Los venezolanos que embellecen a los vecinos de la población Arellano
Andrés Olavarrieta, junto a una prima y un amigo, se abre paso con una peluquería y barbería en el popular barrio de Cartagena. "La gente está muy contenta porque los precios son económicos", dice el joven inmigrante.
Andrés Arnoldo Olavarrieta Flores tiene 26 años y vive en Cartagena desde el 2016. Se siente un afortunado, confiesa, porque le ha tocado vivir la parte linda de la inmigración.
"Comencé trabajando en la cocina de los restaurantes de la costanera, acá en Cartagena, y luego fui garzón. Me han tratado súper bien. A diferencia de otros lados y a lo mejor por suerte, mis jefes han valorado harto mi trabajo", agrega este oriundo de la ciudad de Barinas, en Venezuela.
Andrés se vio obligado a dejar su tierra natal por la profunda crisis en la que está sumergido el país. Los problemas económicos, la inestabilidad política y la tensión social han convertido a Venezuela en un lugar complicado para vivir.
"La situación en mi país está muy difícil, muy tensa. Por lo mismo uno busca mejores alternativas debido a la violencia y la falta de oportunidades", afirma, para luego asegurar que su primera opción, cuando decidió buscar un mejor futuro, fue Quito.
"Mi primer destino era Ecuador. Allá duré cuatro meses porque había poco empleo y muy pocas oportunidades. Después me vine a Chile. Acá fue distinto. Uno tiene la oportunidad de crecer laboralmente y también como persona", detalla el joven venezolano.
Andrés agrega que "acá mi jefa me valoró a diferencia de otros empleos que tuve. Yo trabajé en el restaurant Cartagena. Ahí me ayudaron mucho, incluso para montar la peluquería. Con esas cosas uno queda muy agradecido".
Periodista
Andrés estudió periodismo en Barinas. Es licenciado en Comunicación Social y está a la espera de que llegue su título desde Venezuela. Mientras tanto, se dedica a trabajar como barbero, una de sus grandes pasiones.
"Para costearme la carrera de periodismo trabajé como barbero. Así pude terminar mi profesión y hoy estoy haciendo esto mismo (peluquería) en la zona", comenta en la Barbería Cartagena, ubicada en la esquina de la avenida costera Ignacio Carrera Pinto con José Arellano.
"Montamos la 'barber' con el nombre Cartagena porque no había ninguna que llevara el nombre de la comuna y eso que hay varias. Entonces quise que se llamara así porque acá me han tratado muy bien. Le he tomado harto aprecio a la gente, porque me han abierto las puertas, me han dado oportunidades. He conocido a grandes amigos. Por eso quise darle el nombre de Cartagena", recalca.
Su socio
Hace ya cuatro meses Ángel Lizcano (23) arribó también desde Barinas. Con Andrés mantienen una amistad desde hace varios años. Es por esta razón que se unieron para no solo llegar a los hombres, con la barbería, sino también a las mujeres.
"Soy barbero, he trabajado durante mucho tiempo con hombres y quería que a la Barbería Cartagena también vinieran mujeres y la familia en general. La idea es que cuando la familia salga a cortarse el pelo no se repartan por toda la comuna y vengan todos acá", invita Andrés Olavarrieta.
Uno de los servicios más solicitados por los vecinos de Cartagena y, sobre todo los de la población José Arellano, son los degradados, mientras que las mujeres buscan las mejores técnicas para sus alisados.
"Las chicas lo que más piden es la keratina traída desde Venezuela. La gran diferencia es la duración. Los productos que se venden acá resisten hasta tres meses, mientras que los que traemos nosotros, desde los cuatro meses", compara Andrés.
Los precios van desde los $4 mil pesos el corte de pelo para varones, y desde los $12 mil, los alisados con keratina.
"Nuestro país es muy reconocido por la belleza de sus mujeres y eso tiene que ver mucho con los productos de estética que utilizamos en Venezuela. Ahorita viene el invierno y con la humedad se hace difícil mantener el pelo liso, sin embargo, con los productos que trabajamos se hace todo más fácil y mejor", asegura el joven periodista.
-¿Qué opina la gente del servicio que ofrece la Peluquería Cartagena?
-La gente está contenta porque los precios son económicos para el nivel de los productos. Estamos ubicado en el sector Arellano, una población que nos ha tratado muy bien y siempre les hacemos descuentos a los clientes. Personas de Santiago estaban sorprendidas porque allá llegan a pagar hasta 80 mil pesos por estos mismos alisados.
Incluso, como rememora Andrés, para marzo pasado rebajaron los precios debido al ingreso de los alumnos a los colegio.
El calor caribeño
Pese a que cuenta con la compañía de su amigo Ángel Lizcano y, hace pocos días, con el de su prima Adriana Flores (18), también venezolana experta en el trabajo de uñas, Andrés sigue extrañando su tierra caribeña.
"Con mi prima siempre tuvimos una relación especial. También llegó buscando algo mejor", comenta Andrés.
Como confirma su familiar, la situación de Venezuela está muy complicada "y uno sale buscando algo mejor para su familia y también mejorar la calidad de vida que es muy importante".
Adriana además comenta que en su país "el sueldo no alcanza y no puedes salir muy tarde por las noches porque te pueden hasta matar por dinero o un simple celular".
"Todas estas cosas te hacen huir de Venezuela. En un futuro me gustaría estudiar una carrera y ejercer acá en Chile", confidencia la joven con mucho entusiasmo.
Su primo se comprometió a ayudarla para que salga adelante. "Me siento como responsable de ella. Es mis ojos. La ayudaré en lo que necesite para que sea feliz", remarca Andrés.
"Se extraña mucho el país de donde uno viene. Su comida, el clima, la familia. Yo allá no vivía en la playa y las que conocía son del caribe. A diferencia de Venezuela, aquí el agua es mucho más helada, fría. Allá son más calentitas. No sabía que acá era tan helada el agua del mar. En todo este tiempo me he tirado como dos veces al agua", cuenta entre risas.
La peluquería de estos tres jóvenes venezolanos abre al mediodía y cierra a las 22 horas, de lunes a viernes.
Está ubicada a un costado del estadio Municipal de Cartagena y, como dice Andrés Arnoldo Olavarrieta Flores, "los invitamos a todos para que vengan".
"Yo sé que soy un afortunado por la forma en que me han tratado en Chile como extranjero. Sé que hay personas buenas y malas, tanto chilenos como extranjeros, como sucede en todas partes. Espetamos con mi amigo y mi prima hacer lo mejor para que la gente se vaya contenta", culmina.