Katalí Naraya

"Los tiempos duros crean héroes", dice un antiguo proverbio chino. Sandra Almaza es un ejemplo de ello, porque cuando su hija enfermó y su marido estuvo desempleado, ella consiguió convertir la crisis económica familiar en una oportunidad. Fue hasta el terminal pesquero de Santiago y consiguió productos frescos. Regresó a San Antonio con un carro de feria lleno y se surmegió por las calles porteñas ofreciendo puerta a puerta los manjares marinos.

Los años pasaron y el negocio prosperó. Cada día desde las cinco de la tarde, Sandra y Juan, su marido, recorren en su camioneta la cuidad, llevando pescados frescos listos pra cocinar a los hogares de sus clientes.

Antes de partir, trabajan en equipo desde su casa. Mientras Juan limpia y filetea los pescados, ella se encarga de comunicar por teléfono y por facebook, cuales son los productos del día. "Tenemos clientes en San Juan, Llolleo y Barrancas. Cuando Juan llega con el pescado, yo los llamo y les pregunto que van a querer".

Cuando comenzó con su negocio, a su hija menor le habían diagnosticado enfermedad celiaca y su marido estaba desempleado. El tratameinto de la dolencia de su hija es una dieta sin gluten, lo que aumentó la carga económica familiar por el alto precio de estos alimentos.

Cuando revive su historia, las palbras de Sandra se impregnan de seguridad. "Era complicado encontrar un empleo por el tiempo que implicaba el cuidado de mi hija, que en ese momento tenía un año. Tuve que trabajar por necesidad y me las ingenié. Me sé valer por mí misma".

Cuando comenzó con las ventas a domicilio, viajaba cada día a comprar al terminal pesquero de Santiago y en San Antonio, hacia las entregas caminando, cargando los pescados en un carro de feria. Siete años después, tienen una camioneta con la cual reparten los pescados a sus clientes. Su esposo consiguió otro empleo en el terminal pesquero. Trabaja en las noches y cada día al retornar a San Antonio, es él quien trae los productos.

Microcréditos

Desde hace seis años, Sandra pertenece a una agrupación de comerciantes llamada "El Esfuerzo de Anais". La componen 15 personas, entre los que hay vendedores de frutas, tortas, lencería y detergentes líquidos. Se reúnen una vez al mes y tienen una directiva. Sandra es la actual presidenta.

Gracias a la agrupación, sus integrantes han obtenido microcréditos para emprendedores que otorga la fundación Banigualdad, que además dicta cursos de capacitación en manejo básico de negocios. La fundación está hace 11 años en San Antonio y opera a lo largo de Chile.

Agruparse ha sido clave en el desarrollo del negocio de Sandra. De manera individual no habría sido posible para ellos coseguir respaldo financiero. Aunque cada comerciante posee un crédito particular, su agrupación actúa como aval ante la fundación.

Crisis=oportunidad

Hace dos años, cuando hubo escases de pescados por la veda, Sandra buscó una alternativa comercial a la cri isis, invirtió 200 mil pesos y comenzó a vender joyas de plata. Cuando la prohibición pesquera pasó y pudo retormar su negocio con normalidad, no dejó la venta de joyas. Sandra promociona sus productos en la feria de las pulgas de facebook y también reparte a domicilio. A veces cuando está haciendo entregas de pescados la llaman preguntándole por joyas. Ha logrado conciliar ambos negocios.

Sandra se proyecta más allá de San Antonio. Le gustaría abrir una pescadería en Santiago, donde también tiene clientes.

Beneficio

Hace algunos días Sandra comenzó a organizar una lota a beneficio de una familia amiga que está pasando por un momento complicado. Madre e hijo padecen cáncer y deben permanecer en Valparaiso por el tratamiento.

Consiguieron donaciones de la Municipalidad, retorantes y peluquerias, y realizaron ayer una lota a beneficio en la sede Unión Católica de Barrancas. Durante marzo, Sandra organizará otro evento para ayudar a su amiga. Venderán pescados fritos en el mismo lugar.

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