El dramático relato de la tía Anita tras perder su hogar en un voraz incendio
La trabajadora del conocido jardín infantil Peter Pan quedó con lo puesto, al igual que su madre. Familiares y amigos organizan ayuda para reconstruir las dos viviendas que resultaron calcinadas.
La querida tía Anita del jardín infantil Peter Pan, ubicado en Las Dunas, toma entre sus manos el recuerdo más valioso que logró rescatar del voraz incendio que consumió por completo su hogar y el de su madre.
Mientras sus ojos se llenan de lágrimas relata que las fotografías de su padre Alejandro Villavicencio (47), fallecido en 2006, fue lo único que se salvó del siniestro que ocurrió el reciente miércoles en el cerro Bellavista.
"Mi padre se mató hace algunos años, era pescador. Con mi familia le hicimos un collage y se salvaron varias fotografías", detalló con la voz entrecortada por la emoción.
Ana Villavicencio Arévalo, de 29 años, ayer visitó, junto a familiares, los escombros que quedaron tras esta catástrofe que dejó, literalmente, con lo puesto a la tía Anita y a su madre, Luz Arévalo García (50).
Las dos mujeres hasta el miércoles vivían en el mismo sitio, pero en casas separadas. Ambas estaban en la calle Bruselas 991.
"Mi hermano tenía una casa atrás de la de mi mamá. Cuando él se fue yo le dije: 'Mamá, desde ahora me independizo, me voy a vivir a la casa de mi hermano'", cuenta entre bromas la tía Anita, quien a pesar de la adversidad mantiene intacta esa alegría que la caracteriza.
Desde ese entonces, Anita comenzó a vivir separada de su madre pero en el mismo sitio. Eso, hasta la mañana del miércoles, cuando a las 9.30 horas se iniciaron las llamas.
"Yo estaba en el jardín cuando me llaman por teléfono. Era una mujer que no me quiso dar su nombre y me decía que se estaba quemando mi casa. Yo no lo podía creer. Después me llamó otra persona y me dijo lo mismo", relató entre los escombros.
La tía Anita lleva seis años trabajando en la escuela de párvulos Peter Pan y la directora del establecimiento, Claudia Armijo, la destacó como "el alma de nuestro jardín".
"Tiene chispa, es muy comprometida. Una joven que se ha entregado al ciento por ciento. Se queda hasta más tarde. Es una gran tía y todos los apoderados y niños están apoyándola", dijo.
Armijo agregó que "ellas lo perdieron todo y gracias a Dios no tenemos que lamentar pérdidas humanas. Ahora hay que hacer un trabajo en el tiempo, porque volver a armarse es para largo".
En shock
La tía Anita ante de salir de su hogar rumbo al jardín se despidió de su madre y se fue a otro día más de trabajo.
"Cuando me contaron en lo primero que pensé fue en mi mamá, porque a esa hora de las 9.30 está en la casa", aseveró.
A pocos metros de llegar a su domicilio la pesadilla se hizo realidad. Ella misma comprobó cómo este incendio consumía por completo las dos viviendas que con tanto sacrificio su fallecido padre y su madre habían levantado.
"No lo podía creer. No me dejaron llegar hasta mi casa porque todo era muy fuerte. Estábamos mal con mi mamá, que finalmente salió temprano a su trabajo. A mi mamá la habían operado de un tobillo, yo me imaginé el incendio y que ella no podría escapar", confesó Anita con sus ojos anegados de lágrimas.
Ayer su hermano ordenaba los restos calcinados de ambas viviendas, mientras ella y sus tías buscaban algún objeto o recuerdo entre los escombros.
"Algunos vecinos me han dicho que vieron a dos hombres salir de mi casa antes de que se iniciara el incendio. Nosotros hemos buscado acá en los escombros y no hemos encontrado restos del televisor plasma que tenía. El televisor de mi mamá está todo quemado, pero está. Del mío no hay rastros", afirmó la mujer.
La querida tía Anita se seca las lágrimas, toma aire y confiesa que "lo que más a uno le duele es perder los regalos de los niños. Los trabajos que uno tenía", culminó con la mirada perdida en lo que era su hogar.
9.30 de la mañana del reciente miércoles comenzaron las llamas en el domicilio de calle Bruselas 991, en el cerro Bellavista.