La nueva vida de José Martínez tras sufrir dos infartos al corazón
El ex concejal y antiguo comerciante de San Antonio contó cómo le cambió la percepción de las cosas después de estar al borde de la muerte y, para su fortuna, recuperarse para seguir disfrutando del cariño de su esposa, hijas y nietos.
Hasta hace ocho meses, a José Miguel Martínez Fuentes (66) se le podía ver en su quiosco de diarios en la calle Lauro Barros, en el centro de San Antonio. Muchas veces, al pasar por ahí, la gente lo observaba en largas conversaciones con sus amigos. Retirado de la política en 2016, este hombre vivía sus días tranquilo, madrugando para ir en busca de los periódicos, feliz con su familia. La cajetilla de cigarro que fumaba a diario era también su eterna compañera como lo fue desde hace 50 años.
Pero en marzo del presente año, "Pepe" Martínez sucumbió. El lunes 20 un infarto al corazón lo dejó en estado grave. Dos semanas después, cuando él pensaba que ya se estaba recuperando, otro ataque al corazón casi termina con su vida.
Hoy, con 23 kilos menos de peso, el comerciante y ex concejal del Partido Radical enfrenta su futuro con esa sensación de estar aprovechando su segunda vida. Su rutina cambió; si hasta los Viceroy y los platos de papas fritas tuvo que dejar en el olvido. Todo para proteger su cuerpo y seguir en este mundo.
Un día cualquiera a don Pepe se le puede ver caminando por las calles de Barrancas. Ya no trabaja en su quiosco y dispone de mucho tiempo libre. A veces, se escapa a Algarrobo, donde vive su madre María Elena Fuentes , que resiste a sus 91 años y aún regalonea a su hijo.
De su padre homónimo, José Martínez heredó la pasión por el trabajo y su apego a la labor de comerciante. Su progenitor fue dueño de la botillería "Cunaco", que atendía en la calle Pedro Montt, a un costado del ex Regine.
Fue en esa botillería donde Pepe Martínez dio sus primeros pasos y aprendió bastante sobre el tejemaneje del rubro. Creció junto a su hermana Clara, con quien se mantiene unido desde siempre pese a que ella vive junto a su madre en Algarrobo.
Tras terminar su educación en el ex Liceo Fiscal (Juan Dante Parraguez), donde en 1968 fue presidente del Centro de Alumnos, Martínez tuvo la opción de aplicar lo que aprendió de su padre, ya que se transformó en vendedor de la embotelladora CCU y de la viña Santa Rita.
"Después de trabajar de vendedor, me independicé y abrimos la botillería Centenario, en el centro de San Antonio, que la tuve por 25 años. En 1990, cuando la presidenta de la Cámara de Comercio Detallista era Hilda Moyano (Q.E.P.D), me eligieron como el nuevo presidente de esta institución; eran los tiempos en que el alcalde era Nelson Roumat", contó.
Esa veta de dirigente la había cultivado desde cuando era un liceano. Pronto sería líder del comercio de la provincia de San Antonio y llegó a ser director de la Cámara de Comercio Detallista de Chile, que hoy preside Rafael Cumsille.
"Toda esa trayectoria como comerciante y dirigente del gremio me llevó a que, en 2005, la municipalidad me haya elegido como Hijo Ilustre de San Antonio", recordó.
Concejal
A principios de 2008, un grupo de militantes del Partido Radical lo buscó para que fuera candidato a concejal por San Antonio. Él lo pensó, le pidió la opinión a su esposa María Eugenia Pérez Jiménez y aceptó.
"Al principio yo no quería ser candidato porque en ese tiempo ya estaba atendiendo el quiosco de diarios, pero acepté siempre con la convicción de que iba a estar no más de dos periodos en el Concejo Municipal".
Sobre el cierre de la botillería Centenario, que se concretó en 2007, afirmó que la llegada de grandes supermercados fue una competencia dura aunque admitió que "también hubo una mala administración de parte mía por no dedicarme 100% a mi negocio. Así son los negocios, a veces se caen y cuesta mucho levantarlos".
