Desde un tiempo a esta parte, la música reggaetonera se ha tomado las calles de nuestras ciudad, barrios y casas de nuestro vecindario. Es así como vemos jóvenes con una radio más grande que ellos al hombro, escuchando esta basura musical. La calle Angamos entre 11 y 12 Sur, en población Barros Luco, era hasta hace poco tiempo un mar de tranquilidad acústica, si no fuera por el tren que pasa tocando su bocina a la hora que sea, este lugar sería un oasis de paz.
Antes, algún día fueron los camiones vendedores de gas, quienes con su golpeteo en los balones de gas, elevaban los decibeles de contaminación acústica a altos niveles, luego fue la propaganda del circo la cual alteraba la siesta.
Hoy es la música del reggaeton la que hace sangrar los oídos, lo peor es que la tocan hasta la madrugada sin respeto alguno por los vecinos, pretendiendo hacernos creer que este bodrio musical sí que vale la pena escuchar.
Atentamente,
Carlos Fonseca
Músico y cantautor