Campeones entregan buenos consejos para no arrugar a la hora de bailar cueca
Desde niños Ingrid Norambuena y Claudio Morgado son fanáticos del baile nacional. Para ellos las claves para aprender y disfrutar bien la cueca son la perseverancia, la constancia y ponerle todo el corazón.
La cueca es familia, felicidad y pasión. Así definen el baile nacional Ingrid Norambuena Lira y Claudio Morgado Huenchuñir, campeones provinciales de cueca de San Antonio, quienes desde pequeños disfrutan de esta coqueta danza, que cada día seduce a más niños y jóvenes.
Ingrid (29) trabaja como laboratorista dental de lunes a viernes, pero todos los fines de semana se pone el traje de china y se entrega por completo a este tradicional baile. En abril de este año, obtuvo el vicecampeonato provincial de cueca, junto al huaso Felipe Rojas, y en 2007 fue campeona provincial, aunque su historia se remonta muchos pies de cueca atrás.
"Comencé a bailar a los 10 años, motivada por mis tíos que bailaban. Desde esa época que participo en diversas competencias", cuenta la bailarina. Ella ha participado en distintas agrupaciones cuequeras de la zona y desde hace seis años zapatea en el taller Cuecarte, a cargo del ex campeón nacional de cueca Álvaro Navarrete.
"Hace 10 años llegué a la cueca por una promesa que le hice a mi abuelita, quien falleció. Ella siempre quiso verme bailar y competir y fue mi motivación para salir adelante. Gracias a ella he llegado hasta acá", cuenta Claudio Morgado (23), originario de El Quisco y actual campeón provincial de cueca.
Años de práctica
No solo el talento es necesario para bailar bien la cueca. La perseverancia, el rigor y la disciplina son clave para sacar aplausos en la pista.
"Bailar cueca de competencia requiere una preparación de años. Tienes que soltar los pies, seguir ritmos, compases y tener una buena postura, entre otras cosas, y todo eso requiere de mucha práctica", afirma Ingrid.
Los competidores, que a veces bailan como pareja, comienzan a entrenar tres meses antes de los campeonatos. Ellos explican que se necesitan años para lucirse frente al jurado y al público. "Yo llevo años bailando y recién ahora puedo inventar pasos, antes no podía porque no se me ocurrían o no me daban los tiempos. Ahora puedo sentirme bien bailando cueca, puedo armar algo siguiendo los ritmos y tiempos, pero son años de práctica", indica la bailarina.
Claudio practica todos los días y, además, entrena con los preparadores de El Quisco, Javier Lara y Ricardo Olave, ambos campeones nacionales de cueca en distintas categorías. Su meta es competir, algún día, en el Campeonato Nacional de Cueca, donde participan los mejores exponentes de cada región.
"Para mí la competencia implica superarme y conseguir estar entre los mejores. Quiero cumplir el sueño de cualquier huaso y bailar bajo el Morro de Arica y traerme la tricolor (banda que se entrega a los campeones de ese torneo)", explica el joven.
Felicidad y cueca
Además de las ganas de ser campeones, hay otros motivos que agitan los pañuelos de estos bailarines.
"La cueca te hace ser feliz, porque es un ejercicio físico y te hacer liberar hormonas que ayudan a la felicidad. A través del baile, uno conoce a distintas personas, se hace amigos e incluso hay algunos que encuentran pareja. Aparte, como la cueca es un baile de a dos, tienes que sonreír, coquetear, y eso te ayuda a subir el ego", señala Ingrid.
Para Claudio, "es una forma de distraerse y desestresarse. Te ayuda cuando estás triste; algunas personas hacen deporte, y yo bailo cueca. Con la cueca puedes vivir siempre un nuevo comienzo; está el mundo real y el mundo cuequero, y este último te hace más feliz".
Los bailarines destacan que esta danza permite también fortalecer el compañerismo. "En las competencias te inculcan el compañerismo, a través de aplaudir y felicitar al compañero de al lado. La idea es conocerse, intercambiar consejos y aprender, no que haya rivalidades", dice Claudio.
Respecto a qué significa tiene para ellos el baile nacional, Ingrid afirma que "la cueca es felicidad y adrenalina, porque bailarla te estimula, y también es pasión".
Claudio afirma que para él "la cueca es familia; te encariñas con las personas. Por ejemplo, yo le he tomado mucho cariño a mis instructores, ellos me han ayudado mucho".
Consejos
Los cuequeros señalan que las ganas de aprender, la constancia y la actitud son los ingrediente principales para bailar correctamente este ritmo que complica a muchos, sobre todo a los más tiesos.
En el caso de los huasos, el campeón provincial sugiere "ponerle pachorra. Hay que sacar pecho literalmente, tener una buena postura y creerse el cuento; si bailas bien o mal no importa, la cueca se baila con sentimiento", dice.
Según Ingrid Norambuena, para bailar hay que "tener la misma postura de los gallos y las gallinas: sacar pecho, hombros para atrás y bajar la colita. Las mujeres tenemos que movernos delicadamente y acompañarlo con movimiento de pies, es un poco difícil, pero se puede".
Respecto al uso del pañuelo, Claudio dice que "debe ser tomado con firmeza por el huaso, no de puntita. La manta debe verse, tienen que hacer movimientos grandes. Si van a tomar el pañuelo arriba deben hacerlo con los brazos extendidos, que se note, que no sea bajito".
"El zapateo tiene que sonar fuerte. Mientras más firme, mejor. Podemos hablar de distintos zapateos, pero el base tiene que ser siempre marcando el "tan tan" "tan tan", que se mantenga el ritmo", añade el bailarín.
"El zapateo tiene que ser al ritmo de las palmas de la mano si no tienes música, o al ritmo de la guitarra", especifica Ingrid.
Sobre la actitud de las mujeres en este baile de seducción, la vicecampeona provincial aclara que "hay que ser delicada y osada. "Se bailan tres cuecas: en la primera, la mujer puede bailar normal y ser un poco coqueta; en la segunda cueca tiene que ser más entradora; y en la tercera tiene que ir a todas, ser más osada, coqueta y entregada para que el huaso sepa", afirma.
Ingrid explica que "las mujeres tenemos la tendencia a bajar el pañuelo, a pasarlo por la cara; ese movimiento debe hacerse delicadamente y el pañuelo hay que tomarlo finamente. Por ejemplo, si uno baja el pañuelo se puede aprovechar para jugar con el vestido".
Por último, la competidora manifiesta que "sonreír harto es muy importante. No se debe mirar al suelo, sino a los ojos de la pareja".
Aprenderse la coreografía, los pasos y la práctica son fundamentales para convertirse en un buen huaso o china, pero sobre todo "hay que ponerle corazón a lo que estás haciendo. Si estas bailando porque te gusta el 18, ponle corazón. Ese es el mejor consejo que puedo dar", culmina Claudio.