Emita, la comerciante que aún está en el corazón de sus clientes
El supermercado Santo Domingo es uno de los comercios más queridos de la comuna balneario, donde se mantiene el trato personalizado y de confianza, lo que queda demostrado en que todavía tengan "el cuaderno".
Las empanadas de la Ema son de la más conocidas y apetecidas en la zona, no solo por lo sabrosas, sino porque desde siempre su dueña, que falleció el año 2010, se encargó de demostrar cariño y respeto a su clientela. Estos mismos valores son los que sus hijas, que hoy administran el supermercado Santo Domingo, tratan de mantener.
"Mi mamá era una mujer muy especial, que dejó la vara muy alta. Nosotros seguimos lo que ella siempre decía, que cada persona debía ser atendida de manera personalizada. A cada cliente le conocemos su historia, sus hijos, sus nietos, hasta qué perro tienen", contó con humor Irma León Pinto, una de sus hijas mayores de la señora Ema.
"Son las mismas personas que vienen a comprar, los abuelitos, los hijos y los nietos. Ellos vienen y uno les pregunta por la mamá, por el papá y por todos; entonces existe otra relación, como más cercana. En realidad es bien cercana la relación que uno tiene con ellos", agregó.
Historia
Todo comenzó cuando la señora Ema Pinto y su esposo vendían las hortalizas que producían en el terreno que arrendaban en la calle Arturo Phillips.
"Mi mamá en los veranos hacía humitas, pastel de choclo, pan amasado y le quedaban exquisitos", dijo Irma.
Sin embargo, en el año 1974, cuando su hijo menor tenía cerca de un año, la señora Ema se separó de su esposo y tuvo que empezar a trabajar sola para cuidar a sus ocho hijos.
"La rutina de mi mamá era, pobrecita ella, levantarse a las cinco o seis de la mañana y se acostaba a los doce o una de la mañana. Hacía una cosa y otra, que la casa, que la chacra y todo. Fue una vida de mucho sacrificio", recordó con emoción Irma.
De a poco a la señora Ema se le fueron dando las cosas y así fue como en 1978 dio el pie para comprar su propio terreno, que es el mismo donde hoy está el supermercado Santo Domingo y el centro comercial.
Luego de tener el terreno, instaló una tienda de abarrotes, que de a poco fue creciendo. Para su hija, el secreto de este éxito de su madre (no solo en lo económico, sino también en el cariño de los vecinos de la comuna balneario), radica en que "para ella toda la gente era igual, nunca hizo diferencias. El cliente que venía a comprar el vinito en caja era igual que el que le compraba el vino de 20 mil pesos la botella, era exactamente igual".
Por eso es que Irma cree que "esto se le dio con el tiempo, pienso que mi mamá nunca aspiró a tanto, pero con el apoyo de la comunidad se fue dando, porque la gente comenzó a conocerla y a apoyarla. Ella fue una mujer muy querida y la gente siempre la estuvo apoyando, por eso yo creo que se le fue abriendo camino. Yo nunca lo conversé con ella, pero creo que solo quería trabajar para mantenernos y darnos un buen vivir y un buen pasar. Era una mujer muy luchadora, pero se le fueron abriendo los caminos a través del apoyo que nos dieron en Santo Domingo", señaló.
Quizás para retribuir ese mismo cariño es que en este supermercado se mantiene la tradición del cuaderno y el lápiz, donde la gente pide fiado hasta fin de mes o hasta la quincena "y siempre responden", señaló Irma.
Cuenta bancaria
Una anécdota que Irma recuerda con mucho cariño se trata del momento en que su madre tuvo su primera cuenta en el banco.
"Un cliente nuestro, un día equis, le dijo Ema tú tienes un negocito más grande así es que ahora necesitas tener una cuenta bancaria, mañana te voy a pasar a buscar a las diez de la mañana y nos vamos a ir al Banco de Chile y te voy a avalar allá. Él fue el aval de su primera cuenta bancaria", contó con cariño.
"Yo creo que mi mamá si podía abrir su cuenta, pero pienso que no se atrevía, porque ella llegó hasta cuarto básico, aunque sabía más que todos nosotros", completó .
Penas
Después de la muerte de la señora Ema, esta familia debió enfrentar pruebas muy difíciles. Una de ellas fue la pérdida de dos de los hermanos.
"Mis hermanos fallecieron de infartos. Mi hermano menor que es Francisco tenía 42 años y mi hermano Luis con 54 años. Él falleció el 4 de abril del 2015, dos meses después murió Francisco, el 5 de junio y de un momento a otro. Menos mal que mi mamá no estaba viva", señaló con pesar.
" Nos tocó bastante duro y para peor en diciembre falleció mi cuñada, que es la esposa de uno de mis hermanos. En seis meses tuvimos tres muertes en la familia, todos jóvenes y de un momento a otro, fue muy difícil", dijo Irma apenada.
Tradición familiar
Sin duda si hay un comercio que sabe de tradición familiar es el supermercado Santo Domingo, espíritu que pretenden mantener, ya que, como cuenta Irma, su mamá siempre los preparó para seguir con el negocio.
"Mi mamá nos preparó para la vida y para seguir, porque ella lo único que quería era que nosotros siguiéramos juntos y trabajando unidos. Mi mamá tiene siete años que se fue y seguimos todos juntos y todos iguales", contó con orgullo y cariño.
Estas hermanas tratan de seguir al pie de la letra las enseñanzas de su madre, sobre todo en los negocios. "Mi mamá cocinaba muy bien y mi hermana Teresa es la que sigue la tradición de ella, la que lleva la cocina, la que ve todo lo que es empanadas y banquetería. Ella heredó, yo creo, todo lo de mi mamá. Mi hermana Iris heredó todo lo que es la parte finanzas, yo le digo que es la ministra de Hacienda y yo creo que soy más la relacionadora pública, conozco al 90 por ciento de los clientes antiguos y les sé todas sus historias, porque paso más en el negocio. Acá cada uno tiene su rol bien delimitado", agregó.
Otro elemento que sin duda forma parte de esta tradición es que sus trabajadores se mantienen a lo largo de los años. "Ahora la mayoría de las personas que trabaja es familia, aunque también hay gente que no son de la familia, pero es como si lo fueran. Por ejemplo, Juanito, que se encarga de la verdura, tiene más de 30 años con nosotros, casi todos tienen eso. Guillermo y Sonia, que también trabajan con nosotros, tienen como 20 años acompañándonos", afirmó.
Respecto al futuro, ella está tranquila porque "nosotros estamos preparando a los nietos, están todos preparándose y la mayoría en la parte de comercio, ya hay tres ingenieros comerciales titulados, pero no sé qué van a hacer los niños, si se van a quedar o se van a ir".
Y así es cómo el espíritu de la señora Ema se mantiene vigente.