Raúl Abarca Pailamilla
María Giorgina a sus 38 años se aburrió de fingir una vida que no era suya y, sabiendo de "la bomba atómica" que estallaría en su círculo íntimo, cambió su identidad a Andrés Rivera Duarte (50), hoy un activistas y consultor internacional de derechos humanos e identidad de género.
Ayer Rivera llegó hasta la comuna de San Antonio para dar una charla acerca de la problemática que se genera en los colegios cuando deben enfrentar el caso de alumnos trans, gay, lesbianas y bisexuales.
Para el especialista, quien vivió en carne propio la discriminación, la principal tarea, si bien es formar a estudiantes tolerantes, también es educar a los adultos.
"Muchas personas creen que el ser lesbiana, gay, bisexual o trans se contagia; por lo mismo, son intolerantes y ven a toda persona que no es mujer u hombre como raro", explica Rivera quien confiesa que la principal razón por la que se volvió activista de esta causa fue su triste infancia.
"Lo pasé mal como María Giorgina porque me sentí discriminado, rechazado, pasado a llevar y hoy no quiero que ningún niño o niña se sienta así", agrega.
Rivera recuerda que cuando tomó la decisión de cambiar de género "quedó la embarrada. Explotó una bomba atómica en mi círculo social-familiar. Pero ya no di más y se acabó. Hoy soy un tipo feliz. Obtuve mi cambio legal el 2007, me casé el 2008, con una mujer que tenía dos hijos. Me separé. Hoy estoy soltero, pleno y no quiero que nadie pase por lo que yo pasé".
¿Hombres y mujeres?
En la actividad organizada por el Sename y el centro Kalán, perteneciente a la organización Paicabí, asistieron representantes de educación y salud, entre otros.
"Si yo hoy le pregunto al Ministerio de Educación, vía Ley de Transparencia, cuántos niños, niñas o adolescentes trans atiende, me va a a decir que ninguno, porque los únicos que hay son hombres o mujeres, según lo que te dice la cédula de identidad. ¿Dónde está el reconocimiento a la validación de la identidad de género? Hoy hay una discriminación latente en los colegios con estos niños", afirma Rivera.
Y continúa: "Si en los establecimientos educacionales tienes a un niño trans, que biológicamente nació mujer, por lo tanto le asignaron un nombre femenino, pero su identidad de género es masculino, por qué tiene que ir con jumper. No estamos respetando su decisión, porque pese a que son niños, ellos también son sujetos de derechos y los padres debemos respetar esta decisión".
¿Cómo se mejora esta situación?
-Legislando. Argentina y Bolivia tienen una ley de identidad de género y nosotros, "Los jaguares de Sudamérica", no tenemos nada. Lo otro es haciendo educación sexual en los colegios, pero de calidad, porque hoy no se hace nada.