La Gaviota de Plata del humorista Sergio Freire se quedó en San Antonio
El humorista tiró la talla y conversó por más de media hora con el público local, en el homenaje que se le hizo en la Fundación Pensar Chile.
Las risas y las ovaciones se hicieron sentir la noche del sábado en el homenaje para Sergio Freire, organizado por la Fundación Pensar Chile.
Más de cien personas asistieron al evento que se caracterizó por un ambiente ameno y familiar, donde muchos se atrevieron a interactuar y a tirar la talla con el destacado humorista.
En la ceremonia se le entregó la estatuilla de San Antonio de Padua por su destacada trayectoria, la que en febrero pasado tuvo uno de sus momentos más inolvidables: la obtención de las gaviotas de oro y de plata en el Festival de Viña del Mar.
Tras recibir la estatuilla y regalos para su hijo de cinco meses, Freire subió al escenario. Desde ese momento las risas no pararon.
El humorista partió diciendo que "estoy sorprendido, emocionado, viviendo una locura. Todavía no entiendo bien que pasó, porque yo no fui al festival buscando las gaviotas, ni fama, yo quería hacer reír no más, eso es lo que siempre me ha motivado a hacer lo que hago", contó.
También habló sobre lo que le ha sucedido tras Viña: "La gente ahora me pide perdón cuando no me conoce en la calle. ´Hola, mijito, perdón yo no lo conozco'. 'No se preocupe, no tiene por qué conocerme soy Mon La Freire, estuve cinco años en México y por eso no me conoce'".
Lazo con la comuna
Freire, por supuesto, se refirió a San Antonio. Él nació en Santiago en 1980, pero es reconocido como sanantonino debido a que de niño visitaba a su familia paterna, que es de acá. De hecho, su padre vive en la zona.
"Toda mi infancia la viví aquí. La mayoría de mis amigos los hice acá. Yo soy súper sanantonino. Quizá no nací acá, pero estudié en el Velerito (jardín infantil de Llolleo) y me picaron las pulgas del Cine Rex", afirmó.
El joven agradeció el apoyo que le han dado los sanantoninos y contó que "la (gaviota) de plata se va a quedar en San Antonio, siento que se queda para todos, la va a tener mi papá sí. Pero una se queda acá y la otra en Santiago, vamos a estar conectados a través de las gaviotas".
También destacó la importancia de su familia en su carrera: "Ellos influyeron en todo, desde que yo nací, porque mi papá y todos mis tíos son así. Crecí viendo a mi familia haciendo chistes y alegrando a las personas".
En un momento más íntimo se refirió a su relación con su padre, quien también se llama Sergio: "Mi única cercanía con mi papá era el humor, yo veía que le gustaba a hacer reír, entonces una forma de interesarle era contándole chistes. Me empecé a aprender todos los días chistes para sorprenderlo. Hasta que llegó un momento que me aprendí todos los chistes que me contaron. Él me hizo, sin darse cuenta, el oficio de este trabajo, porque ser comediante no tiene universidad. Así que muchas gracias, Checho", expresó.
"En el fondo yo profesionalicé lo que me enseñó, yo le saqué plata a esto, pero él no", agregó.
La clave del éxito
En la cita, las personas le preguntaron de su rutina en Viña del Mar.
Sobre el humor blanco con el que se ganó al monstruo, explicó que "quise hacer una rutina apta para todo el público, que se pudieran reír las familias con sus hijos, no tuvieran que taparle los oídos, que los niños puedan seguir viéndola en YouTube y no tenga que estar un adulto vigilando. Así nos propusimos el trabajo con mi equipo, el equipo Wena".
Además, indicó que "quisimos hacer un trabajo para que también se pudieran reír en Perú, en Bolivia, en Argentina, que pudieran entender que tenemos comedia de exportación. Nos preocupamos de que los chistes pudiesen ser entendidos por la mayoría y creo que esa fue la clave para que funcionara".
Más agradecimientos
Después de la ceremonia y de sacarse fotos con cada uno de los asistentes (quienes además pudieron posar con las gaviotas), el humorista señaló que "encuentro la raja que me hayan llamado de un lugar que empuja la cultura (F. Pensar Chile). No esperaba que viniera tanta gente, pensé que era algo más pequeño, pero se pasó toda la gente que vino y el cariño que me entregaron".
"Que la gente me diga 'estuve nerviosa, lloré cuando estuviste ahí', es como oh, es como si vivieran un partido de fútbol. Ahora me di cuenta como vibró San Antonio. Así que estoy muy agradecido de compartir esa experiencia", manifestó Freire.