El sueño del proyecto social tras la venta de los clásicos completos
Jorge Fernández, quien instaló un carrito de comida rápida que se llama "El Maquinazo", espera construir dentro de los próximos diez años 40 cabañas que servirán como albergue gratuito para quienes las necesiten.
Diez días tuvo que dormir en la cárcel de San Antonio Jorge Fernández Jara debido al no pago de diez infracciones que recibió durante este último año producto de tener un puesto de comida rápida en la variante San Sebastián sin los papeles legales necesarios.
Sin embargo, aquellas noches durmiendo privado de libertad no han mermado en lo más mínimo el gran sueño que tiene en mente. A sus 41 años, asegura que "dormir en la cárcel solamente es algo circunstancial, algo que hay que hacer para realizar el gran proyecto social que tengo pensando".
El año pasado, Jorge Fernández compró una camioneta kombi en 250 mil pesos que adaptó para armar un carrito donde vendería completos. Con la ayuda de sus hijos, empezó el negocio que bautizó como "El Maquinazo" y que durante sus primeras semanas vendía entre cinco a diez completos diarios.
Actualmente, esas unidades de productos se han multiplicado, llegando a los 150 completos en un día de ventas. Gracias a esto, ha podido ir comprando mesas y sillas que hacen de "El Maquinazo" el lugar ideal para comer algo en el camino.
"La gente nos ha dado un gran respaldo y eso se agradece. Hacemos los completos con mucho cariño y le ponemos dedicación", explica Daniel Fernández (22 años), el hijo mayor de Jorge (también están Ignacio, Jorge y Nicolás, de los cuales los dos primeros trabajan en el negocio familiar), quien es el encargado de armar los clásicos italianos y que además cumple una función trascendental: acompaña a su padre codo a codo en el proyecto social que esperan tener listo en diez años y que consiste en la creación de 40 cabañas de 4x4 metros que se instalarían en el cerro donde hoy viven los dos, cada uno en una carpa.
"Queremos ir juntando para invertir en 40 cabañas. La idea es que, una vez terminadas, las usen personas damnificadas por incendios, que no tienen dónde vivir, y cualquiera que tenga algún problema", explica sobre su altruista obra Jorge Fernández Jara.
"Lo que vamos ganando por la venta de los completos, es lo que gastaremos haciendo estas cabañas. Por eso que yo digo que este proyecto social que se llama 'Padre e Hijo', por la relación que tengo con mi hijo mayor Daniel, lo financia la misma gente que todos los días viene a comer completos", reconoce Fernández.
Dedicado al trabajo
Después de perder a su madre cuando tenía apenas 12 años, el pequeño Jorge Fernández se vio en la obligación de tener que trabajar desde temprana edad.
Lo primero que hizo fue laborar en la feria de La Pintana, su comuna natal, donde arreglaba los puestos para que posteriormente comenzara la atención del público.
Y tras varios años trabajando en la capital, en el 2008 decide darle una vuelta a su vida y a la de su familia, trasladándose hacia Cartagena, para comenzar a vender cuchuflíes en la playa de San Sebastián y vivir en un terreno donde instalaban sus carpas.
"Luego me conseguí un nuevo empleo como cuidador de unas cabañas en San Sebastián, y nos facilitaban una para poder vivir junto a mi familia", recuerda Jorge Fernández.
"el maquinazo"
Mientras estaba viviendo en esta cabaña, Jorge encontró la oportunidad para adquirir una camioneta Kombi que la misma dueña se la vendió en cuotas para que le fuera pagando a medida que iba echando a andar su emprendimiento de comida rápida.
El nombre de "El Maquinazo" surgió debido a que varios años antes, cuando aún vivía en La Pintana, en uno de los primeros negocios que tuvo Jorge Fernández, instaló una máquina de casino que funcionaba con monedas de 100 pesos. Le fue muy bien, y en cosa de semanas ya tenía 70 máquinas de azar.
"Pero me di cuenta que ganaba plata muy fácil, y que quizás no era la forma para obtener dinero, entonces decidí vender todo eso, pero mantuvimos el nombre de 'El Maquinazo' y nos ha traído bastante suerte", detalla Fernández, quien justamente atiende con una polera y un jockey que dice el nombre de su puesto de comida al paso.
Y claro que les ha traído suerte, ya que "El Maquinazo" se ha consolidado poco a poco gracias al boca a boca entre sus clientes. Si hasta los extranjeros que están viviendo en Chile no aguantan y paran unos minutos para comerse algo que nunca habían visto en su país de origen. "A todos les gustan nuestros completos, y ver que los clientes se van contentos es algo que me pone muy feliz", expone sonriente Jorge Fernández.
"esto es de la gente"
En cuanto al proyecto "Padre e Hijo", Jorge Fernández explica que una de las razones por la cual surgió la idea "es porque soy una personas muy sociable. Hablo con todas las personas que vienen a comer, y eso es lo que me ha gustado siempre. Todos tenemos nuestra historia y por eso trato de hablar con la mayor cantidad de gente posible".
Sin embargo, su forma de ser también le ha traído algunos inconvenientes. "Hace seis meses que me separé de mi señora, que es la madre de mis cuatro hijos, ya que tuvimos algunos problemas justamente por el proyecto social. Pero son situaciones que hay que ir viviendo", afirma.
-¿Este proyecto tiene mucha importancia para usted?
-Lo que pasa es que a mí ni a mis hijos nos falta algo, nosotros somos felices y vivimos tranquilos. Me gusta irme a mi carpa a estar solo y pensar en el proyecto de las 40 cabañas para que sirvan de albergue y eso me tiene motivado. Y lo que más recalco, es que este proyecto social no sería posible sin la gente que prefiere nuestros completos día a día.