David Muñoz Castillo
Cuando Juan Francisco Manzo Concha (33 años) revisa su carrera deportiva, inevitablemente queda la sensación de que tuvo todo para llegar más alto en el fútbol. Desde que se inició en esta actividad deslumbró en las selecciones Sub 14 y Sub 15 de San Antonio; el volante sobresalía sobre el resto. Anticipado a su tiempo mostraba las características del hoy tan cotizado volante mixto: marca y salida limpia.
Además destacaba por su envergadura física y por eso el talento del oriundo de la población 30 de Marzo acaparó rápidamente la atención de los grandes clubes de la capital. Optó por la Universidad de Chile, por un tema emocional, incluso se dio el gusto de decirle que no a Colo Colo. Sin embargo, una inexplicable decisión técnica lo excluyó de la juvenil azul y truncó una prometedora carrera.
Con los años "Juanito" analiza esa decisión que tomó. Asegura que no se arrepiente, pero admite que le quedan dudas y se cuestiona qué habría pasado si hubiese seguido otro camino.
"Qué habría pasado si me iba a Santiago y me dedicaba ciento por ciento al fútbol, tomar lo que me ofrecían. No me arrepiento, soy un agradecido de la vida, de lo que soy y lo que hago ahora. No me arrepiento, pero queda una duda", analiza.
Como muchos, comenzó en el barrio, en las canchas de tierra, siguiendo los pasos de su padre. Juan Manzo padre es un reconocido fotógrafo de la zona. Es habitual verlo recorrer los escenarios deportivos de la comuna con su cámara inmortalizando las formaciones de distintas escuadras. "Dice que va a tomar fotos a las canchas, pero es la excusa para que no lo reten tanto", bromeó sobre el oficio que desempeña su padre.
Sus inicios están en Unión Católica y en Cartagena Atlético. Juan hacía "el doblete" en las dos asociaciones con el único afán de jugar fútbol. Después su papá armó el equipo "Fotos Manzo" y se inscribían en cuanto campeonato que se organizaba.
También se sumó a las escuelas de fútbol del Unión Católica a cargo de Carlos Cadenas, y de Colo Colo que comandaba Julio Acevedo.
Su privilegiada contextura física le permitía desempeñarse en distintos puestos dentro de la cancha, aunque siempre le gustó volantear. "Jugaba al medio, a veces atrás, cuando era más chico era grande de porte, crecí hasta los 13 años, de ahí no crecí más. Nadie me creía la edad que tenía a los 11 ó 12 años, me pedían el carné, porque era muy grande en comparación con los otros niños", recordó el volante.
Sus capacidades físicas y deportivas tempranamente le abrieron las puertas de los grandes equipos del fútbol chileno. En un torneo de filiales del Cacique lo vieron. "Querían que me fuera a las cadetes del Colo, pero era de la U. No quería", contó.
A la "U"
Cuando Juan estaba en la Sub 12 de Deportes Melipilla fue a una prueba de jugadores para la Universidad de Chile. De inmediato lo dejaron. "La idea de mi papá era ver en qué nivel estaba. Fuimos a esa prueba en Malloco y el profe César Vaccia le dijo a mi papá que me fuera a entrenar con los cadetes de la 'U'. Los otros tenían que pasar más etapas, yo no, me mandaron a Santiago", relató.
En la capital pensaban que era de una categoría superior. Se sumó a la Sub 13 y comenzó a entrenar en el Caracol Azul, que estaba en el predio del Estadio Nacional. Ahí Juan inició su proceso formativo en los azules que se extendió hasta la serie juvenil.
Patricio Mardones, Mariano Puyol y Víctor Hugo Castañeda fueron algunos de sus entrenadores en la cantera azul. En Ñuñoa compartió camarín con Mauricio Pinilla, Jean Beausejour y Emilio Hernández, en su categoría. Además por su porte le permitieron entrenar con equipos de series superiores donde estaban Johnny Herrera y José Rojas. "Un día de la semana entrenaba con los jugadores de proyección. Todos los años me ofrecían quedarme en la Casa del Jugador, pero siempre he sido medio mamón, así que decía que no", admitió.
Juan estudiaba en San Antonio por las mañanas, en la tarde viajaba a Santiago a entrenar y en la noche llegaba a su casa extenuado, pero con la obligación de cumplir con las tareas que le daban en el colegio. "Una de las cosas que me pasó la cuenta fue eso. Terminaba de estudiar, almorzaba, viajaba, jugaba, tenía que hacer trabajos y tareas. Di ventajas en ese sentido, pero siempre respondí bien", explicó sobre su paso por la "U".
