"Lamentablemente nos hemos dado cuenta que casi todos los casos que llegan acá han estado en otros programas anteriormente, como en la OPD (Oficina de Protección de Derechos de la Infancia) o en centros de reparación de abuso sexual y maltrato, y al final vienen acá con la explotación sexual que corona todo el historial de vulneraciones a los derechos que los niños han tenido. O sea, es una más de todas las vulneraciones que han sufrido".
De esta forma revela la trabajadora social del Centro Kalán Carolina Díaz, la situación de los cerca de 83 casos de explotación sexual infantil que trata la justicia en la provincia de San Antonio.
Carolina es la encargada de Redes del Centro Kalán en San Antonio, un programa que depende del Servicio Nacional de Menores (Sename) y presta atención profesional a los menores de las seis comunas de la provincia.
De acuerdo a lo indicado por la profesional, la vulneración de los derechos de los niños que atiende esta institución se va practicando como una cadena que finalmente deriva en este tipo de delitos.
Para diferenciar el delito de abuso sexual de explotación, Carolina indica que en este último existe algo a cambio.
"La explotación sexual es cuando un adulto utiliza a una niña o un niño menor de edad para mantener relaciones sexuales o tocaciones, a cambio de algo... algo cuantificable como dinero, alimentación, vestuario. Incluso un intercambio simbólico como protección, cariño o seguridad", detalla, y argumenta que en la explotación, el menor no se siente víctima, ya que hay una compensación de por medio y no se da cuenta a lo que se expone.
En este escenario, donde además los niños han sido vulnerados en sus derechos en diversos ámbitos, la trabajadora social cuenta que se "normaliza" el delito y en la mayoría de los casos no se denuncia.
La explotación sexual comercial infantil se manifiesta de cuatro maneras: trata con fines de explotación sexual, turismo con fines de explotación sexual, comercio sexual y pornografía. Cada una de ellas constituye un delito y puede tener múltiples agravantes, según el caso.
Pdi
Según Diego Gallardo, jefe de la Brigada Investigadora de Delitos Sexuales y Menores (Brisexme) de la PDI de San Antonio, las cifras reales de estos casos son difíciles de contabilizar.
Este delito "está bastante invisibilizado en la provincia, ya que se da como una ayuda, más que una violación hacia el niño, porque, obviamente, el explotador llega con comida, dinero, especies, ayuda en la educación del menor", indica el oficial.
Gallardo agrega que para la policía es un tema muy complejo de investigar, ya que comúnmente en la zona se da con el consentimiento de la propia familia del menor.
"Informalmente se da una relación que se denomina como 'padrinazgo', que se compone por un señor que llega a la casa ofreciendo ciertas ayudas económicas a la familia, a cambio de pasar tiempo con el menor. Entonces se convierte en un intercambio entre la familia y el agresor, con dinero por el niño o niña", comenta.
Padres negligentes
Respecto a los responsables de que esto ocurra, la trabajadora social Carolina Díaz apunta a los mismos explotadores, ya sean los padres o a los adultos que están a cargo del niño, quienes muchas veces son papás negligentes que no hacen nada por evitar la problemática o reconocerla.
"Hay padres con problemas de salud mental, hay otros con temas de carencias socioculturales, pero si vemos el ranking de los responsables en esto, generalmente es el adulto que quiere mantener una relación sexual, amorosa o romántica con este menor de edad".
"La explotación sexual es cuando un adulto utiliza a una niña o niño menor de edad para mantener relaciones sexuales o tocaciones, a cambio de algo".
Carolina Díaz,, trabajadora social"