Después de superar la tragedia, familia cambió todo para ayudar a los demás
Los Flores Hernández dejaron su casa en Llolleo para instalar un centro de rehabilitación. "Renace Chile", a solo ocho meses de su fundación, atiende a 13 personas con problemas de dependencia a las drogas o el alcohol.
El primer escudo nacional de Chile, hecho en 1812, llevaba grabado el mensaje "Después de las tinieblas, la luz". Más de 200 años después, esa misma frase permanece viva en los corazones de la familia Flores Hernández.
En un periodo de cinco años enfrentaron una tormenta tras otra. Sin embargo, cuando llegó la calma no se pusieron a descansar. Por el contrario, comenzaron a trabajar aún más fuerte para ayudar a los demás.
Hace ocho meses pusieron en marcha un centro de rehabilitación para personas con problemas de adicción a las drogas y el alcohol en Pelancura, en la comuna de San Antonio. El nombre elegido fue "Renace". Todos de alguna forma estaban renaciendo, saliendo de las nieblas para ver la luz.
Ema Hernández, la matriarca que ahora administra el lugar, se sobrepuso a un agresivo cáncer al estómago. Su marido, Gustavo Flores, actual encargado de mantenimiento del establecimiento, se enfrentó a una grave hernia. Gustavo Flores, uno de los hijos del matrimonio, le ganó a tres tipos de cáncer: uno a la piel, otro al estómago y otro a los huesos.
Si le preguntan cómo sigue vivo después de todo eso, queda mudo. No hay explicación, pero sigue en este mundo. Ahora también a cargo del lugar.
Vladimir Flores, igualmente parte del clan Flores Hernández, estuvo un año internado en un centro de la comuna de Lampa. Se rehabilitó con éxito de las adicciones.
"Me fui a estudiar a Santiago y me perdí en el alcohol, las drogas y el carrete", reconoce.
Tocó fondo, pero salió a flote. Por eso es quien lidera un equipo de profesionales para que otras personan sanen igual que él. Ahora es terapeuta en rehabilitación titulado de la Universidad de Santiago de Chile (Usach).
Hasta el recinto en que están funcionando vive su propio renacimiento. La propiedad, ubicada en la ruta costera Antonio Núñez de Fonseca, estuvo abandonada por largo tiempo antes que se convirtiera en lo que es hoy.
-¿Cómo nace la idea de fundar Renace Chile?
-Gustavo: Después de todo lo que pasamos, no quedaron más que ganas de ayudar.
La familia se cambió con camas y petacas a la propiedad de Pelancura. Se asignaron los roles, hicieron todos los trámites necesarios y comenzaron a trabajar.
La Seremi de Salud dio el visto bueno y hoy buena parte de sus internos -13 por el momento- está allí por prescripción médica, recibiendo un tratamiento financiado por sus licencias.
La labor diaria
Cuatro profesionales permanentes, y otros que van rotando para hacer clases, completan el equipo de este nuevo centro de rehabilitación.
Están de sol a sol si es necesario. Atentos a las necesidades de quienes están allí. Algunos llegados desde lugares tan lejanos como Arica se recuperan de la dependencia a la pasta base, la cocaína o el alcohol.
"Tienen distintos tipos de actividades, en grupo y de forma individual", dice Vladimir.
-¿Cuánto tiempo podría estar una persona acá en rehabilitación?
-Es un proceso evaluativo, puede ir desde los 6 meses hasta el año.
-¿Cómo se financian?
-A través de licencias médicas y de mensualidades que pagan las familias. También tenemos a cuatro personas becadas, que no pueden pagar, pero que requieren de la internación.
-¿Reciben algún tipo de ayuda estatal?
-Una vez que completemos dos años funcionando podremos optar a este tipo de subvenciones. Aunque hay más necesidades que recursos, nosotros hacemos todo lo posible por mantenernos bien. Quienes están acá no saldrán a la calle a pedir, como lo han tenido que hacer otros centros.
-En el día a día, ¿cómo funciona este centro?
-Tenemos terapias de grupo, otras de forma individual, pero también tenemos talleres. Vienen profesores a hacer otro tipo de actividades, como por ejemplo acondicionamiento físico. Nosotros tenemos un enfoque distinto, no es solo conductual.
-¿A qué se refiere con eso?
-Nuestra misión no es solo cambiar la conducta y hacer que una persona deje de consumir drogas, alcohol o ambas. Somos más integrales e incorporamos a la familia, porque lo que queremos es tener gente recuperada al final del proceso, que tenga una red de apoyo para no recaer.
-¿Cómo piensan lograr eso?
-A través de la educación y de la integración laboral. Estamos trabajando en ambas cosas. Tenemos una especie de pre alta, donde se puede salir a trabajar, pero siempre en un entorno controlado. Ellos deben volver y seguir con su tratamiento. Los estamos monitoreando permanentemente.
-Finalmente, ¿de qué forma pueden llegar hasta ustedes?
-A través de Facebook con el nombre Renace Chile. También tenemos una página web con el mismo nombre.
"Me fui a estudiar a Santiago y me perdí en el alcohol, las drogas y el carrete",
Vladimir Flores,, terapeuta de "Renace Chile""
"Aunque hay más necesidades que recursos, nosotros hacemos todo lo posible por mantenernos bien. Quienes están acá no saldrán a la calle a pedir",
Vladimir Flores"