Carlos Rodríguez Ilabaca
Inés Vicedo Pardo confiesa que golpeó muchas puertas con la esperanza de conseguir ayuda para realizar sus clases de español a los 120 haitianos que llegan de domingo a miércoles a la iglesia Adventista del Séptimo Día, en Villa Italia.
Recurrió a varias empresas locales, pero nadie le tendía una mano para seguir desarrollando esta noble labor. Hasta que un día estaba afuera de la torre Bioceánica, en Barrancas. En un acto reflejo, miró a su alrededor y vio las oficinas de la caja de compensación Los Héroes. Sin pensarlo, pidió hablar con la agente, Alejandra González, y le solicitó apoyo para su proyecto educativo.
"Ella me dijo que justo estaban viendo a quién podían postular a un concurso nacional que tenía la caja para premiar las buenas ideas", recuerda la "Tía Pepa", profesora normalista de Educación Básica que trabajó 40 años en la ex Escuela Uno y jubiló hace un par de años en la escuela Poeta Pablo Neruda del cerro Alegre.
Hace pocos días la maestra sanantonina recibió una noticia que le inyectó una tremenda satisfacción a su vida. La agente de la caja de compensación la llamó para informarle que había sido uno de los seis ganadores de todo el país del concurso Ideas de Héroes 2017, que entregaría un millón de pesos a cada uno de los triunfadores, todos los cuales trabajan con proyectos que aportan a sus respectivas comunidades.
Para Inés Vicedo, el premio es todo un mérito y un reconocimiento a su desinteresada labor, pues ella realiza las clases solo motivada por su inagotable vocación, sin recibir un solo peso.
"Este año postularon 118 proyectos de todo el país, por eso estoy tan contenta por haber ganado", admite con emoción.
El miércoles, en el mismo salón donde dicta las clases de español a los inmigrantes haitianos, la profesora y sus 120 alumnos recibieron la visita de los ejecutivos de la caja de compensación, quienes vinieron a San Antonio para entregarle su premio. En su caso, el millón de pesos se transformó en materiales de estudio, como cuadernos, lápices y hasta una impresora, para un año de trabajo. Y no sólo eso. También recibió un termo eléctrico y un completo set de loza y cubierto para que sus "estudiantes" puedan tomar once después de cada cátedra.
"Estoy realmente feliz porque este reconocimiento nos permitirá seguir haciendo las clases, que es algo que hago por vocación, sin esperar nada a cambio. Además, el día de la entrega del premio disfrutamos de un rico cóctel y mis alumnos entonaron a todo pulmón el Himno Nacional de Haití, lo que fue muy emocionante para ellos y también para todos nosotros", culminó la "Tía Pepa".