La política es sin llorar. Es lo primero que te dicen cuando ingresas a un partido político, no sabes si hacerte la valiente y apretar la guata o de frentón llorar.

Hacerse camino en el mundo político de los hombres es casi tan difícil como pellizcar un vidrio. Si hablas fuerte eres histérica, si obtienes un puesto es porque te acuestas con alguien con influencias.

Como mujer y militante de un partido político desde los '90 me niego a este tipo de prácticas. Hago un llamado a los hombres a respetarnos y escucharnos no sólo por ser mujeres, sino porque nos hemos ganado un espacio en el trabajo, estudios, en la vida cívica y en la vida. No queremos más escuchar que es sin llorar, sino que: ¡Están todos y todas invitados a crear un Chile más justo y digno para todos! Si vamos a llorar... que sea de alegría.

Erika Otterstein Neira