En los tiempos de mi infancia, lamentablemente cada día más lejanos, había en el campo una abnegada señora de nombre Gumersinda, que se dedicaba al cuidado de adultos mayores, así la conocí cuando llegó a cuidar a una tía abuela que, con hipocondriaco entusiasmo, había acumulado muchos años y todas las dolencias que usted se pueda imaginar.
Por esta razón, fuera ya por la angina de pecho, el insomnio, el desvanecimiento o la floja digestión de mi abuela, el médico del pueblo prácticamente vivía en nuestra casa y en cada visita dejaba claras instrucciones a la señora Gumersinda, ascendida así de reina del pan amasado a enfermera jefa de la UTI.
De esta forma, la señora Gumersinda, ignorante pero entusiasta, tomaba como gran solución, peinar a mi abuela para que pareciera que se estaba mejorando, por lo que puedo dar fe de que la vieja llegó al cielo muy muerta, pero con un peinado de peluquería.
En esto pensaba el otro día cuando en un supermercado de la zona, pasé por la caja un litro de aceite… en botella de plástico, dos paquetes de fideos… en bolsa de plástico, un kilo de azúcar… en bolsa de plástico, tres tomates… en bolsa de plástico, una sal baja en sodio… en envase de plástico, seis yogurts… en envase de plástico y cuatro rollos de papel higiénico… también envueltos en plástico; y cuando pregunté a la cajera como hacía yo para llevarme toda esa menestra, me dio una mirada que me recordó a una estampita de Santa Úrsula y con voz suave pero firme, me dijo: Aquí no damos bolsas de plástico porque estamos cuidando el planeta.
Entonces me pregunté: Si los supermercadistas representan a algunos de los grupos económicos más poderosos del país y sus proveedores son las empresas más grandes de Chile, podrían acordar no aceptar más los envases de plástico y volver al viejo pero sano uso del papel y el vidrio, eso sería una acción poderosa para salvar al planeta, por ahora sólo suprimiendo la bolsa del empaque, estamos como la señora Gumersinda, peinando a la enferma para que parezca que está mejorando.
Rodolfo Torrealba