"El Poeta Perdido" que encontró su voz de artista en Cartagena
Oscar Valenzuela llegó a la comuna hace 29 años. Más de una década después, su seudónimo, "El Poeta Perdido", comenzó a resonar entre la gente, por la apasionada forma de declamar sus poemas en las calles del balneario popular.
Hace unos años el nombre "El Poeta Perdido" comenzó a resonar en Cartagena. Su expresivas declamaciones en lugares públicos y sus poemas sobre el balneario popular cautivaron a la gente, que empezó a pedirlo en los eventos culturales.
"A la gente le gusta escucharme, porque los emociono", señala Oscar Valenzuela Rojas (59), el hombre tras el singular seudónimo.
Valenzuela se destaca por recitar sus poemas en voz alta, expresando con todo su cuerpo y alma el sentir de sus escritos, algo que aprendió en su infancia en Conchalí, Región Metropolitana.
"A los 6 años, cuando entré al colegio, mi profesora Yamille Camell, que era descendiente de turcos, nos enseñó a todos a recitar poesía. Yo tenía muy buena memoria y no se me olvidaba frente al público, por lo que en cada acto ella me hacía recitar en el patio de la escuela", recuerda.
En esos años se ganó un singular apodo. "Eso me marcó, porque mis compañeros me empezaron a decir el Pablo Neruda. Yo con 6 años y viniendo de un hogar humilde no sabía quién era Neruda ni que era un gran poeta hasta que me lo dijeron a los 7 años", cuenta.
"En esos años -agrega- nació mi respeto por la poesía".
Tras un largo tiempo declamando, se atrevió a escribir sus primeros versos recién a los 17 años. "Yo participaba junto a mi hermano en un centro juvenil y nos llegó la convocatoria a un concurso de poesía. En esa época yo hacía canciones y mi hermano menor -quien falleció en un accidente de tránsito hace años- me instó a que convirtiera una canción en poema. El tema se llamaba "Madre tierra", lo modifiqué y obtuve el primer lugar".
"Mi premio, recuerdo bien, fue un bolso deportivo, unas toallas de playa grandes y una radio, que fue mi primera radio. Fue bonito, pero lo más bonito fue haber ganado. Me dio mucha alegría".
-¿De ahí siguió escribiendo?
-No, fue un grave error en mi vida ese sentimiento de que hay que trabajar para comer. Entonces, cuando salí de cuarto medio me puse a trabajar. Trabajé como junior y me costeé un curso de electricidad y electrónica y otro de técnico en máquinas fotocopiadoras.
Arribo a cartagena
Valenzuela trabajó por más de una década como técnico y a los 35 años se fue a vivir a Cartagena.
"Siempre estuve conectado por familiares a Cartagena. En esos años un conocido necesitaba alguien de confianza que lo cuidara, por lo que me solicitó a mí que me viniese a vivir con él. El era José Luis Menéndez-Corbera, un vasco español que llegó a Chile como misionero y que en Cartagena trabajaba como contador en el Hotel Español, uno de los más populares de la comuna".
José Luis sufría diabetes y otras enfermedades. "El último periodo fue muy desgastante, porque se descompensaba a menudo. Además, donde vivíamos teníamos que subir una escalera, lo que hacía muy difícil trasladarlo. Llamé a su familia en España diciéndoles que ya no podía más, por lo que decidieron llevárselo", manifiesta Valenzuela, que aún recuerda los nombres de los medicamentos que debía darle.
Despedida y comienzo
De la despedida con José Luis, a quien cuidó más de 10 años, revivió su interés por la poesía. "La familia me informó que él estaría en un hogar. Cuando se fue decidí escribirle una poesía tipo historia, porque yo sabía que no duraría mucho tiempo (falleció a los dos años de irse) y quería hacerle un homenaje en vida. 'Aquí estoy' se llama el texto, que está escrito como si él mismo estuviera contado su historia desde el internado".
Con el poema logró una sorprendente respuesta. "Era un regalo personal, pero le gustó tanto a las monjitas que le empezaron a sacar copia -dice con la voz entrecortada por la emoción-. No sé cómo, pero llegó a oídos de un señor del Ministerio de Cultura de allá, quien me mandó una carta donde decía: 'le felicitamos por su dote de escritor y poeta'. Es primera vez que alguien me decía eso, porque yo nunca lo sentí, ni siquiera en ese momento".
Lo que más alegró al poeta fue que su mensaje llegara a quien debía: "Llamé a España a José Luis, esperando que me contestara en un momento de lucidez, porque en ese instante ya no estaba siempre lúcido. Cuando me contestó me dijo que sabía que el poema hablaba de él. Para mí eso fue muy importante".
Poesía con valores
Con la partida de José Luis, Valenzuela quedó sin trabajo y comenzó a laborar en los empleos de emergencia de la Conaf, en las cuadrillas de limpieza. Paralelamente, continuó escribiendo poesía, bajo el seudónimo de Oskar, El Poeta Perdido. "Cambié la 'c' por la 'k' por José Luis, él me decía 'Oskaar', con su acento español y sonaba como una k".
-¿Y por qué El Poeta Perdido?
-Porque llegué perdido a una comuna, donde fui acogido por una familia y por José Luis, que me trató como a un hijo adoptivo. Y sobre todo, porque al venirme para acá estuve separado, perdido de mi familia. Me perdí muchos momentos importantes con gente que ya no está conmigo, que falleció, como mi padre, mi madre y mi hermano menor.
Actualmente, tiene publicado un libro titulado "Poesía en tiempo real", que contiene poemas de Cartagena, San Antonio y sus alrededores.
-¿Por qué Cartagena es su fuente de inspiración?
-Porque fue mi hogar desde siempre, de niño vine a veranear a acá, porque una tía fue fundadora de la Villa El Ensueño, tan emblemática en la comuna. Uno de mis recuerdos de infancia es haber llegado a la Playa Grande cuando había barquitos, uno de los barcos más famosos era el Lusitania, donde toda la gente se tomaba una fotografía. Era un bonito recuerdo de las vacaciones.
Para él, "Cartagena es la madre de todas las playas de este Litoral. Tiene la mayor influencia de historia y cultura, acá fue el nacimiento de toda esta cuna de playas que fueron floreciendo con el tiempo. Fue elegida, afortunadamente, por los ricachones antiguos y hoy en día es la preferida, por sus mejores oleajes. Personalmente, con el tiempo que llevo acá me considero más de Cartagena que de Conchalí. Me siento arraigado, dueño de este espacio".
Los valores son otro tema primordial en sus creaciones. "De niño aprendí que la poesía es para comunicar cosas a la gente. La poesía que respeto es la que habla de valores, la que levanta un personaje y que habla de acontecimiento importantes y eso es lo que trato de hacer. Actualmente, la poesía no usa rimas y versos y no habla de temas que nos afectan a todos o no se entiende lo que quieren decir", asegura.
"En una sociedad en que se ha perdido el respeto y los valores, me gusta ser un pequeño aporte, una persona que recuerde qué valores deben regir una sociedad, recordarle a la gente que somos seres humanos y que no debemos perder la humanidad. Estamos llegando a un sistema donde se ha perdido el respeto y estamos mal como sociedad, pero yo espero que se pueda revertir", reflexiona.
Valenzuela participa en cuanta actividad lo inviten, porque para él "es importante que la poesía tenga un espacio. Considero que los poetas deben declamar sus poemas en público y saberlos de memoria porque así pueden hacerlo con la pasión y energía que se necesita para tocar los corazones de la gente. Eso intento hacer yo", afirma apasionado el poeta perdido que encontró su voz en Cartagena.