El "Negro" Durán: el patrón de la defensa del Cerro Alegre
El central representa el espíritu aguerrido y valiente de un club formado en su mayoría por pescadores.
Cerro Alegre perdía por 3 a 0 tras el primer tiempo con Juan Aspeé, el puntero de la primera en el Oficial de la Asofútbol, el domingo pasado. Fiel a su estilo el equipo albo no se entregó. Se fue con todo arriba para conseguir un descuento. El emblema de esa lucha, la misma que da cada fin de semana en todos los partidos fue José Manuel Durán Mancilla.
El "Negro" a sus 30 años (2 de febrero de 1987) es un símbolo de la institución blanca. Sintetiza todo lo que representa el club dentro y fuera de la cancha, porque el Cerro es de gente de esfuerzo, de trabajo, muchos de ellos pescadores que salen a la mar en busca del sustento diario para sus familias. José también se embarcó en una lancha, trabajó junto a su suegro, cuando se resistía a abandonar el sueño de ser futbolista profesional. Perseveró hasta donde pudo, hasta cuando la vida le dijo que debía seguir otro camino.
José sigue jugando -es imposible que deje la pasión que surgió en su infancia- pero hoy ve el fútbol con otros ojos. Tiene otras preocupaciones y obligaciones, pero cuando entra a la cancha se abstrae de todo y se entrega con el mismo sacrificio y valentía que un pescador cuando sale al mar.
Nació en el corazón del cerro Alegre. Ese amor incondicional que el "Negro" siente por el Cerro tuvo alguna "infidelidades", pero siempre vuelve a su casa. Anuncia que no se va más.
Su padre, Manuel, es chofer de buses, y su mamá, María del Carmen, es garzona en un restorán de Cartagena. El "Negro" siguió los pasos de su hermano mayor Jonathan (36) en el fútbol. "Iba a la cancha a verlo y por ahí me gustó este deporte", recordó José, quien llegó a la tercera infantil del Cerro.
En unas cuantas ocasiones dejó la alba para jugar por Español, Sportivo Cartagena y Unión Santo Domingo, club con el que logró el título de la Copa Litoral Central el año 2016. También fue parte del plantel de San Antonio Unido en la temporada 2010 con "Chichilo" Pérez en el inicio de un proceso que terminó Ítalo Díaz.
En sus inicios José se desempeñaba en una posición muy distinta a la que hoy ocupa en el campo de juego. "Empecé jugando de 9 de la tercera infantil hasta la juvenil. Hasta que un entrenador me ubicó de central. Fue don Nano. Tenía buen ojo", rememoró sobre ese vuelco que experimentó su derrotero en el fútbol a los 17 años.
La decisión técnica le abrió las puertas de la serie de honor del Cerro. "Jugaba en la juvenil el sábado y el domingo en la primera".
El "Negro" sabe que estar en la Asofútbol es muy distinto, porque tiene la experiencia de su paso por las Rocas, escuadra que milita en la Puerta del Pacífico. "Todo es mejor en la Puerta, hay hasta guardalíneas. Acá a veces ni árbitros hay. Es más al lote", argumentó. Eso les pasó el domingo ante Juan Aspeé. Uno de los directores de turno, Guillermo Soto, se aventuró a impartir justicia, ante la ausencia del juez designado por la asociación.
A pesar de esas carencias y descoordinaciones que sufre el campeonato, Durán se siente cómodo y en su casa.
"Uno siempre ha jugado acá, ya no me muevo. Me han ofrecido irme para otro lado a otros clubes. Acá juegas por el amor a la camiseta, no corren otras cosas".
Ese es el verdadero sentido del fútbol amateur, el que se conserva intacto en una competencia que lucha por sobrevivir y donde el aporte de jugadores como el "Negro" Durán es fundamental para que no muera.
Del SAU a la mar
Como todo niño que juega fútbol, José Durán soñó con ser un profesional del deporte que lo apasiona. Por eso en 2010 probó en San Antonio Unido. La experiencia duró un par de meses, porque nació su hijo Matías.
"Me tuve que retirar y me puse a trabajar en una lancha, a las sardinas. Me pagaban 120 luchas y entrenaba dos veces al día, a veces en El Quisco. No me daba la plata".
-¿Había que mantener a la familia?
-Sí, ya tenía familia, habían otras responsabilidades y era complicado.
No era la primera vez que José se embarcaba para salir a trabajar. "Desde que me junté con mi señora, mi suegro (José Ramírez) que es pescador me llevaba. En ese tiempo él hacía la primera", recordó.
Admite que trabajar en la mar no es fácil, pero asegura que "a mí me gustaba y como había que trabajar, no había otra".
Hoy sigue ligado a la pesca, pero su trabajo no es tan riesgoso y es más seguro en cuanto a los ingresos económicos. En el Instituto de Fomento Pesquero es observador científico. Hace cuatro años que se dedica a esto. "Te embarcas y vas a hacer muestreos de merluza, jibia, de diferentes pesquerías. Después que uno se embarcó se hace costumbre. Necesitaban a alguien, tenía unos contactos y salió la pega, es piola", contó.
