Nicanor Parra se instaló con su tumba al centro de las moradas de Neruda y Huidobro
En su casa de Las Cruces, el antipoeta fue sepultado con la misma sencillez que vivió durante 23 años en este balneario.
Justo frente al mar de la Playa Chica de Las Cruces. Ahí fue sepultado ayer el antipoeta Nicanor Parra Sandoval, hombre inmortal de las letras que dejó este mundo la madrugada del martes pasado.
A los 103 años partió para erigirse en acontecimiento mundial sin nunca haber ganado el esquivo Premio Nobel. Su frase "Voy & Vuelvo", escrita en un modesto cartón, se transformó en el epitafio móvil que lo acompañó en su ataúd hasta la última paletada de tierra, ahí en su tumba ubicada en la terraza de su hogar en Las Cruces.
Muy temprano por la mañana de ayer, el féretro fue trasladado desde la catedral de Santiago hasta la Parroquia La Asunción, en Las Cruces, donde lo esperaban cientos de personas. A ese mismo templo llegó la Presidenta Michelle Bachelet, que vestía de negro y no emitió declaración alguna a la prensa.
En la misa no hubo aglomeraciones, tampoco en las ripiosas calles de Las Cruces. Nada en este funeral tenía la pomposidad que se les da a estos actos cuando el personaje es altamente valorado social o culturalmente. Parra se marchó sencillo, tan simple como el roñoso Volkswagen escarabajo que hasta ayer seguía oxidado en las afueras de su casa.
En la eucaristía, los dos sacerdotes que había destacaron el amor por la vida que tenía el poeta. Se oía en el templo la canción "Gracias a la vida", de su hermana Violeta.
Tras salir de la parroquia crucina, el cortejo avanzó hacia la residencia del antipoeta, en la calle Lincoln. Algunas personas, presas del dolor y el cariño, tocaban la carroza. Garzonas de los restaurantes salieron a tirar flores. "Grande don Nica", se oía en medio del gentío. El sol calentaba el andar de aquel paseo póstumo por su querida Las Cruces.
Enseñanzas
Fanny Zúñiga, mujer cartagenina, tenía su mano sobre el carro fúnebre cuando pasaba frente a la Playa Chica. Su llanto estremecía. "Me dejó grandes enseñanzas, fue un amigo", dijo mientras sus lágrimas eran imposibles de atrapar.
"Siento mucha pena de perder a un gran poeta", expresó Marcial García, quien viajó de Santiago para darle el adiós. Al paso del cortejo seguían oyéndose aplausos. Los carabineros y los funcionarios municipales de El Tabo le abrían camino a la caravana. Manuel Díaz, vecino del poeta, sostuvo que "vamos a tener a Nicanor siempre en Las Cruces".
En el acceso a la casa del autor de "El hombre imaginario", su hija Colombina aguardaba para que su padre ingresara hasta su morada final. En breve diálogo con Diario El Líder, ella agradeció el cariño que recibió la familia. "Ha sido maravilloso. Puro amor", manifestó. En su mirada no había llanto.
El féretro fue llevado hasta donde lo esperaba la sepultura que fue abierta donde él mismo Parra eligió para ese cometido. Una vez que los panteoneros hicieron su trabajo, la familia Parra le dio el postrero abrazo imaginario al patriarca ahora extinto. Su nieto Cristóbal "Tololo" Ugarte levantó la foto en que aparecía su abuelo justo en el sitio donde fue sepultado. No hubo discursos, sólo esporádicos llantos de una cantora que le dijo "para ti mi amigo, don Nica, mi amigo y cuñado", después de guitarrear "Gracias a la vida", tema que Michelle Bachelet cantó de principio a fin.
Mirando al mar que fue testigo de los 23 años que vivió en Las Cruces, el antipoeta ya descansa en aquella tumba que quedó situada entre los sepulcros de Vicente Huidobro, en Cartagena, y de Pablo Neruda, en Isla Negra. Una cruz de madera color blanco y el telar colorido que tejió la madre del creador estaban sobre la tierra que cubrió su nueva estancia.
"Como municipalidad haremos los esfuerzos para que la casa de Nicanor Parra sea un museo abierto al público",
Emilio Jorquera, alcalde de El Tabo"