Científicos buscan en Cartagena las claves del desarrollo de la energía marina en Chile
Expertos se encuentran realizando experimentos para combatir el daño que provocan los organismos que se adhieren a las estructuras sumergidas en el mar, y que puede llegar a hacer inviable un proyecto de ese tipo.
Un pequeño "laboratorio natural" en las profundidades del Océano Pacífico, justo frente al balneario de Cartagena, podría ser la clave para la expansión de la energía marina en Chile y el Mundo.
En ese punto, ubicado a ocho kilómetros al sur de la Estación Costera de Investigaciones Marinas de Las Cruces, se están realizando pruebas para evitar que algas, bacterias y moluscos se peguen en las estructuras que podrían generar energía eléctrica a partir de las corrientes marinas, de las olas o las mareas (ver recuadro).
El Centro de Investigación de Innovación en Energía Marina (Meric) realizó pruebas "no contaminantes" para encontrar soluciones a un fenómeno común, pero cuyo nombre es muy poco conocido: el "biofouling".
Esto se trata de la incrustación de organismos como bacterias, moluscos y algas, entre otros, en estructuras sumergidas en el mar, que podrían deteriorar o trabar los materiales para construir, por ejemplo, turbinas generadoras en el fondo del océano.
Por eso, "la sustracción de estas "especies sin elementos químicos que dañen el ecosistema" es "un paso crucial para el desarrollo de la energía marina en Chile", según dicen desde Meric.
"Nuestro mar es altamente rico en nutrientes y muy diverso, lo que hace que sobre cualquier estructura que se sumerja, crezca vida", señaló el investigador a cargo del estudio, Sergio Navarrete.
El especialista explicó que el daño y aumento de los costos producto de esos organismos es "un riesgo para la operatividad económica de las estructuras y puede hacer un proyecto inviable".
Los científicos pretenden, a través de esta iniciativa, "convertir al país en uno de los principales contribuyentes al desarrollo de las energías limpias a nivel mundial".
Además del "laboratorio natural" anclado en Cartagena, que no consiste en un edificio submarino como la casa de Bob Esponja, sino que es un lugar de experimentación abierto; se está trabajando en la Estación Costera de Investigaciones Marinas de Las Cruces de la Universidad Católica.
Allí se realizarán pruebas con una especie chilena de hidrozoo (medusa) que podría ser útil para impedir la llegada de otros organismos más dañinos, ya que este animal marino es flexible y cubre las superficies duras.
El pequeño ser vivo con apariencia de alga permitiría el correcto funcionamiento de equipos y partes móviles para la generación de energías marinas, al evitar que especies más pesadas o rígidas interfieran en el proceso.
"Estamos probando a distintas profundidades en el mar materiales que se usan generalmente para fabricar embarcaciones y varios de los componentes de las estructuras para generar energía, como el acero, aluminio y HDPE (un tipo de plástico de alta densidad), para comprobar su resistencia al biofouling, monitoreando mensualmente los experimentos, obteniendo datos de cobertura, peso, fotografías y tipo de organismo para así evaluar en el tiempo el aumento en peso y tamaño de los organismos adheridos", explica Navarrete.
El siguiente desafío es desarrollar soluciones "amigables al ecosistema" para combatir el "biofouling", disminuyendo los impactos ambientales.
"Estamos probando a distintas profundidades en el mar materiales que se usan generalmente para fabricar embarcaciones y varios de los componentes de las estructuras para generar energía,
Sergio Navarrete,, investigador a cargo del estudio."


