El pastor que espera rescatar a las mujeres del alcohol y las drogas
Tras cinco años liderando el Ministerio Libertad que funciona en el antiguo cine de San Sebastián, Claudio Reyes quiere extender su trabajo social con las féminas de la provincia que necesiten ayuda para salir de sus adicciones.
Luz María Marambio Rojas tiene tanta pena acumulada durante sus 58 años de vida que no puede aguantar mucho tiempo sin emocionarse y soltar algunas lágrimas mientras cuenta su historia llena de tempestades y momentos difíciles.
Hace cuatro meses, la mujer volvió a vivir al Litoral Central después de pasar varios años en Iquique, donde estaba junto a una pareja que no fue para nada lo que ella esperaba.
La noche del jueves, la señora Luz María estaba deambulando desamparada por el sector alto de San Sebastián hasta que se encontró con un grupo de personas que le recomendó ir hacia el Ministerio Libertad, una casa de acogida y restauración que se encuentra en el sector de Sexta Poniente, justamente donde existía antiguamente el cine de San Sebastián.
Allí, hace cinco años que el pastor Claudio Reyes Alegría ha hecho un trabajo de rehabilitación con personas que tuvieron que lidiar con problemas de adicción a las drogas y al alcohol.
"A mí me gustaba el jote, vino con Coca Cola", afirma honestamente Luz María, quien durante muchos años no podía decirle que no a un vaso de jote o a una botella de vino tinto. Sin darse cuenta, los problemas que tenía con su pareja poco a poco los fue tratando de olvidar empinando el codo a cualquier hora del día.
"Lo que pasa es que la pasaba mal con el hombre con el que estaba, ese era mi gran problema por el cual tomaba tanto", dice entre lágrimas la mujer que vive con dos pensiones de invalidez que le ayudan a solventar sus gastos.
Por ejemplo, cuando llegó nuevamente al Litoral Central desde Iquique, Luz María Marambio tuvo que arrendar pieza en diferentes pensiones, donde incluso le robaron sus pertenencias.
Allí tenía que pagar por noche y eso le iba gastando sus ahorros de forma paulatina. "El apoyo para una mujer sola es difícil, por eso que estos cuatro meses que he estado acá me ha costado mucho establecerme en algún lugar fijo. Por eso agradezco la ayuda que me realizó el pastor Claudio Reyes en su casa de acogida", explica la señora Luz María, quien la mañana del Viernes Santo tuvo la posibilidad de comer un rico desayuno con té caliente y pan amasado recién hecho gracias a la buena voluntad del pastor Claudio Reyes.
Casa femenina ahora
Justamente son este tipo de situaciones las que urgen al pastor Claudio Reyes para tener lo antes posible una casa de acogida para mujeres, ya que donde actualmente funciona el Ministerio Libertad, solamente pueden alojar hombres.
"Se nos acercan mujeres con problemas de drogas o alcohol y por eso que este nuevo proyecto que queremos hacer funcionar es una casa de acogida para mujeres. Por ejemplo, la señora Luz María me pedía un lugar donde poder quedarse y me decía que no tenía donde vivir y me pregunta si puedo ayudarla. Por eso que es tan importante esta casa de acogida femenina", afirma el pastor.
La idea que tiene Claudio Reyes es que esta nueva casa de restauración se instale en el sector alto de San Sebastián.
"Tenemos un sitio con una casita y lo estamos limpiando para acoger a mujeres que tengan problemas. Hace un tiempo tuvimos acá en el templo a seis mujeres que vivieron acá, estaban en una pieza. De ellas cuatro se restauraron al ciento por ciento. Ellas llegan también con problemas de drogas, alcohol y otras veces de prostitución callejera. Es tremendo cuando cuentan las historias acá con la demás gente y narran que fueron violadas, maltratadas por familiares. Así que conversando vamos tratando de ayudar a sacar la amargura y toda la carga negativa que traen", reconoce el pastor, quien espera "poder mostrar esta casa de acogida femenina a la comunidad al igual como lo hemos hecho durante cinco años con el ministerio que tenemos en el antiguo cine de San Sebastián".
Trabajo social
Claudio Reyes llegó a San Sebastián hace cinco años, tal como él afirma "porque Dios me mandó para acá. Desde los 20 años que estoy involucrando en el trabajo social y la palabra de Dios. El teatro acá me lo pasaron para cuidarlo y para hacer el ministerio. El lugar estaba botado, así que tuvimos que limpiar, pintar y arreglarlo por completo. Ahora tenemos un contrato y todos los que asisten ayudan a que se vaya viendo aún mejor. Funcionamos como iglesia y casa de restauración".
Muchos de los asistentes son personas que tuvieron que luchar "contra sus propios demonios", como lo relata Claudio Reyes.
"Los jóvenes llegan flacos, barbones, con signos propios del consumo de pasta base, cocaína, alcohol, entonces llegan bastante mal, porque en la calle viven en los denominados 'rucos', que son carpas que arman y allí se juntan a fumar y tomar. En algunos rincones de San Antonio, en las playas de San Sebastián o en Cartagena, hay varios de estos 'rucos' donde hay mucho alcohol y drogas", detalla el pastor, quien realiza oraciones con las personas para intentar calmar la angustia que les provoca alejarse de los vicios.
En la casa de restauración existe una panadería, cocina, radio comunitaria, un taller de artesanía y además un templo para realizar las celebraciones religiosas. Actualmente están alojando 27 personas que han podido hacerse de valor para recomenzar sus vidas de la mejor forma posible.
-¿De qué lados reciben ayuda para la casa de restauración?
-La feria de San Sebastián nos ayuda hace cuatro años todos los martes y sábado con frutas y verduras. Así que agradecemos el apoyo de los feriantes, que se han dado cuenta que nuestra labor es la de ayudar a la gente que así lo necesita.
-¿Cómo proyecta la casa de acogida femenina?
-Ojalá poder tenerla lista para este año. Queremos hacer la casa para 12 ó 15 mujeres, para que puedan vivir ahí.
-¿Cómo siente que ha estado su labor acá en San Sebastián?
-Creemos que hemos sido un aporte a la provincia del Litoral Central. Tal vez hemos sido discriminados porque la gente que llega acá viene de la droga y el alcoholismo y los de afuera a veces nos miran con prejuicios, pero tienen que darse cuenta que acá en el templo Dios está cambiando a la gente que lo necesita.