Nuevas formas de transmitir el mapudungún desde la región
Como una trinchera más en lo que conocemos como Causa Mapuche, Enrique Antileo busca revitalizar una lengua que está perdida entre el mismo pueblo. Solamente un 11% de la totalidad de mapuches que hay en el país la habla.
Kom Kim Mapudunguain es mucho más que el nombre de un colectivo compuesto por académicos de distintas áreas que, en su mayoría, tienen sus raíces en el pueblo mapuche.
Así lo indica Enrique Antileo, quien lleva adelante una disputa política en la región "por revitalizar la lengua mapuche y recuperar el espacio perdido por generaciones completas, producto del miedo, la discriminación y dominación del castellano".
Del millón 300 mil personas, quizás un poco más, que se identifican como pertenecientes a la identidad mapuche- un 71% de ellas vive en zonas urbanas- solamente un 11% asegura hablar su lengua originaria cotidianamente. El resto se divide entre el 11% que la entiende y el 76% que ni habla ni entiende- todo esto según las cifras que nos dejó la Casen de 2013- de ahí que el diagnóstico que hace Enrique Antileo es negativo, pero no por eso desesperanzador.
Enrique es el continuador en la V Región, de un esfuerzo colectivo que se ha replicado por diez años en Santiago. Una búsqueda que se inicia con el profesor Héctor Mariano y su soledad comunicativa, cuando dejó atrás su comunidad para ir en la búsqueda de un trabajo a la capital.
Ahí se unió con varios alumnos- provenientes de la Lingüistica, Sociología, Antropología y varias disciplinas más- con quienes inició una metodología práctica, en la enseñanza del mapudungún, alejada de la tradición y los cuadernos. Uno de los discípulos de Mariano es Enrique Antileo, egresado de Antropología de la Universidad de Chile y encargado de llevar sus conocimientos a Valparaíso.
Esta semana se dio inicio a un taller intensivo- correspondiente al curso nivel básico- que cuenta con un grupo limitado de, más o menos, veinticinco estudiantes. Cuenta Antileo, como docente detrás del taller, que la idea no es encasillar el aprendizaje de esta lengua- exclusivamente- a personas arraigadas en la etnia mapuche, sino más bien, abarcar la mayor cantidad de públicos y espacios posibles.
La razón que sostiene esa búsqueda, dice Enrique Antileo, "es que desde un enfoque intercultural una lengua no debe ser hablada por una cultura particular, asumiendo que estamos en permanente contacto con la sociedad chilena. Por eso es abierto el taller, desde los doce años en adelante".
La raíz del asunto
Al menos son dos las razones que guarda Enrique Antileo, para involucrarse por completo en esta tarea, materializada en el curso que realiza: partiendo de lo afectivo- y una genealogía que lo vincula directamente con el quiebre de la lengua mapuche adentro de su propia familia- se extiende hasta la labor política y descolonizadora, que tiene la masificación del mapudungún.
"La organización- Kom Kim Mapudunguain- tiene un interés cultural y político a la vez, que tiene que ver con la situación por la que pasa actualmente la lengua mapuche. Una situación de minorización, afectada por la discriminación y racismo que se vive en nuestro país, que es crítica", asegura Antileo.
Según su experiencia, y las lecturas que tiene en la memoria, referidas a este tema, es el siglo XX el momento clave que marca el descenso de los hablantes de esta lengua. En donde se corta la transmición, a raíz de la migración, y donde las nuevas generaciones dejan de vincularse con su propio mundo y cosmovisión, que se ven enriquecidos por esta lengua.
En su propia historia familiar, Enrique Antileo cuenta que su abuela por el lado paterno- así como buena parte de esa familia- conocieron y hablaron el mapudungún. Pero luego decidieron no transmitirla más, probablemente, por cuestiones raciales. Cree Antileo que "es duro para un mapuche ser apuntado con el dedo a partir de tu lengua y de cómo hablas el español". De ahí que a su padre y sus tíos no les fueran transmitidos estos conocimientos de la lengua.
Recién en su adultez, cuando comenzó a involucrarse con el movimiento mapuche en su generalidad, descubrió que había un espacio político en la lengua que era trascendental y que había que tomarlo.
-¿Qué tan relevante es hoy día la reivindicación de la lengua, dentro de la causa mapuche, que es mucho más amplia?
-Es sumamente preponderante, porque le da un sentido de lo propio. Te da una identidad política y cultural, así como acceso a una serie de conocimientos que no podrían ser transmitidos en castellano. Te da acceso a formas de comprender el mundo y visualizar el mundo de los mapuche, que solo son entendibles dentro del marco de la propia lengua, eso, porque el castellano no tiene los recursos para hacerlo. Tiene una traducción el castellano, evidentemente, pero hay cosas que tienen importancia en el mapudungún y para el castellano no'.
Enfoque comunicativo
La metodología utilizada por este colectivo de jóvenes y el profesor Héctor Mariano, es contraria a los mecanismos utilizados desde siempre en la transmisión de la lengua. Cuando enseñaban un listado de cosas, o verbos, los que luego había que conjugar.
Todo eso queda atrás con el enfoque comunicativo- que es el nombre de la metodolgía de Kom Kim Mapudunguain- porque en su caso la idea es que los participantes del taller, aprendan un conocimiento para aplicarlo inmediatamente. Y generalmente la mejor forma de adquirir ese conocimiento es mediante juegos, actividades, o preguntas aplicadas al contexto en el que se trabaja.
Según relata Héctor Antileo, en la primera clase los estudiantes deben preguntarse entre sí cómo están, o cómo está su familia, los nombres de cada uno, identificarse, o también clarificar los gustos. Cuestiones elementales- que tienen que ver con un corpus de herramientas entregadas a los alumnos- para que estos las lleven a la cotidianidad de forma inmediata.
"Sin la necesidad de ser experto en gramática, sin ser experto en lexicología, ni nada por el estilo, se trata de aplicar y soltar los conocimientos de inmediato. Nada se tiene que quedar en el cuaderno, como pasa siempre", sentencia Antileo.