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El recién asumido prefecto de San Antonio, teniente coronel Juan Pezoa Ponce se describe como un carabinero de terreno. Es por eso que el homicidio de Bastián Morales (20) ocurrido la noche del domingo en El Quisco lo llevaron hasta el balneario para conocer un poco más del lugar y trabajar en terreno con la autoridad para que hechos como el registrado en el sector de La Cantera no se vuelvan a repetir.
"Este es un hecho determinado al cual no puedo referirme porque está en proceso de investigación", dice el oficial sin querer ahondar más en el tema.
Para este carabinero, el trabajo con la comunidad es muy importante pero también es primordial recuperar la confianza que los chilenos tenían en la institución y que debido a los últimos escándalos en que se han visto envueltos algunos altos mandos se ha visto perjudicada.
"Queremos que la ciudadanía vuelva a recuperar la confianza en nosotros. También queremos que los carabineros tengan más cercanía con la gente y más éxito en las diligencias policiales y en la atención a público", comenta.
-¿Ha sido difícil recuperar esa confianza?
-Sí. En marzo en las encuestas estábamos como en 30 por ciento y ahora estamos en un cincuenta y tanto por ciento. La gente se ha dado cuenta que somos casi 60 mil hombres, entre oficiales y carabineros, y no somos todos los involucrados.
Asimismo asegura que desde los altos mandos la instrucción es categórica:
"La instrucción es que ante cualquier ilegalidad, abuso de autoridad o delito serán expulsados de la institución", recalca.
Criminalistica
Con casi 30 años en la institución, este teniente coronel tiene una vasta experiencia en criminalística, la cual incluso lo llevaron a fundar el actual laboratorio en la ciudad de Talca.
A los 19 años y a pesar de que su madre quería que fuera sacerdote, ingresó a la institución motivado principalmente por servir y hacer justicia. Dice que desde muy joven tuvo claro que debía hacer algo al respecto. "En Santiago vivíamos al lado de un liceo de hombres y a mi hermana siempre la molestaban. Yo salía a defenderla porque algunas veces le pegaban hasta agarrones. Me cargaba la injusticia y creo que por eso me hice carabinero".
Antes de llegar a San Antonio estuvo tres meses a cargo de las comisarías de Calama y San Pedro de Atacama, en la Provincia del Loa, en la Segunda Región. Pero eso no es todo porque también estuvo trabajando siete años en Valparaíso en diferentes unidades policiales y anteriormente a eso estuvo por 11 años en Criminalistica donde le tocó investigar hechos que marcaron su carrera.
Entre sus miles de recuerdos se le viene a la mente la muerte de un indigente en Santiago donde Pezoa tuvo que periciar el sitio del suceso y así descartar la participación de terceras personas en el deceso de este hombre.
"El señor falleció producto de una cirrosis fulminante y nosotros llegamos a trabajar el sitio del suceso con mi patrulla ya que podía ser un homicidio u otra cosa. Cuando llegamos el cuerpo estaba tapado, lo revisamos y una vez que terminamos de trabajar se acercaron unos cuatro indigentes ya ancianos y me pidieron permiso para despedirse de su amigo. Eso me marcó un poco porque ellos podrían haber vivido en situación de calle pero habían sentimientos y afectos detrás. Eran conocidos porque vivían todos en el mismo sector, pero el grado de amistad por ese señor que falleció me marcó ya que muchas veces en la humildad más grande está el afecto y el cariño", recuerda.
-¿Y la maldad, en qué caso la pudo ver?
-Me tocó hacer unos peritajes en el caso del Tila (Roberto Martínez Vásquez) e investigar dos de sus ataques a matrimonios. Ahí vi la maldad porque era un tipo con rasgos psicopáticos claramente, con un grado de violencia de no respeto al ser humano que me dejó marcado. Uno piensa cómo pudo hacer tanto daño pero ahí tú entiendes que el ser humano, con ciertas patologías psicológicas, es capaz de hacer un daño irreparable.
En sus años de trabajo policial, este oficial de 48 años también ha tenido que enfrentar la delincuencia cara a cara. Mientras era la Sección de Investigación Policial (SIP) en Valparaíso le tocó acudir al asalto a un banco donde un guardia resultó herido.
"Yo iba con otro funcionario al lugar cuando me encuentro con uno de los delincuentes que andaba armado. Le disparé y lo lesioné, pero no lo maté", relata.
-¿Qué pasa por la cabeza de un carabinero en un momento como ese?
-En el momento uno reacciona, pero después te das cuenta de la situación que uno vive y de inmediato se te pasan por la cabeza la parte familiar porque uno está en un momento de riesgo.
Luego agrega que "después viene una sensación rara por haberle disparado a una persona. Nosotros no estamos preparados para matar. Estamos preparados para defender o defendernos pero no para matar".
Trabajo en la comuna
El 14 de abril llegó a la comuna puerto para hacerse cargo de la Prefectura de San Antonio. A pesar del poco tiempo, el oficial