma, dar órdenes claras y tener confianza en los integrantes de Palma 11, sobre todo en aquellos jóvenes que cumplen su primera temporada en Conaf.
"Es gratificante cuando terminamos de controlar un incendio porque hicimos un trabajo al 100% y los muchachos arriesgan su vida para cumplir con su tarea. Ellos tienen mucha voluntad para cumplir su cometido", insiste Cabrera.
En medio de las labores de combate de un incendio, los brigadistas deben ir turnándose para estar en la línea de fuego. "Cada uno sabe dónde están sus límites, los muchachos tienen que ir dosificando sus energías, y eso les estamos diciendo los que tenemos más experiencia".
20 temporadas.
A sus 40 años, Juan Maldonado ya lleva 20 temporadas trabajando como brigadista de Conaf. Hoy es jefe de cuadrilla de Palma 11.
"Esta ha sido una temporada muy fuerte, hemos tenido que hacer un gran esfuerzo físico con los compañeros", dice Juan, quien admite que en su familia le piden que se busque otro trabajo, pero él no quiere. "Para mí esto es pasión", declara.
Y es precisamente en su familia en lo que Juan Maldonado piensa cuando está en medio de una faena de control de incendios, cara a cara con el fuego, cara a cara con la muerte. "Nuestro trabajo es riesgoso, pero salvar casas y las vidas de las personas es gratificante para uno", ratifica.
"Pensé que iba a morir"
El sanantonino Bryan Leyton tiene sólo 20 años de edad. En diciembre pasado se inició como brigadista en su primera temporada. Confiesa que no creía que iba a ser una pega tan dura pero también reconoce que le ha puesto todas las ganas para cumplir. "Ha sido cuático, yo esperaba algo más calmado", expresa.
Ataviado con todo su indumentaria de seguridad, Bryan camina sobre el cerro quemado en Lo Zárate y cuenta que el dinero que ha ganado como brigadista le servirá para pagar el arriendo en la ciudad de Valparaíso, donde estudiará sicología. "Es harto esfuerzo pero vale la pena", recalca.
De los incendios a los que ha asistido en este debut como brigadista, Leyton recuerda aquella vez que pensó, seriamente, que moriría quemado.
"El incendio en El Turco fue lo más peligroso que vivimos: se empezó a quemar todo muy rápido. El viento apuró mucho el fuego, estábamos en la línea y las llamas empezaron a pasar por detrás de nosotros. No nos dimos cuenta y tuvimos que salir, el jefe nos dio esa orden. Yo pensé que nos íbamos a morir por no saber adónde ir. Es mi primera temporada, pero los compañeros ayudaron harto. Yo veía puro fuego y no sabía para dónde ir, yo decía ´por último si me voy a morir aquí que se queme rápido para morirme rápido´, pero el jefe dijo ´vamos por acá´y así salimos", relata.
Compañerismo
Andrés Martínez (23) ya cumplió tres temporadas como brigadista. Afirma que le agrada su trabajo y por eso vuelve cada año. "Me gusta el compañerismo que hay dentro de la brigada Palma 11, es bueno el ambiente".
Para este joven, el trabajo es intenso pero hay que hacerlo de la mejor forma. Coincide con su compañero Bryan Leyton en que el incendio de El Turco fue el más complicado para la brigada. "Nunca antes habíamos quedado cercados por el fuego, estábamos trabajando en línea, como decía Bryan, y de un momento a otro el comportamiento del fuego cambió y nos vimos rodeados por las llamas, no sabíamos adónde ir pero con la experiencia que tenemos en estos años pudimos salir de ahí", añade.
Para enfrentar las dificultades que pueden surgir cuando hay un incendio riesgoso no existen cábalas ni rezos en Palma 11. "Todo va en la confianza que cada uno le tiene al otro, nada más. A pesar de que puedan existir problemas entre cada uno, el trabajo es uno solo y la confianza tiene que ser una sola. El brigadista tiene que confiar ciegamente en el compañero", remata "El Gato" Cabrera, quien luce su experiencia como jineta imaginaria frente a quienes llegaron a ser parte de la mítica Palma 11.