Bendición de Semana Santa: hay machas en San Sebastián
La sobreexplotación ha mantenido a la zona sin el apetecido recurso por treinta años. El viernes pasado, el buzo Érick Marín descubrió casualmente algo que promete marcar un nuevo ciclo para la recolección en el litoral.
Cuenta la leyenda, que cuando los buzos se lanzaban al mar sin trajes que los protegieran del frío, lo hacían casi desnudos. Al regresar de su búsqueda, eran observados por un cura que miraba con indignación la práctica. Impulsado por su pudor, el sacerdote concluyó que sin machas ellos no volverían a arrojarse al mar. Sin medir las consecuencias, realizó un conjuro frente al océano y así, expulsó a las machas del litoral.
Cada mañana Érick Marín recorre los roqueríos y las playas desde San Sebastián a las Cruces. Este hombre de mar guarda en su piel ajada la experiencia de vientos y humedales, una vida dedicada al buceo y la pesca. El viernes pasado, cuando realizaba su travesía costera, Erick se encontró con una macha pequeñita en la arena de San Sebastián. "Es una bendición de Semana Santa", pensó el avezado buzo. Sabía que hace más de treinta años no se vislumbraba ni un ejemplar de esta especie en la costa que él tanto conoce.
"Lo más importante ahora es que no se explote mal el recurso", señala el buzo que forma parte del Grupo de Rescate Anfibio (Grass). Hace años aparecieron a principios de los años '80. En esa época, sumidos en la fiebre machera, proliferaron las personas especializadas en su recolección. "Era un recurso que no teníamos. En Tejas había mil buzos y en Cartagena doscientos. Luego empezaron a llegar buzos de Quintero, con más experiencia en las machas y con botes especializados, que las acapararon".
Con el paso de los años, el conjuro del sacerdote parece haber alcanzado otros recursos marinos, que han disminuido, al igual que las personas dedicadas a la labor de recolectarlos. Hace algunas décadas los locos y los erizos tapizaban las rocas, pero ahora para encontrarlos los recolectores deben excavar en la arena. La reaparición de las machas significaría más trabajo y una renovación en el tradicional oficio marino.
Otro integrante del Grass y también experimentado machero, es Luis Muñoz, quien ha investigado sobre el valioso recurso. "Es un proceso cíclico. La gente antigua dice que aparecieron hace 80 años y que luego se perdieron cerca de 4 décadas, ahora estaría ocurriendo lo mismo".
La macha descubierta por Erick, mide apenas 1,30 cm y representa lo que los buzos llaman "semillón" del recurso. "La vez pasada encontramos el semillón en el 81 y al año siguiente ya sacamos machas de 4 cm. No teníamos conocimiento como ahora y no asimilamos que ese semillón se transformaría en machas enormes.
Según Érick, "va a haber una guerra por las concesiones entre los sindicatos de los trabajadores marinos. Ojalá que sean más unidos y que el recurso quede acá. En Tongoy, por ejemplo, existen concesiones que restringen la explotación, es limitada por kilos de machas diarios".
Sin tener una explicación del porqué retornó el recurso, los buzos se basan en su experiencia para creer en la sabiduría de la naturaleza, sin importar si se trata de una bendición o resultado de los ritmos cíclicos marinos, afirman que las machas deben protegerse.
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