Julio Muñoz: el cartagenino que escoltó durante seis días al Papa Juan Pablo II
Siendo piloto de las motocicletas que adquirió Carabineros en la década de los ochenta, fue uno de los 16 seleccionados por la institución para ser escolta de la comitiva papal que visitó el país en abril de 1987.
Una semana antes que Juan Pablo II llegara a Chile el 1 de abril de 1987, siendo el primer Papa en pisar suelo nacional en la historia, el carabinero cartagenino Julio Enrique Muñoz Menares tuvo que acuartelarse en el edificio General Norambuena que se encuentra en Catedral con Amunátegui, pleno centro de la capital.
Tras un año de preparación constante de parte de la institución, con ejercicios de seguridad y protocolo, Julio Muñoz tendría la oportunidad en seis días de estar durante toda la visita de Juan Pablo II a escasos metros del Pontífice.
Es más, por su 1.89 de estatura, estaba pegado al Papa (a su mano derecha), teniendo la misión de encabezar la escolta de motoristas de Carabineros que debía resguardar el papamóvil que recorrería las calles de Santiago, Antofagasta, La Serena, Coquimbo, Viña del Mar, Concepción, Temuco, Puerto Montt y Punta Arenas.
"Eramos 16 carabineros del grupo de escoltas papales. La unidad de motoristas recién estaba creándose en la institución, por lo que tuvimos que ir los mismos durante los seis días a todas las ciudades que iba el Papa. Nos metíamos con la moto andando al avión de la Fach y cuando aterrizábamos salíamos antes a esperar el papamóvil", recuerda con nostalgia Julio Muñoz, cartagenino nacido el 8 de septiembre de 1944 y que hasta antes de ser carabinero vivía junto a sus padres Manuel Muñoz y Rosa Menares, además de sus hermanos Manuel y Heroína, en calle Las Lilas en la población Bellavista.
22 años en moto
Fue justamente su hermano mayor Manuel quien lo motivó a enrolarse en Carabineros de Chile. "Él ya era parte de la institución, y yo había realizado el servicio militar en Tejas Verdes. Postulé a la prefectura en Santiago y estuve mi primer año en la comisaría de Los Andes. Luego me trasladaron a la Séptima Comisaría de Santiago, hasta que nos mandaron a hacer un curso de hotelería y comencé a trabajar como mayordomo de varios casinos de las comisarías, incluso en la de San Antonio, donde llegué en 1972", hace memoria Julio Muñoz.
A comienzos de la década de los ochenta, la institución policial adquirió un buen número de motos marca BMW para ir modernizando las filas de Carabineros. "Hubo un curso y finalmente quedamos 80 motoristas para formar una brigada que llamó inmediatamente la atención de la gente, ya que era primera vez que estábamos con ese tipo de vehículos policiales", detalla.
Justamente fue como motorista que Julio Muñoz se jubiló de la institución, después de 22 años cumpliendo labores sobre el vehículo de dos ruedas.
Recuerdo papal
"El Papa llegó y cuando salimos del aeropuerto estaba lleno de gente por todos lados. Me acuerdo que entrando por San Pablo había una cantidad impresionante de personas, que era muy superior a las que pude ver por televisión respecto a la visita del Papa Francisco ahora", comenta el cartagenino que guarda en su casa en Santiago -donde se quedó a vivir junto a su señora Lidia Peñailillo y su hija Johana- un regalo entregado de propia mano por Juan Pablo II.
"A todos los escoltas nos dedicó unas palabras de agradecimiento y junto con la bendición, nos regaló un crucifijo que traía desde El Vaticano que tengo guardado en un lugar muy especial en la casa, ya que ser escolta del Papa fue una de las mejores experiencias que tuve mientras era funcionario de Carabineros", afirma un emocionado y orgulloso Julio Enrique Muñoz Menares.