La muerte de su padre marcó la vida de Juan "Kanin" Contreras
Tuvo que abandonar sus clases en la Escuela 5 para ponerse a trabajar a los 15 años y así ayudar a su familia. Hoy trabaja con cuatro camiones en Santo Domingo y disfruta del cariño de su esposa, tres hijos y dos nietos.
Juan Néstor Contreras González ha trabajado prácticamente toda su vida, algo que lo llena de orgullo. La repentina muerte de su padre Juan de Dios Contreras Araos después de que una muralla de su casa en Tejas Verdes le cayera encima tras el terremoto del 9 de julio de 1971, lo obligó a cambiar las travesuras y juegos de niño para cambiarse al camino de la rigurosidad del día a día laboral.
Don Juan tenía por ese entonces 15 años y estudiaba en la escuela 5 de San Antonio. Su infancia hasta los 7 años la había vivido junto a su padre Juan, su madre Sidelina del Carmen González González, y sus tres hermanas en el fundo de Mostazal, en San Enrique, comuna de Santo Domingo, lugar donde su papá era el encargado de la lechería. El paisaje y la mejor postal que recuerda de esos años estaba junto al mar, porque vivían a metros de la playa. "Nací en la casa, a todo potrero, ahí con parteras, como se hacía a la antigua", explica Juan Contreras.
Los Contreras González estuvieron viviendo Mostazal hasta 1968, cuando el fundo sería expropiado. Se trasladaron hasta el sector de Tejas Verdes en Llolleo, lugar donde ocurriría la tragedia con el terremoto de 1971 que le cambió la vida al pequeño Juan.
Una vida de trabajo
"Tuve que ponerme la familia al hombro como se suele decir después de que falleciera, lamentablemente, mi padre. Así que dejé de estudiar y me puse a trabajar. Lo primero que hice fue vender pan amasado que hacía mi madre en la ruta y también sandías y melones", recuerda con nostalgia y emoción Juan Contreras, quien es conocido por todos en Santo Domingo como "Kanin".
"Una de mis hermanas no podía decirme Juanín, como me decían algunos familiares, por lo que lo pronunciaba como Kanin, así que es un apodo que me acompaña desde chico y con el que me conocen todos. De hecho hace siete meses lo patenté como marca por veinte años, ya que la empresa que tengo actualmente lleva ese nombre", explica el trabajador que hoy ya suma 61 años (nació el 28 de abril 1956).
La empresa de Kanin realiza movimiento de tierra, limpieza de sitios, transporte de materiales y venta de áridos. Mucha gente de diferentes sectores de Santo Domingo es su clientela.
"La gente acá me conoce harto y por eso me llaman siempre", reconoce el querido "Kanin". Y cómo no lo van a conocer los antiguos vecinos de la comuna parque, si la mayoría del tiempo que ha trabajado ha estado ligado a Santo Domingo.
"A los 17 años compré mi primera camioneta después de juntar el dinero que ganaba trabajando. Era una Chevrolet de 1951. Me fue bien y pude comprar otra camioneta más, pero después de un pequeño bajón con un Fiat 600 que tenía me fui a vender palmeras y pan de huevo a la playa de las Rocas de Santo Domingo en el verano de 1985. Paralelamente, compré un auto Chevrolet que corté a la mitad y me armé una camioneta para hacer fletes en Llolleo, en la calle José Miguel Carrera, pero el terremoto de marzo 1985 hizo que hubiera muchos fleteros y nadie ganaba. Así que me vine a Santo Domingo a vender frutas y verduras, casa por casa", detalla.
Trabajo familiar
Ese puerta a puerta con la fruta y la verdura nuevamente le fue entregando buenos dividendos a don Juan, quien pudo adquirir siete camionetas con las que puso a trabajar a parte de su familia, incluidos los tres hijos que tiene con su señora Cecilia Faúndez: Erni, Juan y Leslie.
"Con las camionetas iba a buscar los productos a la feria que se encuentra en Bellavista y las venía a ofrecer a Santo Domingo. Ayudaban mis hijos, un cuñado, todos tenían que collerear, nadie se quedaba atrás", dice entre risas el popular "Kanin", a quien se le presentó una nueva oportunidad para ir expandiendo su horizonte laboral, la que lo acompaña hasta el día de hoy.
"En Melipilla compré un camión en 1990, un Chevrolet 68, y un amigo me recomendó que le pusiera tableros, de tal manera que sirviera para cargar áridos. Así que al principio con una pala trabajé solo, cargaba y descargaba todo el día. Hasta que mi señora me dijo, medio en broma y medio en serio, 'Kanin con la plata que ganas no te va a alcanzar para los remedios', así que le ofrecí pega a unos amigos de Lo Gallardo, el Nano Trujillo y Tucacu, y empezaron a trabajar conmigo", cuenta don Juan, quien ya suma más de 17 años operando con sus cuatro camiones y una retroexcavadora que la maneja justamente uno de sus hijos.
"hasta el último día"
Juan Contreras afirma que el trabajo en estos momentos "gracias a Dios no nos ha faltado. Tenemos peguita todos los días. Trabajamos de lunes a domingo, ya que nos contactan o se pasan el dato boca a boca. También tengo mis tarjetas de presentación con las que voy dejando mis contactos para que me llamen".
"Voy a trabajar hasta el último día. Ahora me siento bien, con ánimo. Me levanto a las seis de la mañana y estoy trabajando hasta cerca de las nueve de la noche. Llevo 40 años en esto, no me veo haciendo otra cosa que no sea esta. Esto es lo de uno, sino, no me quedo tranquilo", dice.
Su último proyecto es un almacén que maneja su familia en calle Las Araucarias, en la población Los Cipreses. "Con trabajo se obtienen las cosas, pero ha sido una vida disfrutada. Mi familia siempre ha estado orgullosa y eso es lo que me pone más feliz", reconoce lleno de orgullo y emoción el querido "Kanin", Juan Néstor Contreras González.