Las casualidades que han marcado la vida de Reinaldo Wolf
A sus 69 años, este "lobo estepario" de las comunicaciones repasa sus mejores vivencias en más de medio siglo trabajando en diarios, radios y televisión.
Reinaldo Wolf Oliveros entró a los medios de comunicación de casualidad; conoció a Los Jaivas, su grupo de música favorito, por otra casualidad; a la provincia de San Antonio llegó también de casualidad. "Muchas cosas importantes que me han pasado en mi vida han sido de casualidad", dice de forma categórica Wolf, actualmente de 69 años de edad (nacido por casualidad un 5 de julio 1948 en Santiago), quien el pasado 28 de febrero dejó sus funciones en el Departamento de Comunicaciones de la Municipalidad de San Antonio, concluyendo así una carrera de más de medio siglo entre diarios, radios y programas de televisión.
La primera vez que su pluma pudo ser publicada en un diario fue en Concepción. Reinaldo había estudiado en el liceo Fiscal de la ciudad penquista y era fanático del dibujo. Por eso que a los 17 años, gracias a que conoció a uno de los dibujantes del diario La Patria, ingresó como ayudante del ayudante del dibujante.
"Borraba lo que sobraba y rellenaba algunos espacios que había que arreglar. Era algo muy simple pero yo estaba maravillado con todo ese trabajo en un diario. En esos tiempos era muy difícil entrar a trabajar a un diario, no había tanto movimiento de periodistas y fotógrafos como ahora", recuerda.
Casualmente, y como Reinaldo era aspirante a bomberos de la Séptima Compañía de Concepción, una tarde estaba en la sala de redacción de La Patria, cuando sonaron las sirenas producto de un incendio. "Pedí permiso para ir, así que me fui con lo puesto y estuve en el incendio ayudando. Luego volví al diario, ya que me gustaba ir. En eso aparece el editor y pregunta quién había estado en el incendio reporteando y le dicen que andaba un gráfico de nombre Sócrates en el lugar de los hechos. Posterior a eso, alguien le comenta al editor que yo también había estado en el incendio, y el mismo editor me dice si puedo escribir algo de lo que sucedió, con datos y algunas reseñas, y que después los mismos periodistas lo arreglarían. Me senté frente a una máquina Olivetti y empecé a describir lo que había visto. La verdad que le puse tanto empeño y escribí algo tan bien redactado, que me dejaron trabajando en La Patria, y desde ahí comenzó mi carrera en las comunicaciones".
Hasta cartagena
Tras estar durante tres años en La Patria, el diario fue vendido y Reinaldo Wolf tuvo la posibilidad de trabajar en el diario El Sur. Luego, emigró a Coyhaique, donde se desempeñó en la radio Ventisqueros. Hasta que a finales de la década de los setenta quiso conocer Cartagena.
"Iba caminando por la Terraza y de casualidad me encuentro con el ex director de la radio en Coyhaique, quien se estaba instalando en Cartagena con la radio Onda Azul. Me dijo si me gustaría estar como director y así fue como llegué a vivir a la zona. Estuve los primeros años viviendo y trabajando en Cartagena en una radio que durante el verano contaba con grandes auspiciadores, y que era muy escuchada por la gente que venía para vacaciones", relata Reinaldo, quien grafica con su habitual humor que en esos años el trabajo en la radio "era por un lado 'un verano naranja' y el resto del año atendiéndonos en el almacén de Juanito. Pero lo pasábamos muy bien".
Quince años fue el director de la radio Onda Azul. "Recuerdo que para el terremoto de 1985, la emisora tuvo que mudarse hacia la avenida Cartagena. Había en ese tiempo un boom de radios locales, así que había harta competencia. Luis Valderas, por ejemplo, llegó a los 15 años a la radio y ahí comenzó su carrera en comunicaciones. Incluso me tocó ser jurado del concurso 'Yo quiero ser animador' que finalmente terminó ganando Valderas", explica con nostalgia.
La vieja guardia
Tras su experiencia en Cartagena, Reinaldo Wolf volvería a sus inicios en el periodismo escrito. Comenzó a realizar una vez a la semana columnas políticas en el semanario La Orientación.
La sección la bautizó como "Agüita de té", porque, según comenta, "era algo supuestamente simple, donde aprovechaba de pegarle varios repasos a los políticos con el ingrediente más importante de mis columnas, que era el humor".
