David Bustos, el poeta y guionista de las mil vidas y aventuras
Tras una década como escritor de teleseries en TVN, se radicó en Algarrobo para dedicarse de lleno a la poesía. Su infancia marcada por los veraneos en Llolleo sirvieron para crear los diálogos y experiencias de decenas de personajes en su carrera.
David Bustos tiene 45 años y muchas vidas. Sabe lo que significa ser poblador de un campamento o surgir de la nada como inmigrante extranjero. Ha defendido sus tierras tras la aparición de una misteriosa heredera y también ha arrasado con las propiedades ajenas como un cuatrero. Ha sido héroe y villano. El patrón más despiadado de Chile y también la mente perversa detrás de una macabra secta.
No sabe cómo llegó a estos mundos, pero acabó metido en miles de aventuras casi sin quitar su vista de la pantalla del computador. Es, en una palabra, guionista.
Por su mente aparecen historias tan apasionadas que ha terminado abofeteándose a si mismo como si hubiera sido poseído por una de estas múltiples existencias.
Bustos estuvo detrás de los guiones de las teleseries más exitosas de Televisión Nacional y de la industria chilena. No fue el único. Junto a otro equipo de creativos trabajó en cada uno de estos proyectos. Algunos, los más vistos de su tiempo. Otros, sin embargo, pasaron sin pena ni gloria por la pantalla chica.
La última aventura aún está por ser redactada. Sus días como guionista están en pausa.
Hace cuatro años se radicó definitivamente en la localidad de San José, en la comuna de Algarrobo.
Dejó Santiago, la televisión y las teleseries para centrarse de lleno en su producción literaria: poesía, cuentos y crónicas.
Antes de eso, estuvo una larga temporada en el balneario de El Tabo, donde el Litoral Central se convirtió en "una droga buena y altamente adictiva", según sus palabras.
"Estuve ahí harto tiempo, pero un día entraron a robar. Desvalijaron todo y me fui. Pero tenía que volver. Sentía la necesidad de hacerlo. Cuando era niño veraneaba con toda mi familia en Llolleo. En el fondo, volver al mar se convirtió en una tradición y adicción que no puedo abandonar", revela.
Ha publicado seis libros y antes de que termine el año verá la luz el séptimo. Se llama "Arial 12".
"Es un poema, con algo de parodia de mis días escribiendo teleseries. Es algo que nunca se ha hecho. Me tiene ansioso", cuenta.
Primeros capítulos
El punto de partida siempre es el mismo. Una página en blanco que "no solo tiene que llenarse de palabras, sino que de belleza sin importar el formato".
Se trata de una habilidad que ha adquirido con el tiempo. "No llegó sola. El periodo de los genios se acabó", sentencia.
"Como dice Nicanor Parra, esto corresponde a un noventa y nueve por ciento de trabajo y a uno por ciento de inspiración", prosigue.
"Escribo desde los catorce años, en cuadernos. Hacía poemas. Ahora hago de todo. No me gusta aburrirme", relata.
Tras aprobar algunos cursos en la Universidad Católica y la carrera de Comunicación en un instituto profesional que más tarde fue absorbido por la Universidad Diego Portales, fue puliendo su talento cada vez más.
Como un borrador que nunca termina de pasarse en limpio, fue sacándole punta a una pluma que, según una crítica literaria de la Universidad de Chile, "ya tiene un sello, una voz clara y cuerda para rato".
En 1997 hizo un taller en la Sociedad de Escritores de Chile y, en 2001, en la Fundación Pablo Neruda.
La gran plataforma para hacerse conocido llegó dos años después. Los seguidores de las teleseries confeccionaron hasta una página en internet para consignar en qué producciones había intervenido como guionista.
Desarrollo
La primera fue "Puertas adentro", en 2003. Si bien no fue un fracaso, no pudo superar a "Machos", de Canal 13. Fue la primera vez en años que TVN era superado en la famosa guerra de las teleseries de las 20 horas.
Bustos trabajaba como corrector de textos, pero tras cambios en el equipo resultó ser el único que sabía cómo avanzaba la trama. Esta giraba en torno a una toma liderada por José Cárdenas, que era interpretado por Francisco Reyes, y a la vida de la asesora del hogar Érica Sandoval, que era personificada por Claudia Di Girólamo.
Al año siguiente, Bustos ya era uno de los guionistas estables de "Los Pincheira". TVN recuperó el primer lugar con una ficción basada en un grupo de cuatreros de Yerbas Buenas, en Linares, en 1917.
"Ahí me tocó escribir, entre otras cosas, los papeles de una familia árabe. Claudia Di Girólamo y Blanca Lewin le sacaban brillo a cualquier diálogo que uno escribiera. Era fantástico", revela.
Siguieron "Los Capo" y "Cómplices" en la misma estación. Ninguna es muy recordada. Coincidió con la baja de la sintonía de las producciones vespertinas y con el surgimiento de las teleseries nocturnas.
Clímax
En 2008 fue parte de los creativos detrás de "El Señor de la Querencia". Estaba ambientada en 1920, en un fundo dominado por el malvado José Luis Echeñique. El actor Julio Milostich se puso en la piel del patrón que mató sin piedad a cuanto rival se le cruzó por delante.
"Las teleseries, al menos de la forma en que las hacíamos nosotros, eran por capítulo. Había reuniones y diseñábamos cada una de las escenas y de ahí cada uno para su casa a hacer los diálogos", prosigue.
"Entrar a esas reuniones cuando estábamos haciéndola era entrar a un manicomio, porque cada uno de nosotros quería vender su idea para incorporarla a la historia. Recuerdo una vez que me puse a representar lo que quería llevar al papel y terminé abofeteándome porque se suponía que uno de los personajes tenía que hacerlo. Era un estado de locura total", confidencia.
A esa telenovela le siguió "Hijos del Monte", la versión moderna de "Martín Rivas", "Su nombre es Joaquín", "Somos los Carmona" y "Esa no soy yo". Todas en TVN con resultados dispares.
-Salvo algunas excepciones, como en Mega, al resto de los canales no le ha ido bien con el género de las teleseries ¿Cómo ve usted este fenómeno?
-Creo que a las producciones les falta calle. Nosotros no podemos hacer series como se están haciendo en otros países porque son muy caras. Sin embargo, es un género que hay que cuidar. Grandes escritores y dramaturgos han trabajado en esto.
-¿Usted volvería a hacerlo?
-Sí, de todas maneras.
Desenlace
Por ahora, en Algarrobo está dedicado a dictar talleres de escritura y a seguir creando.
Entre su bibliografía están los libros "Nadie lee del otro lado" (2001), "Zen para peatones" (2004), "Peces de colores" (2006), "Ejercicios de enlace" (2007), "Jardines imaginarios" (2010) y "Hebras viudas" (2011).
-¿Seguirá en la zona?
-Claro, la situación de estar en el paisaje, conocer los tipos de árboles, hacer caminatas, distinguir el canto de los pájaros, sentarme a escuchar música y bañarme en el mar en invierno es exquisito. No lo pienso cambiar.