Chirigüita, el maestro que quiere ser leyenda con sus parrillas
José González renunció a sus 53 años al trabajo de todo su vida, para volver a vivir en casa y sentir la libertad de no tener jefe. Ahora fabrica parrillas, chimeneas, salamandras y otras estructuras metálicas.
Hace casi tres meses José González Santis, de 53 años, comenzó oficialmente una nueva vida en San Antonio. Después de más de 20 años recorriendo el país como trabajador dependiente, González decidió jugársela e instalar su propio local, para así volver a disfrutar de la familia y la tranquilidad del hogar.
Parrillas, salamandras, chimeneas, cocinas, rejas y otras estructuras metálicas se pueden encontrar en su local de avenida El Molo, casi llegando a Angamos. El negocio se llama "Chirigüita Soldaduras" en honor a su fallecido padre, Manuel González Vera, un pescador reconocido por ese nombre en Las Dunas y en el puerto.
"Mi papá era conocido como el 'Chirigüita'. Como yo soy el menor de sus hijos, toda la gente me dice 'Chirigüita chico'. Cuando me dicen 'Chirigüa' es como si estuviera con mi papá. Es un orgullo ponerle su nombre a mi local", relata González.
La familia
Para este emprendedor sanantonino, la familia lo es todo. Durante más de dos décadas estuvo en una reconocida empresa constructora, que realiza obras portuarias en todo el país. González trabajaba como "oxigenante", es decir, realizando oxicorte, que es una técnica auxiliar a la soldadura. "Yo cortaba pilotes y otras estructuras grandes. Por ejemplo, yo estuve en la construcción de Puerto Central", explica.
Pero pocas veces José pudo trabajar cerca de casa. Iquique, Calama, Antofagasta, Michilla, Mejillones, Los Vilos, Quintero, Viña del Mar y Valparaíso son algunas de las ciudades donde el Chirigüita pasó gran parte de su vida. "Estuve 20 años en la empresa, de los cuales estuve 15 afuera, recorriendo el Norte", cuenta González.
Durante ese tiempo, el "Chirigüita chico" viajaba para estar en las fechas importantes con su familia, como los cumpleaños de su hijo mayor, José Manuel, y de su esposa Virginia Toro.
González, afirma que se perdió muchos momentos del crecimiento de su hijo y que con la distancia "se echa de menos la casa, no hay como estar en el hogar".
La idea de dejar este empleo nació junto su hija menor, Fernanda, quien ahora tiene 7 años de edad. "No pude estar para el nacimiento de mi reina (como le dice de cariño a su hija), porque trabajaba en el Norte, en Michilla, ahí dije nunca más salgo", explica sobre su decisión.
Durante años, él y su esposa se esforzaron por conseguir estabilidad para su presente y futuro. Gracias a esto, él pudo elegir quedarse junto a los suyos.
"Ya no quiero salir más, quiero estar en la casa y disfrutar a mi reina, mi hijo y mi señora, porque lo que uno quiere es estar con la familia. La plata no hace la felicidad, la felicidad es la familia, eso es lo principal. La plata te ayuda, pero si no tienes familia, ¿qué tienes?", pregunta retóricamente González.
Libertad
Tras tomar conciencia de todo lo que se había perdido con los suyos, José comenzó a formar el sueño de establecer su propio negocio. "Llevaba más de 20 años en esto de los fierros y pensé 'ahora me tiro solo, no quiero más trabajar en la empresa'", cuenta.
Hace cuatro años atrás, "Chirigüita" comenzó a fabricar parrillas y otros objetos en su casa de Cristo Rey, paralelamente a sus labores en la constructora.
Pero no fue hasta mayo de este año que dio el salto definitivo. El 20 de aquel mes se terminó su contrato con la empresa donde estuvo gran parte de su vida, y el 25 de mayo ya estaba instalado en el local de Avenida El Molo.
Ahora, José González disfruta de una nueva vida. "Se siente la libertad que te da. Yo si quiero tomarme un café, lo hago, no estoy pendiente de lo que diga un jefe. Ahora me siento más libre, la plata no es la misma, pero de a poco se va arreglando. Hay que sembrar para cosechar", señala el sanantonino.
En el taller
A las 8.30 de la mañana, de lunes a sábado, José se instala en su taller para confeccionar los productos que le solicitan a pedido. Con su casco, guantes y la soldadora se afana para lograr productos de calidad, realizados con materiales reciclados y nuevos.
González comenzó hace un tiempo a trabajar con "chatarras" que desechaban en la construcción, dándole una nueva vida al transformarlas en parrillas, chimeneas y cocinas.
Para él, el reciclaje es "ecológico y rentable. Hay ganancia para uno, pero también para el que compra. Por ejemplo, una persona que tiene una lavadora vieja, en vez de botarla, puede aprovecharla para hacer un horno, entonces economiza", explica.
De lunes a viernes, "Chirigüita" afana desde las 8.30 hasta las 18.30 horas, y los sábados "tiene permiso hasta las 14 horas", como señala, que es cuando su familia va a buscarlo para recuperar el tiempo perdido.
En su local, tiene chimeneas de 180 mil pesos, salamandras por 110 mil, y campanas desde los 90 mil, aunque él señala que todo puede ser conversable con los clientes, según medidas y materiales.
Lo que no es negociable para él es la buena calidad. "La idea mía es trabajar para que las cosas duren. Para otras personas o empresas lo comercial es que los productos sean desechables. Yo no tengo esa mentalidad, quiero que mis fabricaciones perduren y la gente diga 'esta parrilla la hizo el viejo González'", señala el emprendedor sanantonino.
Durante este mes, González estará enfocado en la confección de parrillas, que van desde los 50 mil (con tambor) a los 90 mil pesos (con plancha de fierro, levante y soportes para platos). Se le puede contactar en el local o en el 984428606.
Sueños
Por ahora, el "Chirigüita" trabaja en el taller junto a su amigo Cristián Morales. "Me dio la posibilidad de trabajar con él en los tiempo libres, ya que también soy papá y tengo hijos que mantener. La plata acá en San Antonio es poca, por lo que uno tiene que aferrarse a otros trabajos. Él me tendió una mano, es una buena persona. Este ingreso me sirve harto", agradece Morales.
El sueño de González es grande. "Mi meta es crecer con esto y, si esto tira para arriba, generar trabajo para otras personas. La idea es proyectarse y mirar a futuro. Sí se puede", afirma.
José es una persona positiva, afable y con energía, que no para de soñar: "Yo quiero salir adelante. Tengo 53 años, pero uno siempre debe tener sueños, ponerse metas y proyectarse, sin importar la edad. Yo creo que eso es lo ideal", culmina el "Chirigüita" entre los fríos metales, pero con el calor familiar que le entregan sus hijos y esposa.