Al cielo partió el maestro de los peluqueros de San Antonio
Belarmino Arévalo fue el fundador de la mítica peluquería "Santiago" de Llolleo.
Lo conocían como "don Santiago" pero su nombre es Belarmino Segundo del Carmen Arévalo González. Ayer, a los 91 años, murió tras dar una férrea lucha contra la leucemia y el parkinson.
Hombre nacido en Colchagua, vivió también en Buin y, en el año 1977, se trasladó con su familia a San Antonio, donde instaló la peluquería "Santiago", que partió en Barrancas y hoy se mantiene abierta en la avenida Providencia 187, en Llolleo.
Paola Arévalo González, la hija menor de nueve retoños que tuvo en dos matrimonios, contó a Diario El Líder que su padre fue carabinero hasta que jubiló y comenzó a trabajar en el rubro de la peluquería.
Esta profesión la aprendió de su suegro José González junto a su segunda esposa, Elisa González Céspedes (77), quien lo acompañó hasta el final de sus días. Con ella trabajó incansablemente hasta hace 20 años, cuando las enfermedades lo obligaron a llevar una vida más reposada.
"Llegamos en 1977 a San Antonio. Mi papá hizo un estudio de mercado y se dio cuenta que algo faltaba, así que fue el primero en abrir una peluquería unisex", contó su hija Masiel.
A cargo de la peluquería "Santiago" hoy están sus hijos, los gemelos Luis Hernán y Miguel Ángel, quienes como los otros dos hijos Juan Carlos y Ramiro, siguieron la misma carrera del padre.
La amabilidad con los clientes y lo bien que cortaba el pelo le hicieron ganar fama. Belarmino hacía su trabajo con mucha pasión. "Además era un excelente padre", dijo Masiel.
Luis Hernán afirmó que su padre fue quien le inculcó el aprecio por esta profesión. Hoy, él y su hermano Miguel Ángel son quienes deberán perpetuar la tradición de la peluquería que ya cumplió 41 años de historia en San Antonio. "En los años 80, él le enseñó a la mayoría de los peluqueros. En ese tiempo se usaba pura máquina, él trajo la navaja", sostuvo.
Elisa González contó que a Belarmino lo conoció en 1960 en un mercado cuando él era carabinero. "Fue un flechazo de amor", admitió esta mujer que en ese entonces tenía 18 años.
Tuvieron seis hijos y fueron felices, "con cosas buenas y malas", como todos los matrimonios, confesó ella. "Fue un buen matrimonio, él fue un buen esposo y muy buen papá", reveló la viuda.
"Mi marido dejó un gran legado porque nosotros llegamos con nuestra peluquería que ofrecía modelado con navaja y tintura para el varón. Pasaron muchas personas por la peluquería, él las llevaba a Santiago a especializarse y después se independizaban; una de ellas es Verónica Catalán, que es una buena estilista en varones".
Ayer, Elisa lloraba la partida de su marido, aunque se le veía tranquila.
1977 fue el año en que el peluquero Belarmino Arévalo González llegó a San Antonio.