Joven vive sin la mitad de su cráneo tras sufrir dos aneurismas y pasar 27 días en coma
La mamá de Araceli asegura que la muchacha, quien tenía 18 años cuando se enfermó, "es un milagro para la humanidad", que desafió y le ganó a la ciencia y la muerte.
Basta un golpe en su cabeza, por más ligero que sea, para que Araceli Fuentes Guzmán muera instantáneamente. La joven, de 21 años, vive desde el 2014 con solo la mitad de su cráneo. Únicamente el pelo y la piel cubren buena parte de su cerebro.
Cuando tenía 18 años sufrió dos severos aneurismas y un infarto cerebral. Según Rosa Guzmán, su madre, "ella es un milagro para la humanidad, porque hasta el día de hoy los doctores no se pueden explicar cómo sobrevivió".
Su historia no es nueva en las páginas de Diario El Líder. Hace dos años apareció contando cómo fueron los 27 días en que estuvo en coma en una sala del hospital Carlos van Buren de Valparaíso. Ahora, sin embargo, vuelve para pedir ayuda.
Necesitan costear un caro escáner para determinar en qué estado se encuentra su cerebro y ver la posibilidad de adquirir una millonaria placa que podría volver a cerrar su cráneo.
Han sido tiempos difíciles, dice el testimonio de su madre, pero el milagro que está segura de haber presenciado con Araceli le da más fuerzas para seguir adelante.
"Hago lo que cualquier madre que ama a sus hijos debería hacer: luchar sin cansancio", confiesa.
Aneurismas
Todo comenzó la tarde del 13 de febrero del 2014. La muchacha, que después de una larga batalla en contra de la depresión se encontraba de vacaciones para luego seguir cursando la enseñanza media, comenzó a sentir un intenso dolor de cabeza.
"Fue una cefalea fulminante, que le provocó fuertes convulsiones. La llevamos al Servicio de Urgencia del hospital Claudio Vicuña, donde le hicieron un escáner rápidamente", relata la progenitora.
Cuando los médicos volvieron con los resultados, Araceli se mantenía consciente, pero era necesario trasladarla de urgencia al hospital Carlos van Buren de Valparaíso. Un aneurisma se había reventado en su cabeza y su vida corría peligro.
Llegaron al centro asistencial del vecino puerto en la madrugada del 14 de febrero. Allí repitieron el análisis y este corroboró lo que los facultativos diagnosticaron en San Antonio: la estudiante debía ser intervenida de inmediato para intentar mantenerla en este mundo.
Entró a las ocho de la mañana a pabellón, en estado de coma.
"Me dijeron que era un procedimiento que podría durar entre tres y cuatro horas, pero eran las cinco de la tarde y aún no terminaban. Demoraron más de diez horas en controlar el sangrado", agrega su mamá.
Araceli estaba grave, pero pensaban que lo peor había pasado. Sin embargo, esa misma noche, contrario a todo pronóstico, sufrió un segundo aneurisma y un infarto cerebral.
Los médicos advirtieron a Rosa. Si no ingresaban al pabellón por segunda vez con ella, podría morir dentro de las próximas horas. La mejor opción parecía volver a hacerlo, pero existía una enorme posibilidad de que falleciera en la sala de operaciones.
"Su cerebro de inflamó tanto que tuvieron que remover la mitad de su cráneo, del hueso, para que hubiera espacio para que se deshinchara", prosigue su madre.
Milagro
Tuvieron que pasar 27 días para que Araceli volviera a despertar. Todo ese periodo estuvo en un profundo coma. Rosa se preparaba para lo peor. Con suerte, su única hija quedaría en estado vegetal, sin la posibilidad de caminar o moverse del todo.
A fines de marzo se concretó el milagro. La joven despertó y, contra todo pronóstico, las secuelas eran mínimas.
Se acordaba de todo, perdió parte del equilibrio, pero no podía caminar. Con la ayuda de un terapeuta volvió a hacerlo y en la actualidad solo padece de esporádicas crisis de pánico.
"Mi hija desafió a la ciencia y a la muerte. Le ganó a las dos cosas. Médicos con larga trayectoria me dijeron que nunca habían visto algo semejante en sus carreras", describe.
-¿Antes de que se enfermara, hubo algo que las hiciera pensar que podría pasar algo parecido?, ¿tenía dolores de cabeza, por ejemplo?
-Le dolía la cabeza rara vez, muy a lo lejos. Lo normal podría decirse. Cuando era niña, en cambio, tenía muchos dolores de oído, y según los doctores que la trataron, puede que se hayan estado formando estos aneurismas, pero la única forma de haberlo sabido era haciéndole un escáner, pero a nadie que le duelen los oídos le hacen un escáner.
Ayuda
La mayor complejidad sigue siendo su cerebro.
"Un pelotazo en la calle o un golpecito en un auto, por ejemplo, podrían matarla de inmediato", sentencia.
Con los recursos de un evento a beneficio esperan financiar un nuevo estudio que determine cómo está funcionando este órgano y comprar una prótesis que cumpliría la función de los huesos que removieron en la cirugía.
El próximo 5 de agosto harán una lotería familiar en el Centro Comunitario de Villa Las Dunas. Comenzará a las 20 horas y por solo mil pesos se podrá participar en diez juegos individuales.
"Necesitamos ayuda, porque no tenemos los premios o los productos para vender. No me gustaría estar haciendo todo esto, pero la salud es tan cara, que hago lo que haría cualquier madre que quiere ver a su hija lo mejor posible", dijo Rosa, quien a fines de año debería graduarse de cuarto medio junto a su hija.
"Estamos completando nuestros estudios juntas, tratando de salir adelante", finalizó la mujer.
Cualquier cooperación puede hacerse llamando al +56 9 7261 0005.
"Ella es un milagro para la humanidad, porque hasta el día de hoy los doctores no se pueden explicar cómo sobrevivió",
Rosa Guzmán,, madre de Araceli"

