Secciones

Drama de mujer: vive entre la basura, pasa hambre y delincuentes la tienen de casera

María Eliana Castro Fernández (58) vive en la población Juan Aspeé sin luz ni agua potable. Tampoco tiene baño. Las paredes de su hogar se pueden desmoronar en cualquier momento. Ella clama por ayuda.
E-mail Compartir

Raúl Abarca Pailamilla

María Eliana Castro Fernández tiene 58 años, pero representa mucho más. La dura vida que le ha tocado sobrellevar le ha pasado la cuenta más de lo que ella hubiese esperado, tanto en su aspecto físico como también en su alma, como confesará más adelante.

Está sola. No tiene hijos, ni mucho menos un esposo con quien acompañarse. Llegó a San Antonio, proveniente de Concepción, cuando era muy pequeña junto a su madrina, quien falleció hace varios años. Hoy se encuentra viviendo en paupérrimas condiciones.

"Me tenía encerrada en la casa, bajo siete llaves y no podía ni salir a la calle. Solo barría acá adentro y hacía algunas cosas domésticas para ayudarla. Era una buena madrina y desde que murió estoy sola, sin nadie. No tengo qué comer y vivo así en esta casa que me heredó ella", describe, dejando entrever que su viaje hasta la comuna puerto fue más bien para cuidar de su madrina hasta sus últimos días que para encontrar un mejor porvenir.

La casa de material sólido, ubicada en calle Gabriela Mistral 15, en la población Juan Aspeé, ha resistido varios terremotos, según recuerda María Eliana. Es por lo mismo que se encuentra muy dañada en su estructura, casi a punto de derrumbarse.

Pero no solo en malas condiciones se encuentra su vivienda. Esta mujer se ha encargado de llenar su patio con una serie de "cachureos" que hace imposible transitar libremente por su terreno, donde también viven dos perritos y un par de gatos, que se han transformado en su única compañía tras la muerte de su madrina.

"La leña me sirve para hacer fuego. Es verdad que hay muchas cosas, pero habría que botarlas. El problema es que yo no puedo sola, más encima me quebré la mano", detalla.

-¿Qué le pasó?

-Me caí de un árbol sacando ciruelas. Me pegué tan fuerte que tuvieron que ponerme yeso. Me dolió mucho. Me quebré la muñeca, porque caí muy mal. Cuando me sacaron el yeso no pude volver a mover los dedos y hoy no puedo utilizar para nada la mano izquierda. No me sirve para ni una cuestión.

-¿No ha ido al doctor, señora María Eliana?

-No tengo plata. Lo único que quiero es volver a tener buena la mano, mijito, para hacer más cosas. Se supone que tenía que quedar bien y quedé peor. No puedo hacer nada con esta mano, los dedos no los puedo mover.

No tiene qué comer

Pese a que su casa es amplia, María Elena vive en una diminuta pieza y cuando tiene algo de dinero aprovecha el comedor, que más bien parece una bodega para comer.

Es que son cientos los utensilios que esta mujer guarda tanto dentro como fuera de su casa: baldes, zapatillas, canastos, muebles, botellas y cartones, entre otros materiales, se ven por todos lados.

"Estas cosas las he encontrado y me las traje para acá. De algo deben servir, pero hay algunas que no sirven para nada. Había pensado en venderlas para ganar algo de plata pero ahí están", reconoce.

María Eliana cuenta que nunca ha trabajado y que recibe una escasa pensión de 80 mil pesos que apenas le alcanza para aguantar un par de semanas al mes.

"Usted sabe cómo es la cosa. La jubilación no alcanza para nada, más encima no tengo trabajo y con la mano mala no puedo hacer mucho", confiesa acongojada.

Vecinos de la población Juan Aspeé la ayudan cuando el dinero se le acaba. Si no, visita a alguna de las pocas amigas que tiene para conseguir alimento.

"Los primeros días del mes cuando llega la plata puedo comprar almuerzo y comida, tanto para mí como para mis gatos y perros; pero cuando no me queda, tengo que salir a pedir a los almacenes o restoranes. No tengo agua ni luz. Más encima el baño lo tengo malo. Acá puro duermo, no me dan ni ganas de estar acá. A veces salgo a dar una vuelta para olvidarme de todo", detalla.

-¿Y cómo lo hace cuando tiene que utilizar el baño?

-Bueno, hago en cualquier parte nomás, porque está todo malo y no se puede ocupar. A veces voy a los restoranes y me ayudan. Para lavarme junto agua de la que me dan algunos vecinos. Tampoco tengo lavadora como para tener limpia la ropa. Ocupo unos baldes para lavar.

DELINCUENCIA y drogas

María Eliana se encuentra al borde de las lágrimas en su estrecha y polvorienta habitación. Las telarañas que adornan cada esquina de su pieza poco parecen importarle a esta mujer que, literalmente, se encuentra sola en este mundo.

"A veces me da pena estar así, sola, sin nadie que me ayude. Me hubiese gustado haber tenido un marido para que nos hiciéramos compañía o un hijo para que esté conmigo, me ayude o me defienda. Ayer (lunes) nomás me entraron a robar. Me abrieron la puerta y cuando llegué estaba todo esto desordenado", dice entre lágrimas.

-¿Qué le robaron?

-Se llevaron una radio, un televisor chico que tenía y dos galones de gas, además de una linterna que me ayudaba en las noches a moverme acá dentro de la casa, porque ni siquiera tengo luz. La radio era a pilas y me acompañaba cuando estaba sola. Me gusta escuchar música.

-¿Dio aviso a Carabineros?

-Sí, pero no hacen nada. La otra vez cuando también entraron a robar hice lo mismo, pero no les importa. Acá hay cabros que se juntan a tomar y a drogarse y como a veces no tiene para comprar, se meten a robar.

-¿Tiene temor a que le pueda pasar algo?

-Claro que sí. La primera vez estaba acá adentro y me pegaron cerca de un ojo. No sé qué querían si robarme o violarme, pero fueron muy violentos.

Esta vecina de la población Juan Aspeé necesita ayuda y suplica que alguna persona de buen corazón la socorra.

"En verdad todo me sirve. No tengo nada de comida, ni cocina y mi casa está toda destruida y con basura. Pese a que la municipalidad me entregó una mediagua hace un tiempo, no la puedo ocupar porque me da miedo, por los delincuentes. Ojalá que alguien me ayude. Es desesperante no tener qué comer. Ahora mismo no tengo ni siquiera para tomar desayuno, ni un té me puedo tomar, porque no tengo cómo calentar el agua", señala con desesperación.

Si alguien quiere ayudar a esta abuelita se puede acercar a su casa ubicada en calle Gabriela Mistral número 15, población Juan Aspeé, en la comuna de San Antonio.

"Mi casita es la más fea", culmina.

58 años tiene María Eliana Castro Fernández, una mujer que vive en inhumanas condiciones en la población Juan Aspeé de San Antonio.

maría eliana está sola. no tiene a nadie y su pieza, como su casa, está en paupérrimas condiciones, a punto de derrumbarse.
Registra visita