Las columnas siguieron con el tiempo y fueron publicadas en el Diario El Proa con el nombre de "Agüita tinto", manteniendo la crítica con mucho sentido del humor. "Mantuve una excelente relación con don Edmundo Guerra Galaz, director de El Proa. De la vieja guardia tengo los mejores recuerdos de Juan Bertoló, Eduardo Rodríguez, Francisco Acosta, Pedro Marinkovic y mi gran amigo Sócrates Orellana Martínez (padre del actual reportero gráfico de Diario El Líder), que estuvo en ese incendio en Concepción donde escribí mi primera nota, y que luego coincidimos en San Antonio. En la Gobernación existía una oficina destinada a la prensa que servía mucho para conocerse entre los colegas. Ahí se intercambiaban historias, notas de prensa, fotos y había un ambiente que nunca más volvió a repetirse", reconoce.
La tv y los jaivas
Pero donde más impacto mediático logró Reinaldo Wolf fue mientras grabó el programa de sucesos paranormales que tenía por nombre "Caja de Pandora" y era transmitido por las pantallas de Canal 2.
"Lo grabábamos con una productora externa y lo más entretenido era que íbamos a grabar a casas embrujadas o al cementerio, y pasábamos la noche entera con una cámara fija registrando lo que sucedía. Hasta el día de hoy me preguntan por Facebook cuándo va a volver el programa", cuenta el protagonista de un espacio que fue el precursor del éxito de TVN creado por Carlos Pinto que se llamó "El Día Menos Pensado".
"Carlos Pinto tenía una parcela en Lo Zárate, así que nos juntamos varias veces para intercambiar historias paranormales. Lo mejor que me pasó gracias al programa que de casualidad pude conocer a los músicos de Los Jaivas, que siempre ha sido mi grupo favorito. Una vez la radio Sargento Aldea organizó un concierto de ellos en el gimnasio Montemar, y solamente los que trabajaban en dicha emisora podían estar en el sector de camarines, donde estaban los artistas. En un momento abrieron la puerta y estaban el 'Gato' Alquinta y Mario Mutis, los que me reconocieron justamente porque eran fanáticos de 'Caja de Pandora'. Me hicieron pasar al camarín, pudimos conversar harto y desde aquella vez tuvimos una gran amistad con el 'Gato' y con Mario. De hecho cuando andaban por acá siempre salíamos por Isla Negra o por otros rincones del Litoral Central", recuerda Reinaldo, quien muchas veces hizo largas filas para poder ver en vivo a Los Jaivas, y gracias a esas casualidades que le regaló una vez más la vida, logró construir un vínculo con uno de los grupos más importantes de la música chilena.
Disfrutando la vida
Hace menos de una semana Reinaldo Wolf realizó su última labor dentro de su larga carrera dentro de las comunicaciones. Llevaba diez años trabajando en el departamento de Comunicaciones del municipio, pero el físico le empezó a pasar la cuenta. Se sentía cansado, sus huesos le dolían y el ánimo no era el de siempre.
"Quizás debería haberme ido antes de la municipalidad, pero la verdad que no tenía ganas de terminar. Nunca antes me había pasado, que de un momento a otro me empecé a sentir cansado, me dolían los huesos, la espalda, así que decidí dejar de trabajar el pasado martes 28 de febrero", comenta Reinaldo Wolf, quien fue diagnosticado hace un mes con un elevado índice de antígeno prostático en la sangre que lo tiene con un cáncer a la próstata que le significó bajar 20 kilos de un momento, y dejar obligatoriamente la costumbre de fumarse tres cajetillas diarias de cigarrillos.
"Los dos primeros días después de que dejé de trabajar me quedé en la casa y ni siquiera me dieron ganas de salir, así que aproveché de leer a Descartes y a Nietzsche", relata Reinaldo Wolf, quien desea también concretar el sueño de publicar un libro que cuente la historia de "Caja de Pandora", el programa de televisión que lo marcó.
"Mi mente y mi cerebro están sanos, lúcidos y con la misma locura de siempre, así que puedo seguir perfectamente leyendo y escribiendo como cuando empecé en las comunicaciones", afirma Reinaldo Wolf Oliveros, quien no duda en señalar que la mayor parte de su vida "he sido un lobo estepario".