David Muñoz Castillo
El último año no fue el mejor para Renato Enrique Quevedo Von Jentschik. Una lesión a su rodilla derecha lo marginó de las canchas y del proceso de la selección adulta de la Puerta del Pacífico, equipo que buscaba el tricampeonato regional.
Con 35 años (19 de marzo de 1982) era su última convocatoria. "Ya me cambié se serie, ya estoy para los seniors", contó el defensa central. El "Quique", al igual que sus compañeros y el cuerpo técnico, quería reeditar los títulos obtenidos por la "Verdeamarilla" en los regionales de 2010 y 2013.
Igual apoyó a sus compañeros y amigos y en ese tiempo de inactividad incursionó en otras funciones en el fútbol. Empezó a dirigir, como ayudante del "Pato" Montecino en la primera de Huracán.
Hace un par de semanas volvió a las canchas, para jugar en los viejos tercios rojos, pero no abandona esta nueva veta en el balompié.
Nació en Valparaíso, su infancia la vivió en El Belloto, cerca de Quilpué, pero hace más de una década se vino San Antonio, donde formó familia con su compañera de toda la vida, Macarena Pereira. Su pequeña hija Sofía (3) nació acá, en el puerto. "Ya me siento un sanantonino más, estoy feliz acá", confesó el defensor.
El Sauce Sur de El Belloto fue el primer equipo en la carrera deportiva del central, pero luego se unió a las cadetes de Santiago Wanderers. Entre los 15 y los 19 años formó parte de la cantera caturra.
"En mi club del barrio tenía un compañero que jugaba en los cadetes y su papá siempre me decía que me fuera a probar y que él hablaba con los profes. Me fui a probar, pasé varias etapas hasta que quedé. Viví toda la campaña del 2001 cuando salió campeón el equipo, por eso soy hincha wanderino", contó.
Sobre ese paso por el equipo porteño explica que "siempre fui grandote, pero no fornido, era flacuchento, eso me restó un poco de oportunidades, porque tuve entrenadores que les gustaban los centrales fuertes y grandes. Era más técnico", relató.
El "Quique" reflexiona y concluye que tal vez esas fueron algunas de las razones que le impidieron consolidar una carrera en el fútbol profesional.
Muchos factores influyeron en la salida de Quevedo desde la cantera caturra. "Te empieza a pillar la edad, está la presión de la familia que quiere que tengas una preparación o estudios para que después te defiendas en la vida", argumentó.
Cuando cumplió la edad límite en la serie juvenil tomó la decisión de dejar Wanderers. "No estaba jugando y un evento familiar también influyó. Falleció mi papá y tenía que hacer algo más concreto. Dejé de ir a entrenar y me dediqué a trabajar. Aunque siempre seguí ligado al fútbol", recordó.
Jugó en la Tercera División por Unión Quilpué y trataba de compartir su tiempo entre el trabajo y el fútbol. "No era tan exigente, pero después no me dieron los horarios, tenía problemas para ir a entrenar. Trabajaba en Valparaíso, en un sistema de turnos. Tomé la decisión de dejar ese sueño de jugar fútbol", relató sobre el fin de su anhelo de niñez.
Unos días trabajaba en el puerto por la mañana, otros por la tarde e incluso de noche. Esa rutina no se compatibilizaba con la vida de un futbolista profesional. "Me costaba mucho, aparte estaba el tema económico. En Tercera División te pagaban 50 lucas y me las gastaba en la locomoción. Tuve que priorizar", justificó.
Sin duda que la muerte de su padre, Enrique, fue determinante en la toma de esta difícil decisión. "A los 18 años lo mejor que sabía hacer era jugar fútbol y no me sacaban de ahí, era mi única motivación. A veces pasan cosas que te cambian la vida y tienes que tomar decisiones", argumentó.
Enfocado en su trabajo como portuario siguió en el fútbol amateur. Defendió al Alejandro Navarrete y al Atlantic Reefer de la asociación Gómez Carreño; posteriormente se fue al Independiente del Nueva Aurora.
San Antonio
Cuando todavía estaba en esta última asociación viñamarina fue transferido por la Saam a San Antonio.
"Me ofrecieron trasladarme para acá, en mejores condiciones. Al principio viajaba todos los días, pero por el nivel de pega me tenía que quedar. Era estresante. Entraba a las 8 y media de la mañana y tomaba el último bus de las 10 y media de la noche".
