La Corte de Apelaciones de Valparaíso decretó la orden de no innovar que fue solicitada a través de un recurso de protección que busca impedir que la Municipalidad de San Antonio le entregue una medalla conmemorativa al estandarte de la Escuela de Ingenieros Militares de Tejas Verdes.

La semana pasada, los representantes y abogados de la Fundación por la Memoria de San Antonio y de la Agrupación de Ex Presas y ex Presos Políticos de la V Región interpusieron dicho recurso de protección para evitar que la presea, que fue aprobada por el Concejo Municipal el 5 de abril, sirva como homenaje a aquel regimiento. "Esa decisión resulta del todo agraviante, arbitraria e ilegal", argumentaron las agrupaciones que recuerdan que el recinto militar se usó en dictadura para torturar y asesinar a opositores al régimen de Augusto Pinochet.

El martes, el tribunal porteño accedió a la solicitud de suspender la entrega de la medalla hasta que se resuelva el fondo del recurso de protección.

Ana Becerra, representante de la Fundación por la Memoria de San Antonio, dijo que esta resolución de la Corte de Apelaciones de Valparaíso "es el primer paso solamente, porque además hoy (ayer) presentamos un recurso ante la Contraloría para que se aclare la compra de la medalla".

Para conocer su opinión sobre esta orden de no innovar, Diario El Líder intentó comunicarse con el alcalde Omar Vera durante la tarde de ayer, pero esto fue imposible.

"Este es el primer paso solamente, porque además hoy (ayer) presentamos un recurso ante la Contraloría"

Ana Becerra"

Rodrigo Ogalde

Nació el 5 de octubre de 1935. Max Suckel Orellana era oriundo de Talca pero fue en San Antonio donde echó raíces y donde se enamoró de la historia de este puerto. El domingo recién pasado, él y su hijo Pablo (54) vieron juntos, en su casa de Lo Gallardo, el partido en que Colo Colo le ganó 3-2 a Everton. El médico veterinario era un acérrimo hincha albo y ese día su club le dio, seguramente, su última alegría, ya que el martes la muerte vino a buscarlo.

Su hijo Pablo contó a Diario El Líder que su padre estudió medicina veterinaria porque se crió en el ambiente de campo de su natal Talca. Pero también se transformó en un amante de la lectura, de la política y de la historia.

Luego de un paso laboral por Santiago, Max Suckel llegó a San Antonio en la década de los años 60 cuando a él y a su esposa, la enfermera universitaria Olga Ayala Aravena (81), les ofrecieron trabajo en el hospital Claudio Vicuña. "Él se hizo cargo de la oficina de Higiene Ambiental", explicó Pablo Suckel.

Militante socialista desde siempre, Max Suckel fue exonerado de su cargo en la oficina de Higiene Ambiental cuando sobrevino la dictadura militar. "Lo pasó mal en ese tiempo", admitió su hijo.

Para Pablo, su padre era un hombre muy parecido a los sabios del Renacimiento, ya que se dedicaba al estudio de distintas áreas del quehacer humano, incluso cuando joven fue atleta y dirigente del béisbol sanantonino.

Aunque perteneció a la Logia Masónica, después se hizo creyente de Dios, lo que lo hacía visitar constantemente la capilla de Lo Gallardo.

En San Antonio, muchos recordarán a Max Suckel por los libros que escribió sobre distintos aspectos de la historia local. "Tenía una pasión inmensa por la historia", confesó Pablo.

El periodista Luis Valderas, quien participó con Max Suckel en la Academia de Estudios Históricos de San Antonio, comentó que "dejó un legado importante con sus libros"

Los libros que editó fueron "Historia del primer hospital de San Antonio" (1992), "La hacienda Bucalemu y los jesuitas" (1996), "Para una historia de San Antonio" (1998), "El mercader Antonio Núñez de Fonseca" (2006) y "Apuntes para una historia de Lo Gallardo" (2016).

En las últimas semanas Max Suckel estaba preparando el lanzamiento del que sería su último libro sobre la historia de su pueblo de Lo Gallardo.

Los restos del querido médico veterinario son velados en la capilla de Lo Gallardo, donde hoy, a las 13.30 horas, se oficiará una misa para luego llevarlo a Santiago para su cremación. Sus cenizas volverán al patio de su casa.

"Mi padre siempre amó mucho a San Antonio, nunca quiso irse de acá",

Pablo Suckel"