Matías Muñoz: el delantero que heredó el apodo de "Kimba"
A los 4 años el actual ariete y goleador de Español empezó a jugar al fútbol, deporte que le inculcó su padre, el conocido Sergio "Kimba" Muñoz. Su zurda y habilidad ya son reconocidas a lo largo de San Antonio.
Con apenas 21 años de edad (15 de marzo de 1996), el habilidoso delantero Matías Alberto Muñoz Pírula ya cuenta con un nutrido currículum a lo largo del fútbol amateur sanantonino. Comenzó jugando en la escuelita de Huracán, estuvo en las series infantiles de Torino, luego defendió los colores de García Huidobro, pasó a competir dos años por los naranjos de Juan Aspeé y actualmente es parte del club Español de Barrancas.
Una vida ligada ciento por ciento al fútbol, deporte que Matías comenzó a seguir prácticamente desde que nació. Su padre, el querido y conocido Sergio "Kimba" Muñoz, actualmente en los seniors del club José Luis Norris, lo llevaba a todos los partidos donde le tocaba jugar.
"Todos los fin de semana me llevaba a los partidos, y yo feliz, porque podía correr en la cancha y jugar a la pelota. El fútbol ha estado presente siempre en los recuerdos que tengo de cuando era chico. Mi viejo es bastante conocido, jugó en varios clubes, incluso en Cartagena, entonces iba a todos lados con él, desde que tenía unos cuatro o cinco años. De mi viejo salió todo el talento", reconoce con bastante humor Matías, quien también heredó el apodo de su progenitor y en la cancha todos lo llaman "Kimba".
Nutrida carrera
"Empecé a entrenar en Huracán, ya que es una muy buena escuela para los niños. Después me fui a Torino a los 10 años, para llegar a tercera infantil. Como vivíamos cerca del Techo Fraterno, ahí en Llolleo, la gente del club me vio jugar en el barrio y me llevaron a Torino, donde estuve cuatro años, hasta la intermedia", detalla el joven y veloz delantero.
Su debut en la serie de honor se produjo también en un equipo del sector donde vivía junto a su familia. "Llegué para jugar en intermedia en García Huidobro y pude debutar en primera adulta. Estuve ahí hasta el 2015", recuerda.
En todos los equipos donde había jugado, Matías Muñoz destacó por su admirable precisión con la pierna zurda, por ser un jugador con mucha técnica y por su buena condición física dentro de la cancha.
"Siempre me cuidé. No soy de fumar ni tomar, y tampoco soy bueno para salir mucho. Los viernes me cuidaba y el fin de semana se lo dedicaba completo a jugar. Hace un tiempo podía jugar hasta 10 partidos en la semana, porque estaba en buen ritmo y buen estado físico", explica Matías, quien actualmente tuvo que cambiar el número de partidos en la semana por una enorme razón: su pequeña hija Dominga Margarita tiene cuatro meses, y él debe cuidarla junto a su mujer Cinthia, con quienes vive en el sector de Placilla.
El gran sueño lila
El 2015 Matías Muñoz quiso dar un salto en el fútbol y fue a probar suerte a la sub 19 de San Antonio Unido, donde logró quedar entre los seleccionados y comenzó a entrenar todos los días bajo las órdenes del entrenador Guillermo Pérez y su ayudante Marcelo Palma, misma dupla que actualmente dirige al SAU.
"Fui a las pruebas masivas que se hicieron en la cancha de San Juan. Me probé de delantero y pude quedar. Estuve primero en la sub 19 y luego me subieron junto a un grupo de compañeros para entrenar en El Quisco con el primer equipo que dirigía en ese entonces Luis Musrri. Hasta jugamos algunos amistosos con el SAU", hace memoria el "Kimba", quien compartió camarín con el equipo donde destacaba el arquero Claudio Santis, el capitán Johanns Dulcién, el volante de contención Franco Segovia, entre otros nombres.
Pero lamentablemente para las pretensiones futbolísticas de Matías, su rendimiento escolar le jugó una mala pasada. Después que repitió tercero medio en el Instituto Ercilla, tuvo que optar por sacar cuarto medio. "Finalmente egresé del colegio Helen Lee Lassen. Si volvía a repetir no era la gracia, ya que yo era el único de la sub 19 que estaba en el colegio, así que decidí dedicarme a los estudios y tuve que salirme de San Antonio Unido porque no podía hacer las dos cosas. Entrenábamos desde las ocho de la mañana todos los días y muchas veces tuve que faltar a clases", dice el joven futbolista, quien comenta que aún le da vueltas en su cabeza aquella determinación que tuvo que tomar.
"De repente baja su arrepentimiento, por todo lo que me gusta el fútbol y porque desde que soy chico que he sido futbolista", asegura con nostalgia.
-¿Si se diera una nueva oportunidad en el SAU, irías?
-Sí, claro que sí. Después que me fui del SAU me estuve lamentado, porque se extrañaban los entrenamientos y tener esa responsabilidad de estar en un club importante.
Presente hispano
Hace dos meses, Matías Muñoz se acercó al entrenador Guillermo Pérez para pedirle permiso para entrenar por la sub 19, solicitud que fue aceptada.
"Quería mantenerme y ellos me dejaron, así que estoy muy agradecido por considerarme. Me dijeron incluso que me la jugara por si existía alguna vez otra oportunidad", revela esperanzando el "Kimba".
Además, este año se cambió a jugar al club Español, institución donde se ha sentido bastante cómodo y valorado. "Me trajo un amigo, el arquero Diego Fuentes, él me incentivó para venir, ya que me motivaba mucho para estar con ellos", reconoce.
Matías Muñoz cree que el actual plantel hispano de la serie de honor "es un buen equipo, sobre todo porque somos puros jóvenes, de hecho los mayores tienen 26, 27 años. Le hemos hecho el peso a todos los equipos, y además como ahora se clasifica a las copas con la tabla general, cuando puedo doy una mano jugando en Segunda", afirma.
-¿Alcanzaron a jugar algún partido con tu padre, el conocido "Kimba"?
-En Juan Aspeé pudimos jugar juntos en Primera. Jugar con mi papá la verdad fue emocionante, porque él me inculcó la pasión por el fútbol. A él le agradezco todo, fue mi inspiración para dedicarme a este deporte tan hermoso.