Reconoció que fue complejo cerrar la botillería y abrir un quiosco, pero se las arregló para acomodarse a su nueva realidad. "Mis padres siempre me inculcaron que en la vida hay que actuar siempre con humildad y también con dignidad, eso me hace ser humilde y respetar a los demás", dijo al recordar que en ese tiempo recibió apoyo de muchos de sus amigos.
Con las ganancias que le dejaba la botillería, "Pepe" Martínez pudo pagar los estudios superiores de sus hijas Claudia Lorena y María José.
Una vez electo como concejal, en 2008, se afanó a la tarea de representar los intereses de la comunidad local, especialmente de sus colegas comerciantes. Hoy recalca que luchó porque el Concejo Municipal se preocupara de controlar el comercio ambulante, tarea en la que aún, según él, queda mucho por hacer.
"Creo que fui un aporte en el Concejo Municipal. En mi periodo se aprobaron varios de los proyectos que hoy se están materializando como el museo, la biblioteca y los cambios al Plano Regulador. Nunca me opuse a ninguna cosa que no fuera algo por el desarrollo de San Antonio. Creo que la comuna ha tenido un crecimiento y un progreso notable a pesar de que hay varias voces que no lo ven así. No significa que la ciudad creció por nosotros (los que forman el Concejo Municipal), sino que es un logro de la comunidad completa y también del aporte de las inversiones que han llegado de afuera".
La salud
Tras los dos infartos que sufrió en marzo y abril del presente año, Martínez debió abandonar su trabajo en el quiosco, que hoy abre pero a cargo de otra persona. "El doctor me dijo que no puedo pasar frío o seguir levantándome a las 5.30 de la madrugada", detalló.
Y pese a que para él es rico disfrutar de su tiempo libre, estar más con su esposa, visitar a su madre y regalonear a los nietos, don "Pepe" siente ese vacío que muchos perciben cuando quedan sin realizar actividad laboral alguna.
Sobre aquellos infartos que lo obligaron a estar internado, primero en el hospital Claudio Vicuña y luego en la UCI del Carlos van Buren de Valparaíso, declaró que lo llevaron a vivir momentos muy duros.
"Para la Semana Santa, estando en mi casa en la mañana, sentí un dolor intenso en el pecho. Ya había sufrido un infarto en marzo, por lo que me asusté mucho. Llamé al doctor Fabián González, quien estaba en San Antonio, y me dijo que iría a mi casa de inmediato y que yo me tomara una aspirina por mientras. Al rato llegó el doctor y también la ambulancia; me llevaron a Valparaíso, donde estuve 10 días. Con esos dos infartos tengo dañado el 39% de mi corazón", relató.
"Estuve internado 25 días en el hospital Claudio Vicuña, y lo único que puedo decir, y no porque yo haya sido autoridad porque ya no lo era, es que me trataron súper bien, con una excelente atención", enfatizó.
-¿Tuvo miedo de perder la vida?
-Sí, porque estos infartos son complicados, aparte que este año se murieron dos amigos míos, que eran Miguel Muñoz y Jaime González, a quienes les dio un puro infarto y fallecieron.
A este hombre, que ganó y perdió batallas en el mundo de los negocios, le queda mucho corazón. Su esposa María Eugenia ha sido su pilar y quien le da motivos para seguir adelante. Con ella forjó una linda historia de amor.
"Nos conocimos en el ex liceo Fiscal. Teníamos 12 años y luego empezamos a pinchar, pololeamos 11 años. Y ya llevamos 43 años casados y 54 años juntos. Me acuerdo que salíamos a caminar después de las clases y nos íbamos a la plaza de Barrancas; ahí nos enamoramos. Ha sido una mujer excelente y el único amor de mi vida", reveló sobre la compañera que tiene en el hogar familiar de calle Lautaro, en Barrancas.
Las ganas que le dan fuerza para seguir viviendo se la regalan mágicamente sus nietos Pablo, Josefa y Colomba. "Mi familia es lo que me hace feliz, y después de los dos infartos que sufrí, no queda más que disfrutar de esta segunda vida. Ahora salgo, converso y miro las cosas de otra manera, que es lo que no se hace cuando uno está trabajando. Mi sueño es ver a mis nietos cuando ya sean grandes y que sigan teniendo la personalidad que tienen, y, por supuesto, estar con mi señora. La política está descartada totalmente en mi vida", resumió.