La historia de vida detrás del Viejito Pascuero de San Antonio
Manuel Hernández es el encargado del estadio Municipal y, además, interpreta al querido personaje cada Navidad. Esta motivación nació tras recuperarse de un accidente vascular que lo tuvo luchando por su salud más de 10 años.
"Yo llegué a San Antonio en los años '70 con una cama y una cocinilla a parafina", recuerda Manuel Hernández, integrante de la administración del estadio Municipal Doctor Olegario Henríquez y quien año a año personifica al Viejito Pascuero en las caravanas de Navidad.
Manuel, de 68 años, arribó desde Melipilla para trabajar en la fábrica Rayonhil, donde laboró 12 años. "Estuve unos meses viviendo solo y luego llegó mi esposa, Nelly Valdivia. Vivimos mucho tiempo en Lo Gallardo, lugar del que estamos muy agradecidos".
Sobre esta etapa, señala que "pasamos muchos momentos muy críticos, no teníamos un buen pasar, pero por eso yo quiero a Lo Gallardo, porque los vecinos siempre nos acogieron y nos ayudaron. La gente fue muy cariñosa y me atendió muy bien, por eso cada vez que puedo les ayudo".
Él explica su cariño por este sector de la siguiente forma: "Yo soy aficionado al fútbol. Me gusta Lo Gallardo, porque es donde llegué a vivir, me gusta el SAU, nuestro representante, y soy colocolino. Son mis tres amores".
La caída
Tras renunciar a la fábrica, Manuel estuvo trabajando en distintos lugares. En 2001 se desempeñaba como corredor de seguros y tenía su propia oficina en Llolleo, hasta que su salud falló.
"Tuve un accidente cerebrovascular, una trombosis, el 11 de septiembre del 2001. Cayeron las Torres Gemelas y caí yo", manifiesta el actual vecino de Villa Italia.
"Ese día -relata- me recosté un ratito en el living de mi casa y me dormí. Cuando desperté no podía moverme, tenía todo un lado de mi cuerpo paralizado".
Su esposa llamó a la ambulancia y empezaron los días en el hospital. "Me atendieron acá (San Antonio), pero mi familia decidió trasladarme a un hospital de Santiago, donde me atendieron los mejores especialistas. Estuve un mes allí y todos los días pasaban a verme muchos especialistas, de ocho a diez, si faltaba que pasara un veterinario nomás jajaja".
-¿Cuánto duró la recuperación?
-Duró alrededor de once años. Si yo tenía paralizado completamente el lado izquierdo, no podía mover la mitad de mi cuerpo, y la nariz, la boca y la lengua me quedaron por acá (apunta el extremo izquierdo de su rostro). Pero hoy estoy bien, con constancia y mucho esfuerzo logré recuperarme por completo.
Durante ese extenso periodo, cuenta que "estuve en tratamiento con fonoaudiólogos, kinesiólogos y muchos profesionales. Me inventé mi propia ruta para ejercitarme y caminaba desde Barros Lucos hasta el cerro El Cristo. En esa época vivía en Las Lomas, por lo que me quedaba cerca".
-¿En algún momento perdió la esperanza?
-Al comienzo fue difícil. Cuando me llevaron a Santiago, yo pensaba que me iban a inyectar una cuestión e iba a estar sano otra vez, pero los médicos me hablaron de años de recuperación y eso me impactó.
Lo laboral lo preocupaba. "En ese momento era joven, tenía 51 años, y era muy activo, entonces me preocupaba porque pensaba que nunca más iba a poder trabajar ni recuperar mi estabilidad laboral".
A pesar de eso, señala que "cada día me daba más fuerzas y hacía todos los ejercicios. En este proceso fue fundamental mi esposa y mis tres hijas (Joanna, Nicole y María Nelly), ellas me apoyaron en todo momento, no sólo económicamente, sino dándome la fuerza y ganas para seguir".
El renacimiento
Después del accidente, ingresó a trabajar a la Municipalidad de San Antonio, donde lleva 12 años. Estuvo trabajando en la Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco) y hace ocho años se convirtió en uno de los encargados de la mantención del estadio Municipal.
"Esto antes era una selva y mire cómo está ahora. Está todo limpio y ordenado", dice orgulloso mientras apunta a la cancha.
Manuel ha participado es distintos momentos importantes de este recinto, lo que lo hace feliz. "Conseguimos mejorar las condiciones y cumplir las exigencias que impone la Anfp al fútbol profesional, logrando que nuestro querido SAU pudiese jugar aquí de local".
Es por esto que recibió con mucha alegría la noticia de que se construirá un nuevo recinto deportivo en dicho lugar.
"Cuando la Presidenta Michelle Bachelet anunció que tendríamos un nuevo estadio aquí, sentí mucha satisfacción. Esto le demuestra a los incrédulos que vamos a tener un campo deportivo de primer nivel", afirma.
-¿Cómo se siente por dejar este estadio?
-Me da alegría por lo que viene, no siento nostalgia por el pasado, sino alegría por lo que tendrá San Antonio.
Manuel está agradecido de esta etapa de su vida. "Quiero agradecer al alcalde Omar Vera por confiar en mi trabajo y también a las empresas e instituciones que nos ayudaron en el mejoramiento de este recinto".
El viejito pascuero
Manuel dice que tras el accidente vascular comenzó una nueva etapa en su vida. "Después de la enfermedad, me pregunté cómo agradezco a Dios lo que ha hecho por mí. Y nació la oportunidad de disfrazarme de Viejito Pascuero".
Hace cinco años una familia amiga le regaló un traje y desde entonces todas las navidades personifica al hombre más querido por todos los niños del mundo. Él pasea en un trineo por las calles de San Antonio y las localidades rurales de la comuna, en la Caravana de Navidad que realiza el municipio local. "Yo salgo en la caravana gratis, nunca he cobrado un veinte".
-¿Cómo se siente ser el Viejito Pascuero?
-Es un momento muy bonito, porque hay tanta alegría. Es linda esa fantasía que nace en los niños, porque para ellos el Viejo Pascuero existe. No solamente es un buen momento para los niños, sino también para los adultos, quienes ven a sus hijos o a sus nietos emocionados.
De estos años guarda preciadamente el recuerdo de las visitas a las zonas rurales. "Imagínate cómo fueron las visitas a San Juan, Leyda y Cuncumén. Fue importantísima la visita a Cuncumén, donde hemos ido dos años. La participación de la gente de los barrios fue muy bonita".
Pero esa no es la única instancia donde él ha aportado. "Cuando trabajé en Dideco estuve muy cerca de la gente, repartiendo ayuda tras el terremoto del 2010. También nos tocaba entregar mucha ayuda social cuando en San Antonio había más campamentos".
Manuel señala que participa en este tipo de actividades porque "esas cosas reconfortan, dan alegría y ganas de seguir viviendo. Quizás antes yo no me preocupaba de estas cosas, porque lo tenía todo: buen sueldo, lo pasaba bien, comía, pero la enfermedad fue un cambio total para portarse bien".
Respecto hasta cuándo seguirá siendo el Viejito Pascuero, afirma que "hasta que la salud me lo permita y del municipio me acepten, no vaya a ser que quieran un viejo más joven, jajaja. Yo me siento feliz de poder aportar todavía. ¿Qué significa esto? Le respondo con un dicho mío: que al limón todavía le queda jugo".