Trabajaba en San Antonio, pero seguía jugando en Viña. "En la Nueva Aurora los partidos adultos son en la noche y en la semana. A veces tomaba el bus para llegar a las 10. En Placilla me esperaban en un colectivo, me iba vistiendo en el auto para llegar a jugar. Así de fanático", rememoró.
Con 24 años, en 2006 se vino definitivamente y se radicó en San Antonio. Trabajando en la Saam conoció a algunos jugadores y técnicos del fútbol sanantonino. Fichó por José Luis Norris y en la tienda albiverde forjó amistad con "Pato Montecino y con los chiquillos que jugaban en ese tiempo como Felipe Zegarra, Roberto Cáceres y Patricio Cabión".
Un año duró su estadía en el Norris y en 2008 se fue a Huracán, club que sigue defendiendo y donde encontró un grupo de futbolistas y amigos que lo acogieron y no pretende dejar.
"Ya no me muevo de Huracán. Estuve en varios lados, conozco harto el fútbol amateur. Las condiciones que tiene el club no te las entregan en todos lados. Quizás tiene sus carencias o no tiene un barrio que lo apoye, a veces en el fútbol es importante tener un respaldo, sobre todo en las competencias regionales, pero es un club que te da todo", destacó sobre la tienda de la calle México.
El "Quique" privilegia la tranquilidad, la amistad y el compañerismo que se respira en Huracán por sobre otras cosas como la competitividad. "El prestigio de la institución es grande. Te tratan bien, al final te identificas con los viejos, que a lo mejor no son muchos, pero es gente respetuosa, que te acompaña siempre. Eso pesa, jugar en una buena cancha, cuando teníamos al 'Peta' (Elio Menares) era extraordinario como nos trataba. Para un jugador de fútbol, aunque seas amateur, esas cosas pesan", valoró el defensa central.
Selecciones
El fútbol le entregó muchos amigos y no solo son de Huracán. En las selecciones adultas conoció a gente de otros clubes y mantiene una estrecha relación con varios.
"Mis pasos por las dos selecciones son mi gran orgullo en el fútbol amateur. Ser bicampeón regional de selecciones en 2010 y 2013 es lo más grande".
-¿Y no es fácil en la Región de Valparaíso, por la cantidad de equipos?
-Lo viví en los nacionales cuando compartíamos con gente de otras ciudades. Siempre se repetían los mismos, porque son pocas las asociaciones que participan. Siempre te encuentras con Coyhaique, Punta Arenas o Antofagasta, pero en la Quinta Región es difícil, porque son muchas las asociaciones.
-Cincuenta y dos, no es fácil.
-Sí, y repetir el logro dos veces seguidas no es fácil. Siempre he dicho que me encontré con una generación dorada de los cabros de San Antonio: Carlos Bustos, Paulo Pizarro, Juan Carlos Machuca, Francisco Rojas, el mismo Roberto Cáceres, Freddy Bascur, Héctor López. Y después con los más chicos en 2013, como el Jony Vera, el 'Lalo' Montiel, Fernando Reveco, tuve la suerte de compartir con ellos.
El último proceso (2016) de la selección adulta de la Puerta del Pacífico fue muy distinto para el "Quique" Quevedo. Junto con sus compañeros iban por el "tri", pero el infortunio le impidió al defensa ser parte activa de ese equipo.
"Para mí fue bien triste el proceso de la última selección, porque me lesioné un mes antes de que se iniciara. El 'Pato' era el entrenador y estaba considerado entre los jugadores, pero me lesioné y ahí se acabó mi historia, era mi última selección, porque me pilló la edad", lamentó.
No los abandonó y aunque en esta ocasión no fue actor principal en la cancha, su consecuencia lo llevó a acompañar al grupo en la campaña que se extendió hasta semifinales, donde cayeron con Algarrobo.
El corte de los ligamentos cruzados de la rodilla derecha lo marginó del proceso y lo mantuvo por largo tiempo alejado de las canchas. "Me costó harto volver, recién llevo dos o tres partidos jugados por Huracán después de un año y un par de meses".
A veces en la vida los sucesos infortunados tienen algo positivo. La lesión a la rodilla le mostró una faceta distinta del fútbol, que lo tiene entusiasmado y con nuevos proyectos.
"Siempre tuve claro que por mis características iba a terminar dirigiendo, siempre soy el que toma la palabra, el que da consejos al resto. Siempre me llamó la atención dirigir y he estado experimentando ahora por circunstancias un poco obligadas, porque al 'Pato' lo operaron", precisó sobre su presente en Huracán, donde incursiona en la dirección técnica y sigue jugando, ahora por los seniors. En la tienda de la calle México se siente como en su propia casa.