Con liturgia recordaron a los hombres que fueron lanzados vivos al mar
Con una liturgia en la parroquia Santa Luisa de Marillac, en Barrancas, familiares y amigos recordaron a los tres sanantoninos que fueron lanzados vivos al mar por agentes del Estado tras el golpe militar de 1973, de acuerdo a declaraciones entregadas a la justicia por el suboficial del Ejército (r), Juan Guillermo Orellana.
A la ceremonia acudieron unos cien deudos con sus rostros llenos de dolor y lágrimas. La comunidad sanantonina escuchó atentamente, con mucho respeto y recogimiento, las palabras del párroco español Javier Santamaría. "Los hechos están a la vista, excepto para los que no quieren verlos. Detenciones, torturas, asesinatos, desapariciones. Los tres despedidos sufrieron muertes salvajes y bestiales, en un San Antonio que tuvo en Tejas Verdes el centro de la represión. Fueron lanzados vivos al vacío, al mar, bien atados de pies y manos, amordazados, con peso en sus pies, sin duda, para que sus cuerpos no flotaran y nunca fueran devueltos por el mar. Los recordamos a casi 44 años con cariño, con gran dolor. Esperamos que se conozca la verdad de todos los casos de desaparecidos", manifestó el sacerdote, refiriéndose a los sanantoninos Ceferino Santis, Luis Norambuena y Gustavo Farías.
Antonieta Santis, hija de Ceferino, leyó con profunda emoción una declaración pública de los miembros de la Asociación de Chilenos de Winnipeg, en Canadá. "Hemos reaccionado con dolor y espanto ante la noticia de la comprobación de la práctica criminal de los vuelos de la muerte durante la dictadura", expresó ante el público.
"Los hechos están a la vista, excepto para los que no quieren verlos",
Padre Javier Santa María"