Jesús Farías Silva
Médicamente, Vicente tiene la edad de una guagua de ocho meses. Recién puede ponerse de lado en su cama y balbucear algo parecido a una palabra. Sólo exclama cosas sin sentido.
Por su tamaño parece un niño de dos años. Sus pies son tan pequeños que los zapatos y pantalones le quedan grandes aunque debajo de ellos tenga abrigadoras panties.
Sin embargo, según su certificado de nacimiento, tiene casi cinco añitos. La causa de su escaso desarrollo no es única: padece al menos 14 enfermedades, una de ellas de carácter terminal.
"Fue un embarazo complicado. Me atendía en San Antonio y después me derivaron a Valparaíso. Nació en el Carlos van Buren, donde estuvo un mes y medio hospitalizado", cuenta Verónica Peralta, su mamá.
En lugar de las cuarenta semanas de gestación de un embarazo normal, Vicente solo tuvo 31. Fue prematuro.
Llegó al mundo sordo y con problemas pulmonares. "Tenía derrames", revela su madre.
La permanencia en el recinto médico de Valparaíso fue larga, pero nunca tanto como en el Hospital Clínico de la Universidad Católica, donde fue transferido después, de acuerdo al relato de sus familiares.
Allí estuvo dos años hasta que se estabilizó. "Ingresó con riesgo (vital). Estaba a punto de morirse y lo pasaron por el pabellón cinco veces", agrega su madre al borde del llanto.
Verónica es, como se dice popularmente, "padre y madre al mismo tiempo". "El papá simplemente no está", asegura.
Ella trabaja en un restaurante del centro de San Antonio, donde le permiten ir con el niño. Atiende las mesas y hace todos los "pitutos" posibles. Vicente la espera en su coche. Mientras su progenitora habla con Diario El Líder, el pequeño hace lo mismo. Parece que está acostumbrado a esperar. Mira para todos lados, frunce el ceño e intenta balbucear. Sus manos están calentitas. Parece un niño como cualquier otro. Ojalá lo fuera.
Enfermedades
En una bolsa transparente, Verónica guarda todos los papeles que comprueban el mal estado de su hijo. Pretende golpear todas las puertas que sean necesarias para hacer un evento a beneficio y que la ayuden con los pañales y leches especiales que requiere (ver recuadro).
"Había hecho todo por mí misma, con la ayuda de mi familia y de mis jefes, pero llegó un punto en que no me quedó más que pedir cooperaciones", reveló.
En uno de los tantos documentos que almacena, hay un certificado médico extendido por una pediatra del hospital Exequiel González Cortez, donde se enumera una lista de 14 patologías.
La primera de ellas es la insuficiente renal terminal, que, además, fue causante de una de sus pasadas por el quirófano.
"Le abrieron por la espalda para que pueda orinar. Es como si tuviera dos ojitos y por ahí sale el líquido", describe la madre. En la jerga de la salud, ese procedimiento se conoce como pielostomía.
Como tampoco puede alimentarse con normalidad, sino que mediante una sonda, presenta una desnutrición crónica, trastorno de deglución (incapacidad para tragar) y constipación.
También tiene hipotonía, es decir, no puede sostener su propio cuerpo, y retraso sicomotor. Esto último significa que los logros o hitos del desarrollo que los niños deben adquirir dentro de una determinada edad, no están apareciendo o lo están haciendo de forma anómala. Por ejemplo, él no puede hablar.
En la nómina, además figura la posibilidad de estrabismo (desviación de la línea visual normal de uno o los dos ojos). La sospecha de problemas en la piel, tristemente, está igual de presente.
En un ámbito fuera de lo médico, el niño tampoco ha ido a algún jardín infantil o sala cuna. Las razones son evidentes. "No lo había pensando. Para mí lo importante es salvar la vida de mi hijo".
Transplante
-¿Los doctores le han dicho por qué podría tener tantas enfermedades?
-Están viendo que sea una especie de síndrome (conjunto de enfermedades) de origen genético. Han dicho, según consta en los papeles, que al menos una de las enfermedades es terminal.
-¿De qué se trata y cómo se están preparando para algo así?
-Es la insuficiencia renal, porque sus riñones no son capaces de funcionar bien. Tiene que hacerse diálisis, pero eso no es suficiente.
De acuerdo a los antecedentes proporcionados por la madre, el niño es candidato a un trasplante de riñón.
-¿Con ese procedimiento, eventualmente, podría sanar?
-No. La doctora que lo atiende me dice que con eso podría llegar a vivir hasta los diez años con suerte, pero no mucho más.
-¿Por qué hasta ahora no ha optado a uno de estos órganos?
-Aún no puede. Debe tener más peso, ser un poco más grande y resistente, pero tenemos la esperanza.
-¿Qué se necesita con mayor urgencia para ayudarlo?
-Estamos viendo la posibilidad de hacer un evento a beneficio, pero necesitamos los premios. Sería de gran ayuda que la gente que lee el diario pueda hacerlo, pero por ahora, hay algo muy importante también.
-¿Qué vendría siendo eso?
-Su alimentación.
Alimentación
La progenitora explica que necesita de varias leches especiales, pero en uno de los textos timbrados por los especialistas está detallado:
"Nutrición: desnutrición crónica y talla baja. Se alimenta con cuatro tarros de Pediasure al mes y Nutrilon".
Ninguno de ellos cuesta menos de quince mil pesos en las farmacias.
"Necesitamos la ayuda. Es muy necesario, la vida de mi hijo y su bienestar dependen de ello", finalizó la madre.
"Había hecho todo por mí misma, con la ayuda de mi familia y de mis jefes, pero llegó un punto en que no me quedó más que pedir cooperaciones",
Verónica Peralta,, mamá de Vicente."
"Le abrieron por la espalda para que pueda orinar, es como si tuviera dos ojitos y por ahí sale el líquido","