Contó que en los años como cadete azul "nunca fui banca, el último semestre fui capitán de la serie. Por los estudios un día no podía ir a entrenar, entonces Patricio Mardones me dijo que para ser capitán tenía que ir a entrenar todos los días".
La llegada de Víctor Hugo Castañeda a las series cadetes de los azules desencadenó la salida de Juan del semillero universitario. "Llegó a dirigir después de retirarse, él llegaba como jefe de todos los cadetes. Eligió sin conocer al equipo. 'Pato' Mardones me dijo que me mandaban a préstamo, fue sorpresivo para mí y para todos mis compañeros. Incluso el 'Pato' me dijo que él quería que siguiera, pero el que mandaba era Víctor Hugo", relató sobre su salida.
La decisión del cuerpo técnico fue un duro golpe para Juan. Admite que la noticia lo dejó "dolido y enojado y no quise seguir en la 'U', pedí el pase, estaba sentido, no me lo querían pasar".
Decepcionado de la Universidad de Chile, pero no con el fútbol, Juan buscó una alternativa para seguir jugando en Everton. En los "ruleteros" sufrió otro golpe, pero esta vez con la realidad. "Estuve tres meses, porque la diferencia en el trato y cómo se hacían las cosas era totalmente distinta a cómo estaba acostumbrado en la 'U'. No me gustó, porque era pichanga. Algunos compañeros llegaban a entrenar el viernes y jugaban el domingo. Eso me chocó", justificó.
Al año siguiente Juan se fue a Deportes Melipilla y se reencantó con el fútbol. En su último año como juvenil subió al primer equipo (2004), se ganó un puesto en la escuadra metropolitana y logró el ascenso con Luis Musrri como DT. También estuvo a préstamo en el SAU (2005) volvió al "Potro", formó parte del plantel que estuvo en Primera División, hasta que el equipo descendió en 2008.
-¿Cuándo estaba en la "U" pensó en dedicarse solo al fútbol y dejar los estudios?
-Siempre me ofrecieron ir a Santiago a la Casa del Jugador, pero no me gustaba. No podía viajar cuando quería a San Antonio, tenía que pedir permiso. Te pagaban todo y te dedicabas a jugar y tenías de todo, pero quería estar con mi familia.
-¿Te queda esa sensación que por estas decisiones no avanzaste más en el fútbol?
-Sí, cuando me retiré en 2008 tenía ofertas para jugar en un club de Segunda, querían que siguiera en Melipilla, pero llegaron unos holandeses (encabezados por el desconocido Jorrit Smink) y tenían la embarrada en el club. No me gustó el trato que tenían. Mis hermanas querían que estudiara, el 2009 trabajé y el 2010 me puse a estudiar en Viña.
Educación física
La decisión de Juan de dejar el fútbol profesional a los 24 años le abrió otro mundo relacionado con el deporte. Se matriculó en Educación Física en la Universidad de Las Américas. De inmediato lo seleccionaron para el equipo de la casa de estudios, y por su desempeño se ganó varios premios y becas para seguir su carrera.
Nunca dejó el fútbol y en su retorno a San Antonio jugó un año y medio por Unión Católica. Recibió varias ofertas, entre ellas una de Balmaceda, que estaba en su mejor época, pero como insiste Juan Manzo en esta conversación, sentirse cómodo era una de las condiciones que puso para seguir en las canchas.
"Me ofrecieron varias lucas, pero no me fui. Le pedí a los dirigentes del Católica que arreglaran el equipo, porque quería ganar cosas, no importa que fuera a nivel amateur. Esa fue la condición".
-¿Y lo hicieron?
-No, nunca pasó nada en el año y medio que estuve. Pasó ese tiempo y después tomé la decisión de irme a Huracán. No me fui por las lucas, sino porque quería ganar cosas. No me fui por un tema de plata, no me gusta eso, que se piense que juego por las lucas, solo era por los pasajes para venir a San Antonio.
En 2011 Juan Manzo llegó a Huracán y desde ese año que defiende a los rojos de Llolleo. En la tienda de la calle México encontró afectos y un grupo humano que lo llevan a no emigrar. En otras palabras, está cómodo.
"Una de las cosas que siempre le he dicho a los dirigentes es eso, que mientras me sienta cómodo, no me voy a mover del club. El ambiente es grato, el camarín también, nunca he tenido problemas. Siempre lo he dicho. Cuando jugamos la copa (Anfa) equipos de Viña me ofrecieron hasta el doble o el triple de plata por irme, pero no lo voy a hacer. Quiero estar acá, estar con mi familia. Varias cosas me unen al club, me siento parte de Huracán", admitió Juan, quien está como en su casa vistiendo la camiseta roja. Para el volante su estadía es una cuestión de comodidad.