El majestuoso espectáculo que ofrecen las ballenas en Chiloé
En la isla del sur del país estos gigantescos animales marinos encuentran el refugio perfecto para alimentarse y cuidar a sus crías. Cada año cerca de 300 ejemplares llegan cerca de sus costas. Científicos estudian su canto.
César Cárdenas Ruiz - La Estrella de Chiloe
Las ballenas son de los seres más majestuosos del planeta, y en la isla grande de Chiloé estos animales encuentran un refugio perfecto. Cada año, alrededor de 300 ejemplares vienen a alimentar y cuidar a sus crías en las aguas del Golfo de Corcovado al sur oriente del territorio insular.
Ya hace algún tiempo que la Fundación Meri -que trabaja para la conservación y el manejo sustentable de los ecosistemas terrestres, dulceacuicolas, marinos y el legado cultural de la Patagonia norte- se ha encargado de estudiar el comportamiento de las ballenas, en particular acerca de la recolección de evidencia sobre si fundamentalmente las ballenas jorobadas estarían cortejándose en la zona.
Aunque hasta el momento no hay pruebas suficientes que aclaren las razones de por qué estos cetáceos viajan hasta el archipiélago, se sabe que la oceanografía de este territorio produce una mezcla entre las aguas dulces procedentes especialmente de ríos y montañas con las oceánicas encerradas en fiordos y canales, ambas cargadas de nutrientes. Esa combinación tendría consecuencias benéficas.
"Todos estos nutrientes que vienen de la montaña son el sustento para que las microalgas crezcan y estas son el alimento del zooplancton o el kril, que finalmente es la comida de la ballena azul, de donde saca toda la biomasa y la energía que necesita, porque el kril en el fondo es un cóctel de grasa" explicó Paulina Bahamonde, bioquímica de la Universidad de Concepción y PhD en Biología de la University of New Brunswick), quien integró a Fundación Meri en el año 2015.
Sobre este mismo punto, la investigadora señaló que las dimensiones de las ballenas, en cuanto a altura y peso, son características que van de la mano con la dieta antes mencionada. "Eso hace que la ballena azul tenga la contextura tan grande y pueda realizar sus migraciones. Y es algo similar con las ballenas jorobadas (que pueden alcanzar longitudes de hasta 16 metros en las hembras y 15 metros en los machos, con pesos de aproximadamente 40 toneladas), solo que estas además de comer kril pueden comer peces pequeños".
Si bien esta especie utiliza otras áreas geográficas como Ecuador, Colombia y Perú para este proceso, las últimas investigaciones han entregado evidencia acústica que estos cetáceos están cantando en la zona. Al respecto la profesional sostuvo que "eso todavía no lo sabemos. Nosotros en el año 2012 instalamos una serie de boyas en donde grabábamos cantos, pero estas boyas estaban enfocadas a grabar ballenas azules, pero su vocalización es muy, muy baja de los 25 hertz y de paso logramos grabar unos cantos de ballenas jorobadas, pero eso fue por coincidencia". Sumó que "eso nos llamó la atención, porque las ballenas jorobadas son como pájaros donde el canto consiste en que el macho atrae a la hembra, entonces para nosotros fue una sorpresa escuchar ese tipo de cantos acá en el sur porque por lo general se piensa que se reproducen en aguas más cálidas".
En lo estrictamente científico, las investigaciones avanzan en saber por qué estos especímenes eligen las aguas isleñas para cortejar. "Ahora en esta expedición instalamos un hidrófono que va a ser específico para grabar las vocalizaciones de las ballenas jorobadas. Este hidrófono va a estar puesto en el golfo hasta junio. Al mismo tiempo unos colegas en Colombia y en Perú también van a poner unos hidrófonos, entonces después vamos a poder comparar si los cantos de ballenas jorobadas de todo el pacífico sur son los mismos, y si estamos compartiendo población", precisó la científico.
Similar postura tiene Gustavo Chiang, director científico de Meri. Gracias a los instrumentos instalados en las últimas expediciones han podido escuchar a las jorobadas cantando, lo que antes no había ocurrido, por lo que espera con esta nueva misión seguir recolectando información acústica. "No tenemos evidencia suficiente, lo único que encontramos es que están cantando, por períodos súper largos, cosa que no es común y no sabemos por qué", explicó el científico.
"El que sea un sitio de alimentación ya convierten a la Patagonia y al norte de Chiloé en un territorio clave para la subsistencia de la especie", reconoce la bióloga ambiental de Patagonia Rural (empresa social de Ancud) Vanessa Durán. De acuerdo a lo expresado por la profesional, el estudio de las ballenas es complejo y requiere muchísimo esfuerzo humano y logístico. "Lo que queda es estar a la espera de más estudios para decir con seguridad a qué se deben los cantos de las ballenas en el territorio, y si quizás este corresponde a un sitio de reproducción además de zona de alimentación".
Amenazas
Como se ha mencionado anteriormente, el noroeste de la isla grande de Chiloé alberga una importante concentración de ballenas en el hemisferio sur. No obstante, esta es una especie altamente amenazada.
"En Chiloé existen amenazas que podrían perjudicar a las poblaciones de ballenas que hasta acá llegan, por ejemplo la contaminación acústica de las propias embarcaciones. En Chiloé se realiza el turismo de observación de cetáceos, pero para que esta actividad no ponga en riesgo a las especies es una obligación el cumplir con las medidas establecidas por Sernapesca en cuanto a las distancias mínimas de observación (de 100 a 300 metros dependiendo la especie), ya que la cercanía de las embarcaciones perturba sus actividades, además de que potencialmente pueden ser heridas por los motores, lo que podría disminuir el número de visitas de ballenas hasta Chiloé", precisa Durán.
En esta misma línea la bióloga marina es clara al momento de señalar que además de la ballena jorobada, hay otras especies de estos cetáceos que también corren riesgos al recalar en aguas insulares, principalmente por la instalación del polémico Parque Eólico en Mar Brava. "Se conoce que el noroeste de Ancud, en específico la Bahía de Cocotué, recibe a las últimas siete hembras reproductivas de la población del Pacífico Sur de la ballena franca austral, lugar que podría ser impactado por una mega industria eólica (Parque Eólico Chiloé)".
Añade que "una comisión de 45 científicos en el año 2011 manifestó su oposición al proyecto por las perturbaciones que significaría a la fauna cetácea. También, hay que recordar que en 2015, vararon 340 ballenas sei en el Golfo de Penas, y un estudio indicó como causa posible de muerte a la marea roja que en ese año se presentó en niveles excepcionales, por lo que no podemos descartar que los eventos de contaminación del mar podrían estar potenciando los bloom de algas, que también afectan a los cetáceos".