Techo Fraterno: un legado que lleva tres décadas en Llolleo
El 24 de octubre de 1987 se fundó esta obra que ha acompañado la vida de varias generaciones de sanantoninos que han sabido de su caridad y solidaridad.
En 1979 las hermanas Lina Pieretto, de nacionalidad italiana, y Juana Ayala, paraguaya, llegaron hasta el sector de Llolleo. Se instalaron en una sencilla casa ubicada en calle Hurtado de Mendoza y de inmediato comenzaron a trabajar en la parroquia Cristo Rey.
Ambas pertenecían a la congregación Hijas de Santa María de la Providencia, fundada por el beato italiano Luis Guanella en 1881 y que en 1973 se había instalado por primera vez en Chile en la localidad de Batuco, en la Región Metropolitana.
En las partes altas de la ciudad puerto las hermanas vieron las carencias y la falta de cuidado con el que se encontraban muchas familias que vivían en tomas y campamentos. Empezaron a ayudar en forma inmediata. Se insertaron en la realidad sanantonina y aportaron bajo su lema de asistir a los huérfanos, ancianos y personas con capacidades diferentes.
Hasta que en 1985 la visita de la madre Rosa Costantine, también de nacionalidad italiana, pavimentó lo que sería la actual construcción del Techo Fraterno.
"La madre Rosa vino y visitó inmediatamente los campamentos y los lugares donde la gente estaba viviendo en precarias condiciones y que necesitaban de alguna ayuda fraternal. Por eso que comenzó a luchar por la creación de un policlínico ya que no había en esos tiempos. Así fue como se formó el Techo Fraterno, que contó aparte con comedores para la gente que no tenía dinero para comer", relata la hermana Miguelina Jara, de origen paraguayo y que desde el 2005 está instalada en el edificio que se encuentra en calle Julio Letelier.
El 24 de octubre de 1987 (la misma fecha en la que se celebra a San Luis Guanello), bajo la dirección de la hermana Mariuccia, se inauguró el Techo Fraterno, que en pocos meses cumplirá 30 años de funcionamiento.
Sus primeros servicios eran entregados en el policlínico, donde realizaban curaciones a los enfermos y además se hacían atenciones dentales con la ayuda de alguna voluntaria que actuaba de asistente. Con el paso de los años, la institución reforzó su ayuda en el comedor.
"Llegaban a comer cerca de 170 personas todos los días. Nos ayudaban los mismos comerciantes del sector con los alimentos para cocinar, pero con el tiempo se malinterpretó la ayuda y muchos venían porque no querían cocinar, entonces se cambió la fórmula y, luego de hacer un catastro de las familias, se armaba una especie de canasta familiar con alimentos como harina, arroz, aceites y fideos, que entregábamos una vez al mes", detalla la hermana Miguelina, agregando que los comedores estuvieron funcionando de forma continua hasta el 2008.
Paralelo a estos servicios, en la década de los 90 se llevaron a cabo diferentes talleres pedagógicos que fueron de gran ayuda para los más pequeños que no tenían la enseñanza preescolar para postular a primero básico y así podían terminar su kínder.
También, tuvieron harta popularidad los grupos de colonias, los que reunían a los jóvenes que compartían vivencias y anécdotas durante los días domingo.
"Organizábamos festivales juveniles donde se hacían concursos de canto, de música o de representaciones teatrales. La juventud en esos años no tenía muchos espacios y acá se formó un grupo que hasta el día de hoy se recuerda entre los participantes", reconoce la hermana Miguelina.
Siguen las actividades
Actualmente, el Techo Fraterno cuenta con grupos de oración, acogida, catequesis, confirmación y un taller folclórico.
Para los adultos mayores está la posibilidad de participar en los dos talleres que se realizan los miércoles y jueves: baile entretenido y gimnasia para adultos y un entretenido curso de telar.
"Estos talleres son realizados en conjunto con la municipalidad. Por ejemplo la municipalidad facilita al monitor del taller de telar, y así nosotros vamos a sus clases y aprendemos esta técnica. Hay cerca de 30 adultos mayores que son parte de estos espacios de distracción en donde pueden pasar un rato agradable", comenta Luz María Molina, presidenta desde el 2014 de la agrupación de laicos sanantoninos que cooperan con la congregación.
Luz María Molina explica que dentro de las actividades que tendrán producto de la conmemoración de las tres décadas del Techo Fraterno, la más próxima será en agosto, cuando se realice un encuentro familiar con juegos y actividades para personas de todas las edades.
En tanto que para septiembre se llevará a cabo la tradicional peña folclórica que contará con grupos de música y el tradicional baile de la cueca.
"En octubre queremos organizar una caminata al Cristo del Maipo, algo que ya hicimos en el 2015, y que esperamos podamos repetir en el mes en donde además celebramos a nuestro beato San Luis Guanello", explica Luz María Molina.
Reencuentro
La idea que tiene la hermana Miguelina Jara, quien junto a la hermana Hilda Cornejo, chilena, y la hermana Elizabeth Vera, también paraguaya, son las representantes de la congregación Hijas de Santa María de la Providencia, es que toda la comunidad que ha participado en estas tres décadas de Techo Fraterno se acerque a las celebraciones por este aniversario.
"La clausura de las actividades por los 30 años se realizará el 19 de diciembre y nos gustaría que los chicos que estuvieron en colonias o en diferentes talleres a lo largo de estos años puedan compartir sus experiencia y así entre todos podemos recopilar historias de lo que ha significado el Techo Fraterno para la comunidad en Llolleo", afirma la hermana Miguelina Jara.