La tradición del local "San Pablo" está a punto de desaparecer
Tras 80 años siendo uno de los locales más populares del sector de calle Maestranza, la casa donde funciona está a la venta. Mario Caroca, su actual administrador, asegura que los tiempos mejores no llegaron al clásico establecimiento.
Mario Francisco Caroca Rubio es quizás uno de los últimos comerciantes antiguos que van quedando en el sector de calle Maestranza.
Hace 35 años que está a cargo del local San Pablo, conocido por todos como el "Caroca", el que está funcionando en la esquina de Libertad con Maestranza desde hace más de ochenta años, cuando Pedro Pablo Rubio, abuelo materno de Mario, se instaló junto a su señora Blanca Sepúlveda Catalán en este lugar, realizando una construcción de adobe que armó con sus propias manos, siendo actualmente la casa más antigua del tradicional barrio de la ciudad puerto.
"Mi abuelo hizo todo esta casa que comenzó primero como almacén. Ellos venían del campo, del sector de Navidad, y cuando llegaron acá era totalmente rústico. De hecho él criaba animales, caballos, corderos, gallinas, de todo en el patio de la casa, porque es un terreno de 600 metros. Esta es una de las casas más viejas acá del sector de Maestranza", relata Mario Caroca.
Justamente fue su padre, Mario Caroca Arenas, quien tuvo la tarea de ayudar en el trabajo familiar, ya que tras la muerte de don Pedro Pablo Rubio, faltaba alguien que acompañara a la señora Blanca Sepúlveda en las labores del restaurante que se había especializado con el paso del tiempo en comida con las tradicionales recetas caseras.
"Se cocinaba harto perol, un plato típico de acá, y otras preparaciones como cazuela, causeo, huevo cocido, patas de chancho, y muchas cosas que ahora se ven poco. Cuando murió mi abuelo, mi padre, que trabajaba como guardia para la empresa ferroviaria en una estación que quedaba donde está actualmente la municipalidad, tuvo que comenzar a acompañar y ayudar más a su madre. Como ferroviario ganaba buena plata pero finalmente tuvo que venirse al local, y gracias a él también se empezó a conocer como el 'Caroca'. Cuando venía a almorzar atendía un ratito, ya que el negocio en esos tiempos era bastante bueno", detalla el sanantonino.
Gran cocinero
Con el correr de los años su padre tuvo que dedicarle el ciento por ciento de su tiempo al local San Pablo, por lo que comenzó a imitar y replicar todo lo que había aprendido mirando a sus padres Pedro Pablo y Esmeralda.
"Vendía empanadas, pescado frito, y yo que iba en la escuela le ayudaba también. Este es un trabajo de generaciones, que se ha ido traspasando con el paso de los años", reconoce Mario, quien destaca la calidad de su padre en la cocina.
"Lo venían a buscar todos los clubes deportivos para que fuera el encargado de hacer las comidas de fin de año para los jugadores y dirigentes. Así se hizo amigo de mucha gente ligada al fútbol amateur sanantonino y juntos iban a ver los partidos de San Antonio Unido. De hecho también jugaba en el Unión Católica, que es el club de la familia porque es de acá del sector de Barrancas. Un sobrino juega aún en el Católica, es el único que va quedando", admite.
Adiós al barrio
Lamentablemente, el sector donde está instalado el local San Pablo ha perdido el protagonismo con el que contaba décadas atrás y muchos de los antiguos comerciantes prefirieron vender sus propiedades y emigrar.
De hecho, desde el año pasado que el inmueble donde se ubica la casa familia de los Caroca está a la venta. "El local más antiguo que había en el barrio era el 'Nartahua', conocido por todos como 'El Pipeño'. Pero cerró hace algunos años porque la cosa no está muy buena por acá para este tipo de negocios antiguos. Aparte que ha ido muriendo harta gente que eran nuestros clientes y las nuevas generaciones prefieren otro tipo de locales donde ir", reconoce el sanantonino que actualmente tiene 61 años.
Según la visión de Mario Caroca, actualmente "la gente tiene otras prioridades en qué gastar la plata. De hecho acá ya no estamos haciendo almuerzos porque venía poca gente a comer y ya no convenía. Lo único que ofrecemos es vino, cerveza y bebidas. Más que nada lo tenemos abierto para mantener el local y no aburrirme, porque esto es lo que he hecho desde que tengo 26 años".
Un Local de respeto
Tras la muerte de su padre, a Mario Caroca no le quedó otra que tomar las riendas del San Pablo. Su madre, Teresa Rubio Sepúlveda, no podía estar sola en la cocina y después ir a atender, por lo que el trabajo le hizo un llamado casi de forma obligatoria.
"Se necesitaba alguien que trabajara pero no podíamos tampoco gastar plata en pagarle a alguien, así que me tocó a mí acompañar a mi madre. Así fui tomándole el gusto a este trabajo", explica, afirmando que "cuando lo pienso, creo que me hubiera gustado haber estudiado para ser profesor de educación física, ya que me gustaba mucho el tema deportivo y de la preparación física. Eso me gustaba. Después de salir del colegio trabajé en el puerto cinco años y como ayudante de electricista de un tío en la construcción".
Mario Caroca comenta que durante estos 35 años que lleva tras el mesón del local "se han acumulado miles de anécdotas que hasta el día de hoy nos hacen reír con la gente que viene. Este es un local de mucho respeto, que la gente que viene lo cuida mucho. Nunca ha pasado nada en todo este tiempo. Acá abrimos a las diez de la mañana hasta cerca de las nueva de la noche, pero la verdad que los mismos clientes se van solos y yo ahí cierro".
-¿Le ha ayudado el tema de los cruceros y del anuncio de megapuerto para su local o los que están acá en este barrio?
-La verdad que eso no nos ha afectado ni para bien ni para mal, no se ve ni más ni menos gente, así que vienen los mismos de siempre.
-¿Qué va a sentir cuando la casa de su abuelo sea vendida y el local San Pablo se acabe?
-Seguramente que nos va a dar algo de nostalgia, pero con el tiempo nos vamos a acostumbrar como pasa con todas las cosas. Se va a ir la última casa antigua del sector de Maestranza.