José hoy cuenta con un ingreso seguro, no como muchos de los pescadores que no alcanzan a cubrir ni siquiera los gastos cuando se aventuran a la mar. "Ahora la pesca está remala. Ni la jibia están sacando, por cómo está el tiempo, con los vientos".
La realidad de los pescadores es dura y José es testigo de los golpes que le da la vida a los hombres de mar. "Cuando la cosa está mala se tienen que mover en tierra nomás, hacen pololos por aquí o por allá, se meten en pegas de la construcción, no les falta, y a los que le falta se tiene que pegar con una piedra en el pecho por ser pescadores", analizó.
En el cerro Alegre la mayoría se dedica a oficios ligados a la pesca artesanal. No son solo pescadores, hay sacadores, descargadores y lavadores. "Los recursos no están como antes", habló desde su experiencia.
Con esa realidad lidió José cuando aún albergaba el sueño de ser futbolista profesional en un San Antonio Unido que seguía en la Tercera División.
El esfuerzo del "Negro" era doble y hasta triple. "Salía en la noche, llegaba a las 12 del día, entrenaba a las 2 o a las 3 de la tarde, viajaba a El Quisco, porque ahí entrenábamos. Volvía a las 4, almorzaba y entrenábamos de nuevo a las 8. Y estudiaba el fin de semana Mecánica Automotriz y Autotrónica en Melipilla".
-¿Y cómo lo hacías?
-Había que hacerla nomás. Quería jugar, era sacrificado, pero estaba más entusiasmado que la cresta, porque ya estaba metido en el plantel. Tenía que ponerle nomás. Aparte que en la familia de mi señora todos son futboleros, así que me apoyaron caleta.
Nueve meses duró la experiencia de José en el SAU. Esperó por su oportunidad hasta que se ganó la camiseta en un equipo que tenía a jugadores como Pablo Tamburrini, quien está de vuelta en el club, y Andrés Ferragut, quien hoy defiende el arco de Unión Placilla.
"Fue una buena experiencia, porque estaba entrenando, tenía buenos amigos", reconoció sobre este paso.
Con el tiempo el "Negro" admite que "tenía el bichito de ser futbolista, al menos jugar en la Segunda"; sin embargo, el sueño no se cumplió y volvió al fútbol amateur.
Retorno
En 2011 José Durán regresó a las canchas locales. Fichó por Español, tal vez un destino impensado para el aguerrido central. Las razones de su llegada a los hispanos eran justificadas.
"Nadie tenía plata en ese tiempo para pagarme el pase, porque costaba 250 lucas. Llegó Luis Peñailillo, de la carnicería Mi Huaso, se portó un siete conmigo, buena tela el caballero. Me daba mercadería todas las semanas, me pagaba 20 luquitas, me pagó el pase. Buena persona", resaltó.
La temporada 2012 volvió a Cerro Alegre, un año duró el retorno. El Sportivo Cartagena fue el siguiente destino en la carrera futbolística del "Negro". Con los "Pitucos" alzó el título de la competencia. Otro logro para su carrera.
Esos pasos de un año por los clubes José los califica como "pasantías" y reconoce que "me iba por las lucas, pagaban buena plata. Unos pesitos extras nunca venían mal. Ahora no voy por las monedas, estoy con más edad. Aparte con una pega segura no tienes la preocupación de que te puede faltar la plata a fin de mes", aseguró.
Otra vez de vuelta al Cerro (2014), hasta que en 2015 el "Chunga" Arévalo lo tentó para fichar en el equipo de "estrellas" que armó para ganar un título interasociaciones.
Con los verdes de la comuna parque levantó la Copa Litoral en la primera adulta. El 8 de mayo de 2016 terminaron con la hegemonía de Unión Placilla en este torneo. En un equipo que tenía al "Nico" Leiva en el arco y a jugadores con trayectoria como Jony Vera, Sergio Astorga y Gustavo Mella se quedaron con el título.
"El hombre (Claudio Arévalo) quería ganar un campeonato y por eso invirtió. Jugar con gente buena es bacán, porque sabes que te van a exigir", reconoció.
De vuelta al Cerro
José Durán asegura que esa fue la última vez que dejaba al Cerro Alegre. Volvió luego del título en la Litoral y ese mismo año levantó la copa en la primera adulta de la Asofútbol.
En este equipo están muchos de sus amigos de toda la vida. "Venimos jugando casi de la tercera infantil con algunos de los cabros. Algunos pasamos a primera, otros se quedaron en segunda. Con muchos nos criamos, somos casi todos conocidos", destacó.
Hoy José no tiene intenciones de dejar el club. "Ya no me quiero ir, no me dan ganas. Aparte que mi hijo Matías (8) está jugando en la tercera. Juega en mi misma posición", expresa con orgullo el "Negro", el símbolo de un Cerro Alegre que en las canchas despliega el mismo sacrificio que los hombres de mar entregan en su esforzado oficio.