Secciones

Sobreviviente de la tragedia del Samu: "Un milagro de Dios nos salvó la vida"

Karen Cádiz y su hijo Máximo viajaban en la ambulancia que chocó en la ruta.
E-mail Compartir

Rodrigo Ogalde

Al ingreso de la casa de Karen Cádiz, en el sector de La Capellanía de Cartagena, hay una mesa sobre la que están las fotografías de tres de sus familiares fallecidos y una imagen pequeña de la Virgen de Los Suspiros, a la que esta familia siempre se encomienda.

Junto a su esposo Víctor Navarro, Karen Cádiz, de 35 años, tiene cuatro hijos. Con uno de ellos, el pequeño Máximo (8), iba a bordo de la ambulancia del Samu del hospital Claudio Vicuña que la tarde del martes chocó frontalmente con un camión en la Ruta F 90, que une Algarrobo con Casablanca, y donde murieron el conductor del vehículo de emergencia, Henry Leiva (24), y el enfermero Vicente Jara (47).

Ayer, mientras se recuperaba de las lesiones que sufrió en el accidente, Karen recibió en su casa a un equipo de Diario El Líder.

Esta mujer contó que la mañana del martes su hijo Máximo fue derivado desde el Claudio Vicuña al hospital Carlos van Buren, ya que su diagnóstico inicial de rinofaringitis se había complicado y se pensaba que podía tener una enfermedad más grave que pudiera ser detectada con mayor precisión por los médicos de ese centro asistencial de Valparaíso.

"Nos mandaron a un pediatra y a un infectólogo del Van Buren, por eso nos llevaron en ambulancia", explicó mientras sostenía a Máximo en sus piernas.

Karen, que sufrió un TEC abierto y otras magulladuras leves, añadió que en Valparaíso los médicos descartaron que Máximo tuviera una afección grave, por lo que, cerca de las 16 horas, determinaron devolverlo junto a su madre a San Antonio. Precisamente, eso fue lo último que ella habló con el chofer de la ambulancia antes del fatal choque. "Vinimos a puro pasear a Valparaíso, le dije a él", recordó.

Al rato de ser subido en una camilla a la ambulancia, Máximo se quedó dormido. Lo acompañaban el enfermero Vicente Jara y el paramédico Víctor Farías. Karen se sentó en el asiento del copiloto.

"Iba el enfermero en la cabecera de Máximo y atrás iba el paramédico. Veníamos bien, pero de repente la ambulancia como que se fue yendo para el lado (hacia el centro de la pista); no sé si habrá venido un auto delante, la verdad es que no recuerdo mucho de lo que pasó. Después desperté cuando me estaban sacando de la ambulancia porque estaba atrapada entre los fierros, yo sólo preguntaba por mi hijo".

Para Karen, el enfermero Vicente Jara y el paramédico Víctor Farías fueron verdaderos héroes. "Yo creo que uno de ellos dos fue quien protegió a mi hijo para que no le pasara algo grave. Un milagro de Dios nos salvó la vida, y los doctores nos dijeron que fue un milagro, porque dentro de todo, nos pasó muy poco. Máximo tiene una pequeña fractura en el cráneo pero muy chiquitita, como una fisura que no le trae complicaciones, además tiene su espaldita un poco quemada con las correas que lo afirmaron".

"Siento un gran agradecimiento hacia a ellos", resaltó Karen al referirse a lo que hicieron Vicente y Víctor.

"Creo que tengo un angelito que nos está cuidando y que Dios no quiso llevarnos con él porque nos quería acá. Aún tenemos un propósito que cumplir, además tengo que cuidar a mis cuatro hijos. Al ver las fotos del accidente, no me explico cómo estamos acá conversando y sólo con rasguños leves, porque en la parte de la ambulancia en que yo iba el techo quedó desintegrado", agregó.

Al mostrar las fotografías de sus familiares fallecidos y de la pequeña imagen de la Virgen de Los Suspiros, Karen miró a sus hijos e insistió en que se siente bendecida por estar con vida y así abrazar con fuerza a sus retoños. "Esto fue un milagro de Dios porque este accidente era como para que quedáramos muy mal o muriéramos", enfatizó.

Condolencias

Esta madre quiso enviar sus condolencias a las familias de los funcionarios que murieron en el accidente. "Ellos fallecieron cumpliendo con su trabajo", declaró mientras observaba a Máximo caminando sano y salvo por el living de su casa.

La madrugada del miércoles, Karen pudo hablar con el paramédico Víctor Farías en el mismo hospital Van Buren. "Me preguntó por la salud del niño, me tomó la mano y yo le dije que no era nuestra hora (de morir) y él me respondió 'claro que no, porque yo tengo que cuidar a todos mis hijos'", expresó la sobreviviente de la tragedia.

SÓCRATES ORELLANA
SÓCRATES ORELLANA
karen cádiz y su hijo máximo, de 8 años, están en reposo en su casa del sector de la capellanía, en cartagena.
el fatal accidente ocurrió la tarde del martes en la ruta.
Registra visita