Fileteadoras de pescados piden ayuda para trabajar en un lugar como la gente
Estas sanantoninas, en su mayoría jefas de hogar, aseguran que a pesar de haber golpeado muchas puertas, hasta ahora nadie las ha escuchado.
Ximena Garay lleva 40 años trabajando como fileteadora en el muelle ubicado a un costado de la playa Pacheco Altamirano en San Antonio. Desde que comenzó ha buscado la forma de transformar el espacio que ellas utilizan en un lugar digno para todas las mujeres que desarrollan esta labor, pero lamentablemente este anhelo nunca ha logrado llegar a buen puerto.
"Hemos golpeado muchas puertas en busca de ayuda, pero hasta ahora nadie nos ha escuchado. Cuando querían votos todos se aparecían por acá, pero al final ninguna ayuda se concretó y seguimos trabajando en condiciones indignas porque somos el rastrojo del muelle", cuenta Ximena, quien además es la presidenta del sindicato Fuerza de Arauco, que en la actualidad cuenta con 30 socios.
La dirigenta asegura que no cuentan con baños ni con camarines para cambiarse ropa y que los pocos arreglos que han logrado efectuar como sindicato no son suficientes.
"Nosotros pusimos un techo para poder cubrirnos del sol, de los lobos marinos y de los pelícanos que nos atacaban mientras fileteamos el pescado. También arreglamos el piso, pero con el pasar de los años, se ha llenado de hoyos. Todo eso ha provocado que vivamos con dolores de huesos y resfriadas por culpa de la humedad, sobre todo en invierno", comenta Ximena.
Pero eso no es lo único que deben enfrentar estas sanantoninas, quienes en su mayoría son jefas de hogar.
"A pesar de que dejamos cerrado con candados, algunas personas se meten en las noches para robarnos nuestras herramientas de trabajo como los cuchillos. Pero lo más fome es que todas las mañanas debemos limpiar porque hay personas que usan este lugar como baño", reclama Carmen Urbina, otra de las fileteadoras.
Ximena Garay asevera que por muchos años han vivido a la sombra de la pesca artesanal y que jamás han recibido ayuda como sí lo hacen otros gremios relacionados con el recurso marino.
"Nosotros formamos parte importante de este trabajo, pero jamás hemos recibido ayuda. Todos los arreglos que hemos hecho han salido de nuestro bolsillo, pero tampoco nos alcanza para mucho. Trabajamos uno o dos días a la semana y lo poco que logramos juntar es para nuestras familias ya que la mayoría somos jefas de hogar", indica la dirigenta.
"Mañana (hoy) es el último día que trabajaremos en la merluza y de ahí estaremos paradas hasta marzo. Ahora estamos pensando qué haremos con los útiles y uniformes porque muchas somos madres y abuelas de niños", afirma Carmen Urbina.
Ambas mujeres explican que cualquier ayuda será bienvenida, ya que el objetivo principal es tener un lugar digno donde trabajar.
"Estamos todos los días del año en este mismo lugar pero somos prácticamente invisibles porque jamás hemos recibido ayuda a pesar de todas las promesas que hemos recibido. Ojalá alguien pudiera aportarnos materiales para arreglar nuestro lugar de trabajo, ya que no queremos que nos regalen las cosas, pero sí que nos presten ayuda", recalca Ximena Garay.